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lunes, 14 de agosto de 2017

LA CONDICIÓN DE LO ABSURDO

LA CONDICIÓN DE LO
 ABSURDO
CRISTINA COVO GÓMEZ
Con frecuencia el ser humano tiene que abordar la angustia de vivir, sin saber a ciencia cierta a dónde se dirige. La aventura de la vida se torna sin duda en la más difícil de todas, no nos prepararon para ella, no podemos nunca predecir cuáles serán los resultados que obtengamos.

Hubo una época en que la Humanidad se rebeló contra la autoridad, entonces llovieron palos. Hubo una época en que se logró cierto espacio de libertad, entonces llegó el libertinaje. Siempre hay un rincón para la queja y el inconformismo, no estamos nunca seguros de nuestra realización y plenitud.

Las expectativas del individuo pueden chocar cruelmente con la realidad: la sociedad no está preparada para responder a ellas, tal vez sea la propia persona la que pone el listón demasiado alto. En cualquier caso la respuesta no está “ahí fuera”, se siente caer desfondadamente en el vacío y el sinsentido cuando no se encuentra lo que se busca, o cuando se busca desesperadamente.

Los graneros se diseñaron demasiado grandes para lo que se iba a almacenar dentro. Nos enseñan a caminar pero no nos explican donde está la meta, nos dicen cuál es el camino pero no sabemos si el rumbo que llevamos nos hará felices.

Ante el modo de enfocar este dilema recurro al pensamiento de Albert Camus: se puede abrazar la rebeldía como última respuesta ante lo que parece el sinsentido, se puede recurrir (en último extremo) a poner fin  a todo voluntariamente y optar por el suicidio. Se puede también aceptar el absurdo, antes que  la vía cobarde y desastrosa; es mejor vivir en el absurdo que no vivir.

Levántese por la mañana aunque no espere nada de sus semejantes. Aféitese. Salga a caminar. Intégrese en el escenario en el cual usted es un miembro más. No haga preguntas. No piense más de la cuenta.
Dese cuenta que el absurdo es siempre la mejor opción… a falta de otras cosas.

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