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lunes, 21 de noviembre de 2016

EL PADRE DE LORCA COHEN

EL PADRE DE LORCA COHEN

MANOLO DÍAZ
Corría el año 1986 y Leonard Cohen trataba de inspirarse para convertir en canción el poema titulado Pequeño Vals Vienés, que Federico García Lorca había incluido en su rompedora obra Poeta en Nueva York. Ahora que a todos nos conmueve la pérdida de ese extraordinario poeta de la canción de autor y nos vienen a la memoria momentos en los que las canciones de Cohen ilustraron nuestras vidas, no dejo de recordar el doloroso esfuerzo que supuso para él la composición de aquella canción, que basada en el poema de Lorca, acabó convirtiéndose en una de sus canciones favoritas  

Habían pasado varios años del difícil, aunque exitoso, ejercicio que resultó el proyecto musical de Aguaviva, en el que vestimos con música varias decenas de poemas de poetas como Alberti, León Felipe, Celaya, Lorca, etc... En 1970, Aguaviva había tenido una gran acogida popular e internacional con la mágica canción Poetas Andaluces, basada en un poema de Alberti. Era lógico que después surgiera la idea de musicar Poeta en Nueva York, el famoso libro que Lorca escribió durante su destierro familiar en EEUU.


En 1986, cuando dirigía en España la discográfica Sony Music, desempolvé aquella idea. Considerando el formidable elenco artístico de Sony a nivel internacional y nacional, pensé que como homenaje cosmopolita a esa obra de Lorca que tanto había inspirado a la poesía Beatnik norteamericana, lo que procedía era musicarla y cantarla por varios cantautores internacionales. Cada uno de ellos grabaría la canción que resultase de adornar musicalmente uno de los poemas que componen la obra Poeta en Nueva York.

El proyecto que resultó fácil de pensar pero difícil de realizar, necesitaba de un líder, de alguien que una vez dentro hiciese del proyecto algo en lo que todo cantautor quisiera estar. Sin gran esfuerzo, Adrian Vogel, brillante director de Arte y Repertorio Internacional de Sony Music, y yo llegamos a la conclusión de que el genial Leonard Cohen tenía que ser el líder del proyecto.

A principios de 1986, y aprovechando que Cohen venía a España, como era mi obligación como responsable de su compañía discográfica, me fui a recogerlo a Barajas. En el largo trayecto que va del aeropuerto al hotel Palace, en la madrileña plaza de Neptuno, no paré de hablarle de Lorca, su formidable y prolífica obra poética y dramática, su destierro en Nueva York... Casi una hora más tarde, cuando llegábamos al hotel y yo sentía que no había tenido tiempo suficiente para explicarle la importancia de Lorca y de su obra, Cohen me interrumpió, por primera vez en todo el trayecto, para decirme: “¿Sabes cómo se llama mi hija?".

La pregunta me desorientó y llegué a la conclusión de que no me había escuchado o no le había interesado mi disertación. Recuerdo que pensé: "¿Qué demonios me importa a mí como se llama su hija?”. Y con desgana le dije: “¿Y cómo se llama?”. Cohen me contestó: “Se llama Lorca, Lorca Cohen”.

Como se imaginarán, con una hija con ese nombre no costó mucho trabajo convencerle de su incorporación al proyecto, y en ese mismo viaje le entregamos la adaptación al inglés autorizada del poema Pequeño Vals Vienés.

Durante más de tres meses, Cohen llamaba a Adrian Vogel dos o tres veces por semana diciéndole “dile a Manolo que me mande otro poema porque este no me inspira”. Sabiendo que, de toda la colección de poemas que componen la ácida obra Poeta en Nueva York, Pequeño Vals Vienés era la que le iba al lirismo de Cohen, yo me negué a enviarle ningún otro poema.

Afortunadamente el parto fue largo pero valió la pena y Cohen, después de meses de contracciones, nos llamó feliz para decirnos que había nacido Take this waltz.



En octubre de 1986, salía al mercado el álbum Poetas en Nueva York, con formidable portada de Úrculo, y magníficas grabaciones musicales de poemas del libro de Lorca interpretadas en inglés por Leonard Cohen y por Donovan; en griego por Mikis Theodorakis y Georges Moustaki; en italiano por Angelo Branduardi; en hebreo por David Broza; en alemán por Manfred Maurenbrecher; en portugués por Chico Buharque y Fagner; en castellano por Pepe y Paco de Lucía, por Victor Manuel y por Patxi Andion; y en catalán por Lluis Llach.

La laboriosa aportación de Cohen a aquel proyecto fue de enorme valor y se convirtió en un éxito mundial. Y durante muchos años Leonard cerró sus conciertos por esos mundos con esa canción que tanto le gustaba, y que con el título de Take this Waltz fue creada por Federico García Lorca y por el padre de Lorca Cohen.

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