LA MAGIA DEL AÑO
LUNAR WANCHE
Movimiento por la Unidad
del Pueblo Canario
Con la luna
llena del mes de agosto y su conjunción con la estrella de nombre wanche Wâdet
(Canopus) los wanches de ayer y de hoy iniciamos el nuevo año lunar de nuestro
científico calendario, un documentado descubrimiento de nuestros antepasados
astrónomos cada día más vigente debido a su utilidad. No confundir con el año
nuevo solar wanche que se inicia el 21 de junio con la llegada del solsticio de
verano o día más largo del año en estas latitudes. Este doble calendario le
confiere una especial rigurosidad a nuestra forma de medir el tiempo y es una
pecualiaridad de nuestra cultura pues, como veremos posteriormente, en general
otros pueblos han asumido un sólo calendario, arbitrario en la mayoría de las
ocasiones.
Wâdet es una
estrella austral (del hemisferio sur), visible en el hemisferio norte, mirando
al Sur, a mediados del mes de agosto. Se trata de la segunda estrella más
brillante del universo después de Sirio, una estrella
gigante azul, con una temperatura superior a los 25000 grados centígrados, un
tamaño 71 veces mas grande que nuestro sol y una luminosidad 20000 veces mayor.
Situada a un distancia de 310 años luz de la Tierra, se ha usado a menudo como
punto de referencia para la orientación de las naves espaciales. Es tan
importante en la cultura amazigh y por ende wanche que nuestros hemanos Touareg
han puesto en su honor el nombre de un dia de la semana, el jueves, aswâdet
(as=día y Wâdet=Canopus, o sea el día de Wâdet, como asafuk=día del Sol,
domingo).
En la era
cristiana, establecida el año 532 por Dionisio el Exiguo, el año nuevo podía
comenzar el 25 de diciembre, el 25 de marzo o el dia de la descabellada idea
del domingo de resurrección, dependiendo de la determinación de la pascua. En Venecia
podía comenzar el 1 de marzo, mientras que en el Imperio Bizantino el inicio
del año se celebraba el 1 de septiembre. El desbarajuste no acaba aquí, pues
los francos hasta el siglo VIII bajo el dominio de los reyes Merovingios, lo
celebraban el 1 de enero, fecha heredada del calendario romano y asumida por
los cristianos del norte de la península Ibérica. Sin embargo, en el siglo XIII
el reino de Navarra celebraba el año nuevo el domingo de resurrección. Aragón y
Castilla instauraron el día de la Anunciación o Encarnación como comienzo del
año (25 de marzo), fecha prohibida posteriormente por Pedro IV de Aragón,
sustituyéndola por el 25 de diciembre, día de Navidad para los cristianos y,
más apropiadamente, conmemoración del solsticio de invierno del 21 de
diciembre, otra de las fiestas astronómicas ancestrales suplantadas por el
cristianismo. Lo mismo ocurrió en Castilla entre los siglos XIX y XV. La fecha
del 1 de enero como comienzo del año se extendió por Europa a partir del siglo
XIII, siendo adoptada por España en el siglo XVI.
El año nuevo
en los países musulmanes empieza con el Ramadán, coincidiendo con la Hégira o
huida de Mahoma de la Meca.
Los pueblos
hindúes celebran el año nuevo coincidiendo con la primera luna llena del mes de
Kartika aunque, como en el caso del pueblo judío, el mes en el que se conmemora
el año nuevo no coincide necesariamente con el comienzo oficial del calendario
que, como hemos dicho, puede estar vinculado a motivos religiosos, políticos o
de otra índole.
En el caso
de Canarias el asfixiante régimen monárquico y colonial ha intentado imponer su
calendario oficial, el cristiano y, por lo tanto, vinculado a intereses
religiosos que, vergonzosamente, coiciden con los del colonialismo, no siendo
casualidad la suplantación de los lugares sagrados de nuestros antepasados por
la imaginería cristiana.
El 15 de
agosto los wanches de Chinet así como los de la diáspora se reunirán en el
actual municipio de Candelaria para celebrar el año nuevo lunar wanche, en una
fiesta ancestral, denominada Weñesmén en nuestro ancestral idioma y en ningún
caso para hacer una ofrenda a la imagen cristiana denominada Virgen de
Candelaria, cuya fiesta se celebra, según el propio calendario cristiano, el 2
de febrero. Lo mismo ocurre en el municipio gomero de Chipude.
Los canarios
de Tamarán celebran la entrada del año nuevo
lunar reuniéndose en Agaete el 4 de agosto, en la fiesta que se ha venido
llamando “La Rama”, en un mágico rito en favor de la lluvia y que el
cristianismo, faltando una vez más el respeto a nuestra cultura y tradiciones,
pretende hacer creer que es una ofrenda a otra de sus imágenes, ahora
denominada Virgen de la Nieves.
Los awaras
conmemoran en Wenawaré (La Palma) el 5 de agosto el nuevo año lunar
independientemente de que en el ancestral lugar de culto de nuestros
antepasados, situado en los altos de Tedote, pues era frecuente establecer sus
lugares de culto en los montes y montañas para estar más cerca de los astros,
una vez más el cristianismo, servilista del caduco régimen monárquico y
colonial, haya puesto como motivo de culto la Virgen de las Nieves.
Los mahos de
Teguise y de todo Titerroygakat, que casualidad, también conmemoran el año
nuevo lunar, muy lejos de la ofrenda a “La histórica patrona de la isla de Lanzarote”,
la Virgen de las Nieves, que sin embargo ha llegado a una de las cotas más
altas de la isla según nuestras tradiciones como se anotó previamente.
Tienen
vírgenes de las Nieves además en Telde, Taganana y Las Cañadas del Teide.
El mes de agosto,
repleto de festividades por toda nuestra geografía y dondoquiera que habite un
canario, una canaria celebramos, con alegría, le recogida de las cosechas y con
ellas el inicio de un nuevo año lunar, de enorme interés meteorológico y por lo
tanto agrícola, al depender de ello nuestra propia subsistencia, festividades
que se han mantenido a pesar del colonialismo y sus aliados y, sobre todo, se
han mantenido debido a la tenacidad del pueblo canario. Feliz año a todos.
Movimiento por la Unidad
del
Pueblo Canario
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