LA LUCHA CONTRA LA POBREZA ENERGÉTICA A CAMBIO DE UN TITULAR
LUCÍA MARTÍN / JOSEP VENDRELL - DIPUTADOS DE
EN COMÚ PODEM
Nuestro
grupo parlamentario presentó en el Congreso una moción consecuencia de
interpelación al ministro de energía, para poner fin a la pobreza energética
que instaba al Gobierno a, entre otras cosas "la prohibición de cortes de
suministros energéticos a hogares en situación de vulnerabilidad, siguiendo el
principio de precaución" y a "aprobar una tarifa asequible y
progresiva según los niveles de renta a la que puedan acogerse todos los
hogares en situación de vulnerabilidad y que sea sufragada por las compañías
energéticas". Esta moción fue aprobada por todos los grupos con la
excepción del PP. Hoy estos dos principios no están recogidos en el acuerdo
PP-PSOE.
Fue
durante la réplica a esa interpelación, cuando el ministro Álvaro Nadal convocó
la primera de las reuniones con todos los grupos de la Cámara para abordar la
cuestión del bono social. En las dos reuniones celebradas, el Ministerio mostró
su predisposición a llegar a un acuerdo sobre la financiación del bono social y
a tramitar como ley el Real Decreto para acordar las posibles soluciones a la
pobreza energética.
Nuestro
grupo le hizo llegar al Ministerio en dichas reuniones, y luego por escrito,
nuestra posición, con una idea central: no se trataba sólo de resolver qué
empresas financian el bono social. Era necesario legislar para evitar que se
produzcan cortes de los suministros energéticos sin autorización de los
servicios sociales y diseñar una auténtica tarifa social que incorpore la renta
per cápita como criterio fundamental.
De
encuentros plurales hemos pasado a un acuerdo PP-PSOE, de un Decreto ley que se
podía mejorar en el trámite parlamentario, pasamos a un Decreto ley cerrado sin
posibilidad de intervención del Parlamento. Y todo ello sin contar, ni el
Gobierno ni el PSOE, con las organizaciones sociales que están trabajando sobre
el terreno contra la pobreza energética.
El
PSOE le ha regalado un cheque en blanco al Partido Popular para que el ministro
Nadal regule, en los próximos tres meses, vía decreto (es decir, sin trámite
parlamentario) cuestiones tan determinantes como qué criterios deberán cumplir
las personas afectadas para ser consideradas "vulnerables severas". O
incluso, establecer la cantidad máxima que las empresas eléctricas deberán
aportar para cofinanciar aquellas facturas impagadas de las personas a las que
se les deba garantizar el suministro.
A
cambio de una foto y un titular en la prensa el PSOE acepta una reforma del
bono social que no es efectiva. Al final el acuerdo no va a solucionar nada: ni
la financiación del bono, ni la pobreza energética. No va a solucionar la
financiación porque las empresas afectadas van a recurrir nuevamente a los
tribunales, al quedar fuera de ella, por ejemplo, los grandes consumidores que
compran directamente en el mercado eléctrico o a las generadoras. Peor aún, el
criterio para establecer la financiación se basa en el número de clientes y no
en la energía vendida, perjudicando a las pequeñas empresas y cooperativas que
venden a clientes domésticos y que no tienen grandes clientes industriales.
Y
desde luego, la nueva ley no va proteger como debería a las personas en
situaciones vulnerables. El borrador de decreto ley que se nos ha remitido
liquida la posibilidad de aplicar el principio de precaución. Así, se establece
como requisito previo para prohibir un corte que la persona o familia afectada
tengan la condición de vulnerables severos (concepto aún por definir), tengan
contratada la tarifa de último recurso o bono social y estén siendo atendidas
por los servicios sociales, respecto al suministros eléctrico, por hallarse en
riesgo de exclusión social.
La
gravedad de lo que esto supone se puede entender rápidamente con dos
informaciones sencillas. La primera: la aplicación de esta nueva ley no hubiera
evitado el corte de luz que provocó la muerte de Rosa, la anciana de Reus. Y es
que Rosa, como tanta gente que se encuentra en situación de vulnerabilidad
económica, no tenía contratado el bono social. La segunda: en la ciudad de
Barcelona, por ejemplo, sólo el 20% de los usuarios en situaciones de impago y,
por lo tanto, susceptibles de "ser cortados" por las empresas
suministradoras, están registrados (atendidos) en los Servicios Sociales del
Ayuntamiento. Y la población atendida por los servicios sociales en Barcelona
es muy superior al de otras ciudades con menor población. La conclusión es
rápida: sólo se va a librar de los cortes un pequeño porcentaje de la gente que
lo necesita.
Esta
ley supone una estafa mayúscula a las millones de personas que esperan una
respuesta efectiva a la problemática de la pobreza energética. Tanto a las que
la sufren de forma directa, como a las que de forma incansable y sostenida se
han movilizado para denunciarla y combatirla durante años. Ni una de las
principales demandas de las organizaciones sociales y movimientos ciudadanos
como la Alianza Contra la Pobreza
Energética o Facua que conocen de
primera mano la problemática está incluida en el texto.
Se
trata además de una ley que pone en grave peligro leyes autonómicas mucho más
ambiciosas, como la Ley 24/2015, aprobada el año pasado en Cataluña, que sí
contempla el principio de precaución. Que nadie dude que las empresas
eléctricas van a aprovechar esta oportunidad de oro. Los recursos a los
Tribunales para dejar de cumplir leyes autonómicas, en virtud del cumplimiento
de una legislación de ámbito estatal, no van a tardar en llegar.
El
papel que el PSOE ha jugado con el tema de la pobreza energética en el Congreso
merece una reflexión profunda. La actitud de Antonio Hernando, que en rueda de
prensa declaraba "mientras unos protestan, otros aportamos
soluciones" demuestra, o bien un profundo desconocimiento del acuerdo, o
la incapacidad de dejar a un lado lo que muchas calificamos ya de "vieja
política". Atrapado por un PP que le exige sacrificios como votar a su
lado el techo de gasto, es capaz de vender la lucha contra la pobreza
energética a cambio de un titular y poco más.
El
resultado final a la vista está: ¿Por qué el PSOE se ha entregado a cambio de
tan poco? Con un PP en minoría, la mayoría parlamentaria conseguida con la
aprobación de la moción contra la pobreza energética, podría haber actuado como
palanca de presión para conseguir mucho más. ¿Qué ha ocurrido? Sólo queda
pensar en una clara falta de voluntad política o en la extrema debilidad del
PSOE como grupo que pretende ejercer de oposición.
Las
organizaciones y movimientos sociales han puesto la pobreza energética en la
agenda política. Los gobiernos del PSOE y el PP nunca se plantearon nada que se
acercara a la prohibición de los cortes. Hoy hay esperanza porqué la ciudadanía
no acepta ya sólo titulares, quiere soluciones justas y efectivas
Lucía
Martín, portavoz de vivienda y Josep Vendrell, portavoz de energía del Grupo
Confederal Unidos Podemos-En Comú Podem-En Marea.
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