AGÁRRETE FUERTE
DUNIA SÁNCHEZ
Agárrate fuerte,
el viento grotesco y endemoniado brota de las entrañas de este océano donde
antes la plateada soplaba serenidad. Olvídate de mí, aléjate con esta
embarcación donde los sueños se enderezan y son fruto de años. Dices, no. Qué
me esperarás. Ya es tarde, no. No me aguardes el oleaje infernal me tira y tira
a las profundidades de los deseos destrozados, hecho añicos con el destino
marcado en nuestro reloj. Agárrate fuerte, se valiente, está barca no aguante el
peso de los dos, la gravedad me lleva a las profundidades y tu saldrás. Claro
que saldrás, ilesa, resplandeciente, bella. Ahora veté tengo que salvar a
otros…¿Dónde están? La noche absoluta, la oscuridad en mis manos impotentes
¡Libérame maldito Dios de estas heridas, de esta ceguedad inducida en el vacío¡
Sálvate compañera ¡Tormenta asquerosa¡ Deja que ella se vaya. Que una orilla la
acoja para su descanso, para su temor impuesto por tu brutal alma. Yo ya no.
Aquí estoy en tu cuerpo venenoso, corrosivo, torbellino de maldad ¡Déjala ya¡
Y la calma viene
de nuevo, y la calma recita el paraje perdido de los enamorados. Ella busca y
busca pero no lo encuentra. Sola, en la barca y el brío de una luna que nace de
nuevo solloza para sus adentros.
¡Dónde¡ ¿Dónde está?
Solo mis oídos escuchan sus últimas palabras “Agárrate fuerte, agárrate fuerte
y sueña” No. No, no te alejes más de mi, te necesito. Sobrevivir bajo la sombra
de los astros, con tus ojos blancos de muerte, de ida por empecinarte en
auxiliarme ¿Para qué? ¿Por qué? No ha servido de nada. No lo ves. Me quedaré
aquí, en esta barca hasta mis últimos días, hasta las últimas lunas que me
dirán de esa fogata donde te encontraré. Agárrate fuerte…¡No¡ la vida no me
busca, no me llama. Arrullado por las olas seré embeleso de las noches y los
días hasta fenecer. No más. No quiero más seguir.
Y la ventolera
viene de nuevo, su rugir se enfrenta a ella. Sí, a ella, la que se deja abatir
absolutamente hasta hallar a su amado. Manantiales eufóricos de un océano en la
formación de un agujero en la calma, dos estrellas verdes azuladas emanan de
ellos y son acogidos por el firmamento en su elongación al infinito. La
plateada hace un guiño, un saludo que da la bienvenida aquellos enamorados del
resurgir de la vida. Canto de ballenas, peces voladores con ojos brillantes
saludan a sus nuevos compañeros en el viaje del universo.
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