PASO DEBAJO DE TU BALCÓN...
DUNIA SÁNCHEZ
Paso debajo de tu
balcón. Un balcón en el que deteriorar de los años hace de él que se vaya
derrumbando poco a poco. No sé si estás, más no me interesa. Supongo que la
corriente que te lleva a ese destino incierto también estará corrompida, en la
pesadumbre de una espera de ojos estáticos, de cuerpo frío, de un sudario que
te vista ante tanta y tanta grosería ante tu fragilidad. No sé por qué te
escribo, por qué envío estas palabras a la nada. Será por qué la memoria te
hace hueco, por qué las alas se baten llevándome a ti. Tan cercana y lejos. Tan
lejos y cercana. Un arco iris atrapa esta isla. Esta isla donde los demonios
saltan al vacío al encuentro de su víctima. La soledad te ata. Sí, te lía y lía
en la fecundidad de labios prietos consumiéndose en el lamento. Un lamento que
te cerca, que te lleva y trae, que te trae y lleva por los calabozos del
letargo. No quieres espabilar, te conformas ante la inminente tertulia de las
estrellas. A ellas si, si que las escuchas. Y, a veces, si tienes ganas bailas
y bailas. Sola. Tú y la noche, la noche y tú. Voy tras de ti. Cuando tus pies
se pierde en el denso boscaje con una luna cimbreante, con el cotorrear de aves
nocturnas, de ramas retorcidas por un viento asustado, huido, compungido. Caes
cansada, extenuada, desfallecida y sola, muy sola. No te das cuenta, pero aquí
estoy bailando y bailando a cada huella que dejas. Enciendes una pequeña fogata
y te desnudas, no hay nadie. Te observo, te examino y mi mirada fija presiente
tu ida ante la calidez de esa hoguera. Sonríes…¡Vamos que si sonríes¡ y de
nuevo la vuelta antes de que los astros sean eclipsados por el amanecer. Otra
vez paso debajo de tu balcón. Hay silencio. Un silencio molesto, inalcanzable.
Estarás dormida. Solo el hechizo de la noche te convence en tomar aliento y
galopar a través de una bruma otoñal ¡Maldita sea¡ Te olvidas. Sí, te olvidas
de que yo estoy aquí.
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