¡MUERA LA POLÍTICA! ¡VIVA LA CORRUPCIÓN!
JOSÉ ANTONIO PAREJA
España una democracia de casino.
De
la misma manera que el 12 de octubre del 36 el general Millán-Astray
interrumpió el discurso de Miguel de Unamuno en la Universidad de Salamanca al
grito de: "¡Muera la inteligencia! ¡Viva la muerte!", los dirigentes
del PSo€ y C.s' (Ciudadanos) insultan estos días nuestra razón al grito de
¡Muera la política! ¡Viva la corrupción!
Sólo
así se puede interpretar la obscena y deliberada apatía que muestran ante lo
que los juicios de la Gürtel y las tarjetas black de Bankia están confirmando:
el Popular no es un partido, sino una partida de maleantes.
La
justificación de Javier Fernández, tras la controlada tirada de la manta de
Correa, de su apoyo a la investidura de Mariano Rajoy con la excusa de que lo
que está saliendo ya se sabía, es casi idéntica a la estrategia escogida por el
Partido Popular: lo que ahora se juzga pasó hace mucho tiempo. Pero es una
táctica tan perversa como falsa. Los casos de corrupción de los PePeros han
continuado hasta nuestros días y Mariano Rajoy, a quien pretenden renovar como
presidente del Gobierno, era ya en esos tiempos vicesecretario general del
partido.
El
momento ante el que se encuentra la política española es crucial. Permitir que
Mariano Rajoy continúe como presidente del Gobierno, significa aceptar que la
corrupción es parte esencial de la vida pública de nuestro país. Y no valen
argumentos electoralistas, como el que el propio hombre de paja de Susana Díaz
utilizó esta misma semana, aduciendo a que era mejor Rajoy en minoría que, con
unas nuevas elecciones, en mayoría. Si con lo que los juzgados van a probar las
próximas semanas sobre la corrupción generalizada del partido en el gobierno,
ni P$o€ ni C.s' se ven capaces de afrontar unas nuevas elecciones, es que han
abandonado toda esperanza en la política.
Puede
ser que unas terceras elecciones den un mayor apoyo a las huestes de Mariano
Rajoy, pero permitir su investidura, además de su perdón, supone perpetuar en
España la golfería como forma generalizada de convivencia. La corrupción nos
cuesta a los españoles hospitales, colegios, infraestructuras, en resumen:
vidas, muchas vidas. Pueden parecer ladrones de guante blanco, pero son
criminales desalmados. Y no hace falta un doctorado en derecho, para saber que
quien pacta con un delincuente es su cómplice.
José Antonio Pareja
Sáb, 15 Oct 2016
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