MADRES A CONSECUENCIA
DE UNA VIOLACIÓN
ILKA OLIVA CORADO
A
esta hora en cualquier calle, bar, rincón, casa y montarral de Latinoamérica,
están violando a una niña, adolescente y mujer, en los próximos cinco minutos
serán docenas más de abusadas, al medio día serán cientos y al llegar la noche,
miles. De ellas la mayoría serán golpeadas, muchas asesinadas en crímenes de
odio, algunas desaparecerán y jamás se sabrá de ellas, posiblemente mueran en
los infiernos de la trata de personas; y de otras aparecerán sus cuerpos
desmembrados en cualquier calle, en una bolsa de basura o un costal. De esas
niñas, adolescentes y mujeres violentadas, cientos quedarán embarazadas.
Serán
obligadas a parir hijos producto del dolor más grande de sus vidas,
producto del ultraje, de la violencia, de la burla a su dignidad. Una sociedad
carente de sensibilidad las obligará a parir, un estado patriarcal y machista
las obligará a parir, el silencio de los justos las obligará a parir. Serán
madres.
A
esta hora en cualquier calle, bar, rincón, casa y montarral de Latinoamérica,
hay niñas, adolescentes y mujeres pariendo hijos producto de una violación.
Diremos que ellas se lo buscaron, por cuscas, por sometidas, por putas o que
pobrecitas pero que la vida no es justa y que eso les tocó vivir y ni modo. Tal
vez digamos que son unos malditos los que las violaron, eso por decir algo
nomás, como un cumplido. Y también diremos que ese angelito que lleva en el
vientre no tiene la culpa, que es bendición de Dios.
Las
señalaremos si en sus ideas remotas se les ocurre abortar, entonces sí
conocerán nuestra furia: de hipócritas, cachurecos y descarados. Entonces sí
nos iremos con todo sobre ellas, sin piedad y las vamos a flagelar, las vamos a
estigmatizar y a revictimizar, para que no sean inhumanas, para que aprendan a
respetar la vida, para que no sean animalas. Nosotros como representantes de la
santidad del Todo Poderoso seremos jueces y si es necesario mandarlas a la
cárcel, lo haremos, ¡por asesinas! Pero del violador no diremos nada, nos vamos
a compadecer porque pobre tipo, fue provocado y ni quién se contenga cuando una
puta se le ofrece. Cuando una niña le pide que la viole. Si es familiar o
conocido, cerraremos el pico, no diremos ni pío y ni qué decir de enviarlo a la
cárcel, ¡por violador!
A
esta hora, en cualquier calle, bar, rincón, casa y montarral de Latinoamérica
hay cientos de madres llorando, como lloran todos los días la ausencia de sus
hijos asesinados y desparecidos. Pobres locas que no se resignan, deben
entregar su alma al Señor para que les dé paz. Pero bien merecido tenían
sus hijos morir, por delincuentes y huele pega, por andar en malos pasos, por
que ellas no les supieron poner rienda. Ahí está, tuvieron su merecido. Ahora
que no lloren, que se aguanten por alcahuetas. Por no ser duras con sus hijas
se volvieron putas y mareras, ¡qué se aguanten!
A
esta hora, en cualquier calle, rincón, bar, casa y montarral de Latinoamérica
hay cientos de niñas, adolescentes y mujeres siendo violadas, serán obligadas a
ser madres. ¿Cómo se enfrenta una niña a la responsabilidad de ser madre? ¿Cómo
pretendemos matarlas en vida obligándolas a parir? Ya de por sí, una violación
seca, marca, mata.
Y
cuando nacen esos niños, los estigmatizamos por su origen, por su condición
social. Pero qué puede ofrecer en el desarrollo integral una madre violada, que
vive en la miseria, que no logró desarrollarse, que la mataron en vida. Que la
obligaron a parir siendo niña o adolescente. Que siendo mujer la mutilaron.
Somos
una cadena, todos formamos parte del círculo de la violencia de género. Aquí el
que calla otorga.
A
esta hora, en cualquier calle, casa, bar, rincón y montarral de Latinoamérica,
hay miles de niñas, adolescentes y mujeres siendo violadas. A esta hora, en
cualquier calle, casa, bar, rincón y montarral de Latinoamérica, hay miles de
mujeres pariendo hijos producto de una violación. ¿Y si seríamos nosotros? ¿Si
seríamos nosotros estaríamos en contra del aborto?
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