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jueves, 9 de noviembre de 2017

EL CAUCE

EL CAUCE
DUNIA SÁNCHEZ
Dos existencias envueltas en nubes de pensamiento. Caminan y caminan hasta ser bañados por un océano donde la alegría del vivir es ola que viene y va en sus enterezas.

Y: Vamos por el cauce hacia abajo soplando las flores caídas a ras de nuestra mirada.
X: Y, a dondé llegaremos, te pregunto. Siempre con la ruta serpenteante de este río que parece interminable, eterno en mis pisadas gastadas.
Y: No sé, me preguntas y yo no tengo la respuesta. Solo, los alisios cubrirán nuestra espalda y continuaremos como naves rebosadas de amor hasta el final. Ese final donde sus aguas rápidas se expanden en el océano.
Y: Estás enganchado a mi mano que tira y tira en la huída de rostros opacos, obtusos a nuestro enlace con los astros venideros.
X: Rápido, rápido. Avisto el horizonte donde las pardelas hacen huecos en los acantilados. La mar cercana. Ese mar que tantos nos adora, que tanto zumba en el agrio retozar de lo cotidiano. Allí nos esconderemos. Seremos alas abiertas a la aventura de la espera. Todo tiene que cambiar. Un calentamiento suspira en la proximidad de esta esfera. Pero, no preocupes, seremos fuerte, seremos aquellos que sobrevivan a las calamidades adyacentes en este mundo.
Y: hablas de penas. Penas originadas en las entrañas de la humanidad, de una existencia materializada en el daño, en la agresión donde duermen, donde sueñan ¿Y los indefensos? Si, los inocentes que de sed y hambre se pudren en la distancia. Ellos son los que tendrían que emerger en la plenitud de un nuevo despertar. Un despertar tranquilo donde las armas solo son apagadas semillas del mal.
X:
Todo tendrá un final como pesadilla del ayer, del hoy. Creceremos en las caravanas donde la paz alzada de mantos blancos nos congregue bajo la hoguera de la nobleza, de la bondad. Sí, creo que llegaremos.
Y llegan a ese océano infinito que ampara la isla. Detrás ya han dejado el cauce del barranco, un barranco que se encoge a medida que se aproxima. Una playa. Una libertad. Una certeza. Y, ahí van al encuentro de la armonía, de la paz, del equilibrio entre tierra y humanidad.

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