ESPAÑOLES: ¿SIERVOS PERMITIDOS DEL EMPERADOR DONALD TRUMP?
ITZAMNÁ
OLLANTAY
Hace
unos días atrás, trascendió el ofrecimiento (por teléfono) del actual
Presidente de España, Mariano Rajoy, al nuevo y controvertido Presidente de los
EEUU., Donald Trump, para ser un “interlocutor” del actual régimen
norteamericano ante América Latina, Europa, Norte de África y Medio Oriente.
Los
resultados de la encuesta también reflejan un aumento de la preocupación de los
españoles por la corrupción y los políticos.
Esta
inoportuna y vergonzosa humillación española vislumbró la refulgente dignidad
democrática latinoamericana materializada en la respuesta del Presidente del
Estado Plurinacional de Bolivia, Evo Morales Ayma: “América
Latina
no requiere de interlocutores. Son tiempos distintos. Tiempos de soberanía”.
¿Qué
visualiza estos comprimidos mensajes irradiados por dos altos dignatarios de
estados?
Mariano
Rajoy representa, no sólo a la conservadora tendencia irreflexiva española,
sino que es la materialización, en las urnas, de la voluntad popular de la
mayoría de súbditos españoles cuya Monarquía jamás permitió asomarse a los
métodos y contenidos de la modernidad ilustrada. En este sentido, es “normal” y
explicable el espíritu subalterno y servil que
expresa
el dignatario ante los deseos del nuevo Emperador norteamericano.
Evo
Morales representa las milenarias resistencias colectivas de los pueblos
andinoamazónicos esquilmados pero no vencidos.
Él no necesitó de los beneplácitos de Emperador o Monarca alguno para
surgir políticamente. Es más, él es producto de las luchas desiguales de los
pueblos contra el Imperio. Por ello, su respuesta ante cualquier amenazante
poder externo también expresa la elegancia y gallardía del espíritu colectivo
de los pueblos que representa.
La
predisposición psicológica subalterna y prepotente del Presidente de España se
configuró en las inconclusas historias de dominado/dominador que sufrieron las
diferentes generaciones de los pueblos de España.
En
el milenio anterior, España despojó a los pueblos de Abya Yala, y de otras
partes del mundo, para fertilizar al capitalismo inglés de ese entonces, y
terminó más atrasado y obstruido que el resto de sus vecinos.
En
el presente milenio, para formar “parte” de la Unión Europea (UE) “moderna”,
tuvo que convertirse en el gendarme y guarda costas de la Europa
“desarrollada”, y así contener la “avalancha” de los africanos en busca del
“banquete angloalemán”. La vigilancia española en el muro de Ceuta y Melilla
evidencia ello. Pero, al igual que en el milenio pasado, España terminó tan
servil y empobrecido que antes.
Bolivia
ha sido colonia de España y de los EEUU. Pero, en los últimos tiempos, la
rebelión democrática de las mayorías subalternizadas derrotó no sólo a las
élites internas pro euronorteamericanas, sino además expulsó al Embajador del
Imperio en Bolivia (DEA y USAID incluidos). Así, emprendió su propio camino
libertario, intentado superar las casi atávicas taras de condición de
colonialidad servil.
Mariano
Rajoy, hundió a la ilusa España nada menos que en el segundo país más
empobrecido de la UE (sólo superado por Grecia). Con casi el 30% de su
población en situación/riesgo de pobreza. Convirtió en desempleados cerca
del
25% de su población.
Evo
Morales, junto a las organizaciones y movimientos sociales, hizo de Bolivia una
referencia mundial en el ejercicio de la democracia intercultural y económica.
Liberó de la condición de empobrecimiento material cerca de dos millones de
bolivianos, sin invadir, ni colonizar, pueblo ajeno alguno. Es evidente que el
ya repudiado Emperador norteamericano ronda en busca de verdugos útiles para
contrarrestar el sentimiento antinorteamericano creciente en el mundo. También
son evidentes las ansias de Rajoy por recuperar los territorios latinoamericanos
para las empresas españolas, y
así
recobrar la “estabilidad” de la economía española. Pero, como bien dice Evo
Morales: “Los países europeos están en crisis económica porque ya no dejamos
que saqueen a nuestros pueblos”.
Si
los pueblos de España lo aceptan, Rajoy puede seguir manteniendo a los pueblos
de ese país en “siervos permitidos” de la UE, e incluso de los EEUU. Pero, que
esa condición servil/colonial sea incluso acosta de la soberanía y dignidad de
los pueblos latinoamericanos, es completamente inaceptable para la razón y la
dignidad latinoamericana.
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