OH MAR...
Bajar donde las
rocas agrietas se nutren de la entereza del oleaje. La calma viene, encogida en
paredes blancas donde los ojos se yerguen en la nada. Los sueños engendrados se
vuelven aves azules con el grito del tacto, suave, tierno ¡La belleza de las manos¡…emergen
con plumas verdes en el ascenso de un océano venerando la naturaleza, perfecta.
El pensamiento se embelesa con el rumiar sincero, honesto de esas ondulaciones
que nos atrapan en el andar por su faz ¡Oh mar¡ Ven…ven aquí, donde las
pardelas para retornar su vuelo en los sueños del mañana ¡Oh mar¡ Ven…ven aquí,
ínsulas de espejos donde nuestra imagen inundan
los pacíficos pasos de la jornada. Valientes, estamos aquí,
alimentándonos del eco de la espera. Puentes eternos nos adormece, nos cuenta
del silencio mientras la paz silba el brío de la existencia…pronto,
¡pronto¡…con el alba de cerrados ojos, sin darnos cuenta del final del todo de
la sangre desalojando la inocencia ¡Oh mar¡ Ven…ven aquí, vestidos de granadas,
de balas confundidas en los desiertos del ser. Cansada. Sí, cansada, plomizas
espaldas pesan en nuestras huellas arrebatadas por la ventolera voraz de una
esfera punzante en sin la razón ¡Oh mar¡ Ven,…ven aquí, cantemos el himno del
fin, del final de todo lo aberrante a esta especie llamada hombre, mujer en los
albores del renacer ¡Oh mar¡ Ven…ven aquí, solo el tiempo enaltecerá el
equilibrio, la armonía de este mundo. Por ahora detengámonos, censuremos cada
desgarrado chillido, cada envenenada lengua,
cada maltrato a nuestros sentidos.
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