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lunes, 1 de agosto de 2016

AHORA MADRID, DE NUEVO LA GENTE

AHORA MADRID, DE 
NUEVO LA GENTE

NACHO MURGUI -
A la vista de los resultados que en Madrid han cosechado las "fuerzas políticas del cambio" parece claro que, de todas las fórmulas ensayadas, Ahora Madrid ha sido la que más fuerza ha podido articular en torno a sí, obteniendo resultados que evidencian su capacidad para transcender en mucho los límites de partida de sus componentes por separado. El resultado en votos fue mucho mayor que la suma de las partes.

La situación a la que dio lugar este éxito electoral es una anomalía. Todo el ciclo electoral que se cierra con las elecciones generales lo es, pero las elecciones municipales tuvieron la particularidad de situar en el gobierno de muchas ciudades a los representantes de las candidaturas ciudadanas y municipalistas. Ha sido en este terreno en el que se ha llegado más lejos desde el punto de vista institucional.

Se trata un escenario extremadamente volátil que bien podría ser una excepción, un paréntesis efímero. Así es interpretado por muchos. Hasta qué punto este paréntesis será más o menos largo y se traduzca en transformaciones concretas, positivas y duraderas para nuestro municipio dependerá de nosotros.

Tal y como estamos viendo en estos primeros meses (ya más de un año) de experiencia de gobierno, el entramado institucional está estructurado de tal modo que puede soportar este tipo de situaciones sin alterarse demasiado. La burocracia actúa como un elemento de estabilización: establece un conjunto de procedimientos que limitan el ritmo y el alcance de los cambios que se quieran poner en marcha. Minimiza el posible impacto de las anomalías políticas. Por ello, un proyecto de cambio que pretende desplegar una acción de gobierno de calado debe asumir como mínimo el medio plazo como condición para su desarrollo.

Tras el ciclo electoral  buena parte de las tareas políticas a la que tienen que enfrentarse quienes apuestan por el cambio democrático es precisamente el de estabilizar las posiciones alcanzadas, sostener y alimentar las condiciones de posibilidad de esa excepcional apertura de la ventana de oportunidad.

En lo que se refiere al municipio de Madrid esa oportunidad política se encarnó en una candidatura ciudadana municipalista, una experiencia política inédita resultado de la combinación entre Podemos, la fuerza ascendente que surgió abriendo brecha y encabezando la tentativa de llevar a las instituciones las aspiraciones democráticas de buena parte de la sociedad española; Ganemos, que agrupa la confluencia entre algunas de las fuerzas de la izquierda  transformadora, buena parte de los activistas sociales y los sectores más militantes; y Manuela Carmena, que encabezó la candidatura como figura independiente catalizando a los actores mencionados y además a un entorno ciudadano amplio, no organizado y heterogéneo y que se extiende más allá de los límites de los partidos y sectores que inicialmente se agrupan alrededor de Ahora Madrid. La participación de Manuela Carmena es clave en este sentido, y  convierte a la iniciativa en referencia transversal para quienes aspiraban a un cambio en la ciudad en un sentido amplio.

Es esta triple alianza la que hace posible el despliegue de un proyecto político municipalista y democrático en Madrid. Pero es una condición tan necesaria como frágil. La unidad entre los diferentes agentes que lo componen no responde a ninguna esencia común subyacente. Se construye políticamente. De ahí su fragilidad: esta suma ganadora podría rearticularse en torno a  otra opción política (nueva o vieja). Depende en buena medida del trabajo que hagamos para fortalecer este vínculo.

Hace poco más de un año desde los diferentes partidos, colectivos y gente independiente, hubo quienes se dejaron durante meses buena parte de su vida en el intento, derrochando generosidad, inteligencia y responsabilidad. Conseguimos vencer diferencias y dejar atrás los particularísimos de cada sector, construir desde el compromiso con la sociedad una propuesta solvente y con posibilidades reales de victoria.

Un año de gobierno municipal nos sitúa en otro escenario. Las ilusiones sufren cierto desgaste y la realidad institucional pone en tensión expectativas y posibilidades. Es urgente restituir y profundizar la ligazón entre ciudadanía activa, tejido ciudadano y las fuerzas políticas del cambio con el amplio entorno no articulado ni políticamente activo. No es una campaña de meses, sino un trabajo de años, aunque en ocasiones será preciso contar con el entusiasmo y el impulso de los momentos de movilización política más intensa. La paciencia y la constancia jugarán aquí un papel fundamental.

Ahora Madrid, sin serlo, debería parecerse más al 15-M (un movimiento ciudadano, trasversal, profundamente democrático) y menos a un partido. Esto no tiene que ver con la identificación que a menudo se hace entre "la calle", "las bases", "la ciudadanía" y los discursos y usos propios del activismo más politizado y organizado. Uno de los elementos más novedosos y estimulantes del 15-M con respecto a la tradición activista fue, sobre todo en su primer momento, que los sectores más militantes no marcaran la pauta. En un magma mucho más amplio los lastres de años de izquierda quedaron diluidos. Cabe señalar la acción consciente y honesta de muchos de aquellos activistas que participaron en el movimiento sin tratar de hacer méritos ni de imponer sus usos y costumbres. Este es el espíritu que deberíamos asumir a la hora de encarar los siguiente pasos en la construcción de este espacio político ciudadano que es Ahora Madrid.

Tampoco hay que asumir como propias las dinámicas de la vieja institucionalidad y renunciar a cambiarlas, pasando del aislamiento en los espacios más ideológicos y militantes al aislamiento en las instituciones. Se trata de traducir las mejores innovaciones que se están dando desde los movimientos sociales al campo institucional, impulsando la cocreación de políticas públicas y un marco de cooperación público-social. Cabe resaltar aquí, para vacunarnos contra el exceso de expectativas, la enorme complejidad que encierra cualquier intento en este sentido y las fuertes resistencias que es capaz de oponer el aparato burocrático y administrativo. Reconocer la dificultad no implica renunciar, pero exige modular y adaptar los planes y los ritmos a la realidad concreta.

En este momento, en sentido estricto, contamos con un numeroso grupo de concejales y centenares de vocales repartidos en todos los distritos. Una buena base para empezar, pero aun estrecha. La mayor parte de nuestra fuerza está fuera. Es urgente la reapertura del espacio de Ahora Madrid. Una apertura desde lo territorial, barrio a barrio y desde lo sectorial. El objetivo debe ser llegar a incorporar a todos los que hicieron posible con su voto el gobierno de cambio en Madrid, aquellos más movilizados y organizados, que son a menudo la columna vertebral de los procesos de cambio, sin olvidar que la amplísima mayoría, la que no está organizada ni milita, es imprescindible para cambiar las cosas y tiene que participar en el proceso.
Para este proceso Ahora Madrid tendrá que adaptar su estructura política en dos direcciones. Primero hacia su entorno, poniendo en marcha espacios más permeables que difuminen sus límites, espacios de encuentro ciudadano acogedores, de carácter territorial y sectorial en los que se estimule la participación de quienes se han quedado descolgados en los últimos meses. Y, en segundo lugar, un movimiento interno de construcción democrática y ciudadana de sus órganos de participación y dirección.

Es necesario adecuar la herramienta que surgió con la urgencia de enfrentar las exigencias de la contienda electoral a una nueva lógica que pone el acento en la integración y participación de amplios y diversos sectores de la ciudadanía. Hace falta aire fresco. Gentes e ideas. Muchas y muy diversas.

Tenemos que recuperar los ingredientes que nos condujeron a la victoria en mayo de 2015 y construir con ellos el futuro de esta ciudad.

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