ANÍBAL
MALVAR
No sé por qué,
pero cada vez que intento imaginar cómo será el rostro de los santos inocentes,
ya no me sale un personaje bíblico de Miguel Delibes, sino Antonio Hernando.
2016 no ha sido el año de Mariano Rajoy, héroe por accidente, sino el año del
Partido Socialista Obrero Español, que después de 100 años de honradez y 40 de
vacaciones ahora se nos ha refundado sin careta en simple apoyo protésico de la
derecha. No es que uno no hubiera adivinado ya hace tiempo que el PSOE nunca
tuvo demasiadas veleidades revolucionarias, sobre todo cada vez que un banco o
dos le condonaban créditos. Pero este año que muere nos ha demostrado
fehaciente y crudo una cosa que veníamos gritando desde hace un tiempo en
colinas tan remotas como la Puerta del Sol: PSOE y PP, la misma mierda es.
No tome el
lector el calificativo de mierda como despectivo. Entre la inmundicia crecen
las más bellas flores. Si riegas un jardín con colonias y perfumes, lo más
probable es que no te crezca nada. Que es lo que le está pasando a Podemos, con
tantos abrazos, arrumacos, besitos y tal.
El caso es que
hoy, día de los santos inocentes, a mí la cara que se me aparece es la de
Antonio Hernando, Jean Valjean sin musculatura, Hércules desganado.
Saca hoy este
periódico noticia de un timo que tiene como víctimas a aspirantes a “señoritos
de compañía” (qué fino es mi coleguita Eduardo Bayona). Transcribo: “Urge
caballeros para encuentros. Se necesitan hombres discretos, altos ingresos.
Aspirantes a gigoló de toda España picaron con los anuncios con los que, con
este tipo de frases y con la promesa de elevadas remuneraciones –hasta 300
euros por hora de servicio sexual, 200 por hacer compañía-, un grupo de
estafadores se dedicaba a seleccionar a sus víctimas, a las que ponía como
condición un ingreso previo mediante transferencia a una cuenta bancaria”. Fin
de la cita, que diría Mariano.
Los grandes
grupos mediáticos también prometieron grandes emolumentos éticos y electorales
al PSOE si actuaba como señorito de compañía en estos tiempos ingobernables.
Mucho se utilizó para tal fin el argumento alemán, que consiste en cantar las
alabanzas de las grandes coaliciones entre socialdemócratas y democristianos.
Olvidando, eso sí, que uno de los más gloriosos frutos de esa gran coalición es
la emergencia del partido neonazi Alternativa por Alemania.
Lo obvio es que
el PSOE, esos santos inocentes que nunca fueron tan inocentes ni tan santos, ha
convertido 2016 en el año de la reconciliación española entre los viejos bandos
guerracivileros. En España conciliar significa permitir que siempre ganen los
mismos. Lo cual que hoy no es el día de los santos inocentes, pues todo el año
2016 ha sido de los santos inocentes. A los que se les ha quedado el rostro
crispadamentejudasiano de Antonio Hernando.
El timo ha
llegado a tal límite que el partido menos democrático de nuestro espectro
político posee como gran arma de reserva la amenaza de unas nuevas elecciones.
Habla pueblo, habla, que decía la blanquinegra canción transicional. Lo que
parece paradoja, solo es una enorme inocentada.
El buenista
espíritu navideño nos enseña falsamente que hay que creer más en los reyes
magos que en los santos inocentes. En la madrugada del día seis, cuando los
socialistas de España se levanten de puntillas para inspeccionar el pie de su
árbol de navidad, solo se encontrarán envuelto en papel de regalo el cadáver de
la milana bonita.
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