UN PAÍS DE QUIJOTE
EVA NAVARRO SAN LUIS
(… Se abre el telón. Dos
viejos conocidos conversan)
- Pregunto yo, mi señor Don Quijote, qué tierra maravillosa será
aquella que se abre ante nuestros ojos.
- Aquella, querido Sancho, es España,
tierra de putas y de ladrones donde las haya, que habiendo llegado al tope de
la corrupción, está bien apagada y hundida en la miseria.
- Y ¿cómo puede ser esto mi señor?
- Acuérdate, amigo Sancho, que las
naciones prósperas gobernadas por rufianes y maleantes salen muy mal paradas.
Este país, que en otro tiempo gozaba de soberanía es hoy la sombra de lo que
fue. Los follones y las escandaleras abundan por doquier y día si día no sale a
la luz algún que otro chorizo, que si bien no sabemos a qué partido pertenece,
sabemos que se le ha dado buena maña en meter las manos donde no debía,
poniendo todo su ingenio en largarse con la gallina y los huevos y todo lo que
pille por el camino
- Y los jueces, ¿qué tienen que decir a
esto?
- Los jueces, mi buen Sancho, hacen la
vista gorda. Si eres un pobrecito que roba para comer te meten entre rejas de
momento, pero si perteneces a buena familia se echan todos de barriga como
quien no tiene parte ni entendederas y entonces si robas cincuenta cuando te
cogen ya has despachado veinticinco
- Entonces, ¿dice vuesa merced que la
justicia no es igual para todos?
- Ni lo es ni lo ha sido nunca, mi buen
Sancho, aunque en estos tiempos que corren la putrefacción es tanta que hay que
taparse las narices, hay marrones por todos lados y se echa de ver la moral y
las buenas costumbres de las personas.
- Paréceme a mí, mi señor don Quijote,
que este país no es para nosotros y que estando en las manos que está poco
progreso vamos a tener aquí.
(Cae la tarde. Don
Quijote y su escudero siguen buscando comida y
posada)
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