EL JUEGO DE LA LEY
EVA NAVARRO SAN LUIS
La
condición más preciosa del ser humano es la libertad. Y esa libertad está
recogida en la expresión que todos conocemos como libre albedrío. El libre
albedrío no existe en esta sociedad en que vivimos y de cara a la ley ya
estamos muertos. ¿Cómo y cuándo perdimos este tesoro tan valioso? En el momento
en que damos nuestro consentimiento para dejar de ser libres. Este
consentimiento puede venir a través de un contrato, una declaración y cualquier
cosa formal tipo documento que nos involucra desde el momento que damos nuestro
visto bueno al asunto a través de una firma. Esto, que a simple vista resulta
algo tan simple de entender, pasa desapercibido en las acciones que llevamos a
cabo, es el medio del que se vale la ley para llevarnos a su terreno.
Si
usted firma un contrato y adquiere un compromiso mediante ese acuerdo no es
realmente usted quien figura en él, es la persona a la cual la ley “amarra”
mediante esa firma. Por tanto usted se identifica con el ser o persona ficticia
que se ha creado bajo dicha firma. Esta es la que realmente responde ante los
tribunales y las cortes.
Este
es el juego de que los jueces y abogados se sirven para condenar o liberar a
una persona. ¿Cómo se explica que una cosa como la marihuana, producida por la
tierra pueda convertir en delincuente a la persona que la toma, mientras que
los ladrones de guante blanco andan sueltos justificando ser ciudadanos
honorables?
Al
dar nuestro consentimiento y nuestra firma quedamos atrapados en esta tela de
araña porque nosotros ya hemos caído en la trampa del sistema y hemos
renunciado a la libertad primera que se nos ha otorgado.
Por
encima de la ley de los hombres, está la ley del universo mismo. Hay que ser
honestos con él porque él observa todo lo que hacemos. Nadie puede cuestionar
nuestra libertad (porque siempre fuimos libres). Renunciamos a ella el día en
que nuestro consentimiento nos hizo entrar en el juego de palabras, en el orden
ya corrompido que nos captura desde bien temprano por no haber sido conscientes
de todo lo que perdemos y de aquello a lo que nos comprometemos con una simple
firma. Por tanto atrévase a responder a partir de ahora:
NO ACEPTO ESTA
OFERTA, NO CONSIENTO ESTE PROCEDIMIENTO
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