CUBA, LA ISLA DE LAS UTOPÍAS
ANAHI
RUBIN
Mi
primera visita a Cuba, fue con motivo
del primer encuentro argentino cubano de psicología. Éramos alrededor de 100
psicólogos argentinos; mayoría de ellos, clase media alta y con muchas
presunciones acerca de la situación política y social de la isla. Interesante
experiencia fue verlos llorar en el aeropuerto José Martí, cuando regresábamos
a Argentina, conmovidos por todo lo vivido a lo largo de tres semanas en Cuba.
No
había tantos turistas en esos años, ni se veían negocios o emprendimientos
privados como los que observé en este,
mi segundo viaje.
Diez
días caminando por La Habana y Santiago de Cuba me sirvieron para comprobar que
a pesar de algunos cambios, la esencia
de la revolución permanece intacta. Salud y Educación siguen siendo los pilares
de la revolución; ningún cubano paga por esos servicios; si, hay gente
proveniente de otros países que vienen en busca de medicación para tratar el
cáncer. La medicina cumple un objetivo social,
los médicos e investigadores cubanos han creado medicamentos que ayudan
al tratamiento de esa enfermedad.
Caminando
por el vedado se puede encontrar estudiantes africanos o de otros países
pertenecientes al tercer mundo a los cuales el gobierno Cubano les ofrece
educación en forma gratuita. Parece raro
que un país con tantas necesidades económicas y con un bloqueo criminal de la
primera potencia del mundo, tenga capacidad y sobre todo conciencia
internacionalista para continuar colaborando en la formación de miles de jóvenes
de todo el mundo.
Algunas
de las dificultades con la cual se enfrentan los cubanos es la
problemática para acceder al internet en cualquier lugar; por
ahora solo hay acceso en algunas zonas, donde la gente se agrupa, además de obtener el acceso a la web, también es una
forma de compartir la calle. Con todos los cubanos que pude conversar,
expresaron la capacidad de soportar las vicisitudes así como crear soluciones y
seguir el camino que en el año 1959 empezaron Fidel y Raúl.
En
mi caminata por La Habana,`` tropecé
‘’con muchos turistas norteamericanos y sus miradas absortas esperando encontrar ``monstruos’’, policías
reprimiendo, chicos pidiendo golosinas, ciudadanos cubanos pidiendo a gritos
escaparse rumbo a la libertad capitalista; por supuesto se encuentran con otra
realidad; como le sucedió a un joven
americano ,con el cual mantuve una charla
en Casa de las Américas, donde se
encuentra haciendo un curso de español -`` Nos mintieron todo el tiempo en
Estados Unidos con respecto a Cuba; hay mucha seguridad, volví anoche de
Camagüey a la madrugada, sin problemas, la gente es muy amable aquí’’,
comentaba el joven.
De
todos modos, es verdad que los`` gringos’’ o al menos muchos de ellos, cambian
de actitud , cuando descubren que les
habían hecho creer algo inexistente - una realidad producida por
CNN en asociación con los cubanos de
Miami- ;entonces se relajan e intentan aprender a bailar el ``son’’ acompañado
de un vaso de ron. Entre romances, música y licores la mayoría vuelve contenta,
de haber disfrutado unos días sin noticias de
Donald Trump.
También
tuve oportunidad de hablar sobre el tema de la mujer, con coordinadoras de la Federación de Mujeres Cubanas. Esta
organización fue creada en 1960 y dirigida por Vilma Espín por 40 años. Vilma
fue una revolucionaria, quien dirigió la
resistencia civil en Santiago de Cuba desde 1950, contra la dictadura de
Fulgencio Batista, además de pelear luego
codo a codo con su compañero Raúl
Castro, en la Sierra Maestra.
Vilma
falleció en 2007, pero sus continuadoras siguen trabajando por la
representación de las mujeres en todo el país. Temas como la violencia
doméstica; entre otros, son tratados a través de los Centros de Orientación,
donde las mujeres son asesoradas por psicólogos, abogados, trabajadores
sociales para mejorar sus conflictos y relaciones a todo nivel.
Podría
seguir escribiendo horas sobre todo lo que viví en 10 días , pero la realidad
que es muy difícil transmitir sentimientos , todo es muy fuerte; La Habana, es
una ciudad que vibra todo el tiempo; una mezcla de casonas coloniales , con
paredes pintadas rememorando a Fidel y su épica revolucionaria. Jóvenes pioneros, estudiantes universitarios,
vendedores de dulces, taxistas de autos viejos, bici taxis, carros con
caballos; pasiones, sonrisas, chistes, deseos de cambios pero sin cambiar la
estructura revolucionaria. Un pueblo orgulloso y consciente que lucha día a día
contra todas las vicisitudes creadas mayormente por el bloqueo.
Y
como dejar de mencionar la experiencia en Santiago de Cuba, una ciudad con
aires provincianos, muchos colores y música; rodeada por la majestuosa Sierra
Maestra, donde empezó la revolución .A
20 minutos de ``guagua’’ se encuentra el cementerio de Santa Ifigenia, donde
está ``sembrado’’ Fidel Castro. Hay que hacer una línea, para poder estar unos
minutos, sacar fotos, o simplemente emocionarse al estar cerca del cubano más
grande que diera esa tierra.
Aunque
la verdad, sentí que Fidel no estaba
ahí, encerrado dentro de esa gran
piedra; nuevamente se había escabullido, como lo hizo en sus más de 600 atentados contra su vida.
Fidel está en las montañas, planeando
nuevas revoluciones. Ya se lo había comentado a Nicolás Maduro, un año antes de
que partiera. ``Yo llego hasta los 90, después sigan ustedes’’.
Ahí
seguimos Fidel; con los maestros de Argentina, con el pueblo Sirio, con los
inmigrantes Mexicanos, con todos los que creemos que luchando es posible otro
mundo mejor; sin muros y con utopías,
las mismas que nos legó la revolución
cubana.
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