SE NOS FUE UN GRAN MÚSICO:
MARIANO LUIS ACOSTA.
ROBERTO CABRERA
MARIANO
SOBRE EL ARCOIRIS
Pero
la fe se acaba en los corredores y la noticia llega poco a poco, en sobresaltos
y urgencias como las traicioneras complicaciones cardiovasculares. Mariano Luis
Acosta, murió como le ocurre a tanta gente, el día de su cumpleaños. Había
nacido en el año 37, casi con la guerra civil. En Los Llanos de Aridane siendo
aún un niño se inició en la banda de música de su ciudad y con solo 14 años y
con permiso paterno, participaba como trompetista en orquestas como Los 5 de
Palma o la célebre Bolero. En alguno de aquellos bolos o mágicas verbenas
veraniegas conoció a la que sería hasta el día de ayer su compañera, la poeta
Olga Rivero Jordán.
Tras
su actividad sindical y política que comenzara junto al inolvidable Justo
Fernández en defensa de las condiciones de trabajo de los operarios de la
banca, volvió a empuñar la trompeta, esta vez ya en Tenerife para a comienzos
de los ochenta emprender la aventura del jazz que tanto le fascinó desde que
escuchara por primera vez el timbre de Louis Armstrong, de forma ininterrumpida.
Una
vez que lograra profundizar en su sintaxis y gramática, su empeño se centró en
las músicas de raíz y fusión, en especial en las norteafricanas, antes y
después de su viaje a Cabilia, que tanto le marcó, aunque hiciera
otros a La
Habana o Dakar.
En
todo ese trayecto de al menos una treintena de años compartió escenario con
toda la pléyade de músicos que quepa imaginar, no sólo insulares sino de
Senegal, Brasil, Marruecos o Austria. Algunos de sus conciertos más memorables
fueron los de África Vive cuando Youssou N´dour visitó la isla, o el último
Musagadir en el Museo de la Ciencia y el Hombre, hace apenas un par de años.
De
todas sus grabaciones que rondan la decena, destaca el laborioso trabajo en
Música para Namu, trasladando a la trompeta los arreglos en jazz de la música
herreña más ancestral.
De
uno de los últimos sextetos en la trayectoria de Gato Gótico quedan: Olga Luis,
su hija saxofonista, el batería José Juan López y el bajista Roberto Cabrera,
porque Mariano Luis, Ruskin Herman o José Pedro Pérez viven en la gloria del
jazz insular para siempre.
Roberto Cabrera
Gato Gótico
Y escuchen este temazo
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