ALGUNAS VERDADES SOBRE LA CREACIÓN DE EMPLEO
VICENTE
CLAVERO
Cuando Rajoy se
convirtió en presidente del Gobierno, a finales de 2011, la Encuesta de
Población Activa (EPA) situaba en 18.153.000 el número de ocupados. Cinco años
después, eran 18.508.100; es decir, 355.100 más. Culminaba así –por el momento–
la remontada iniciada después de que en el primer trimestre de 2014 la
ocupación tocara fondo. Desde entonces, ha subido en más de un millón y medio
de personas, siempre en términos estadísticos. Pero conviene hacer algunas
precisiones:
– De los
355.100 nuevos ocupados, resulta que 234.900 son asalariados y se supone que el
resto trabajan por cuenta propia, en calidad de autónomos. Eso significa que
casi un tercio del empleo no lo han generado ni las empresas privadas ni el
sector público, sino que son fruto de una vocación emprendedora o –seguramente
en mayor medida– de las a veces insalvables dificultades para encontrar otra
salida laboral.
– Por supuesto,
no todos los que han logrado salir de las filas de paro disfrutan de un trabajo
estable. Más bien al contrario: el número de asalariados con contrato
indefinido ha caído en 81.100, pues eran 11.393.600 y ahora son 11.312.500. Si cuando Zapatero
dejó la Moncloa ese tipo de contrato representaba el 75% del total, hoy no pasa
del 73,5%. Lo que confirma que la creación de empleo de la que tanto alardea el
Gobierno es fruto exclusivo de la precariedad, por más que se empeñe en
negarlo.
– Tampoco todos
los contratos indefinidos son como para tirar cohetes, aunque Rajoy, sus
ministros, su partido y su coro mediático insistan en que peor es no tener
nada. De los 234.900 nuevos asalariados, más de una cuarta parte (en concreto,
62.500) son fijos discontinuos; o sea, trabajadores que en realidad sólo prestan
sus servicios cuando la empresa los necesita y, por lo tanto, salen y entran
periódicamente del paro. Quienes están o han pasado por la hostelería, por
ejemplo, saben por experiencia propia de lo que hablo.
– Si un
contrato indefinido no garantiza continuidad en el trabajo, mucho menos es
sinónimo de jornada completa. De hecho, el número de asalariados con ambos
privilegios ha descendido claramente, al pasar de 10.201.600 a 9.921.800
durante el último lustro (279.800 menos). Eso sustenta la idea, muy extendida,
de que los empresarios, después de aligerar sus plantillas al abrigo de la
reforma laboral de febrero de 2012, se han dedicado a sustituir empleo fijo por
temporal y a hacer un uso intensivo del
trabajo por horas, que debilita la posición de sus trabajadores en la relación
laboral.
Y otro días
hablaremos de los sueldos.
.
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