AHORA...
DUNIA SÁNCHEZ
Estoy ahora
ascendiendo por pedregales ausentes ya pinares en la vieja cumbre. Bañada de
leche de cabra murmuro al silencio de estas altitudes. Me hallo sola,
columpiada por cierto sueño enhebrado en las costas de los idos. MI cuerpo
blanco, mis manos ligeras, frágiles, sumidas en un deseo que me hace cimbrar
por cada zancada que doy. Ya estoy en la cima. Un mar de nubes le resta a mis
ojos los sonidos de la civilización. Yerta,
con los brazos en altos clamo una canción…una canción que siempre se
asoma a la llamada de la madre tierra, de los anhelos. Hace frío, no sé, uno o
dos grados. Yo, segura, conforme a la línea serpenteante marcada por las
jornadas me alojo bajo este maravilloso paraje. Intento retroceder, me dirijo a
mis ancestros. Grito “ Venid, venid al
son de un tiempo inexistente, de un tiempo alejado de la celeridad de los días.
Venid, venid aves de este templo de cristal
a picotear cada una de mis emociones, cada uno de mis sentidos en el
rigor de la libertad, de la paz”. Un manantial no muy lejos suena, voy hacia
él. Meticulosa me lavo hasta ser de nuevo yo. También bebo de él, de la
veracidad de sus palabras ininteligibles para aquellos cuyos cirios se ocultan
tras la máscara. Leche de cabra
derramada en mi bajada a lo que dicen normal. Mientras desciendo soy plumas de
colores en la danza del adeus. Adiós al
monte virgen que ondea la verticalidad de cada instante feliz. Adiós a las
ramas que me azotan con una leve caricia en el momento de ser presente ante lo
real.
No hay comentarios:
Publicar un comentario