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miércoles, 22 de junio de 2016

CUATRO MOTIVOS PARA VOTAR A UNIDOS PODEMOS


JOSÉ VICENTE BARCIA MAGAZ
 Votar a favor. Unidos Podemos es el comienzo de un frente amplio que compatibiliza la pluralidad de quienes, desde la diferencia, abogan por un cambio esencial de rumbo. Corregidos, en principio, los tacticismos vacíos,  los ticsautoritarios y los divismos, queda la honestidad de una propuesta política que convence e ilusiona. Unidos Podemos ya no sólo opera como alternativa política, lo hace como referencia vital de una sociedad maltratada. Unidos Podemos es terapéutico. Su programa es sólido e inteligente. En él se encuentran los patrones estratégicos y las medidas concretas a tomar para iniciar un ascenso colectivo a la dignidad robada. Pero es que, además, el proceso ha significado un salto de madurez indiscutible de aquellas fuerzas que empecinadas en sus siglas no lograban ser todo lo decisivas que era preciso para generar cambios de calado. Ahora sí se está desafiando  a la cultura política de mercado y la competitividad a ultranza. Es claro que la propuesta política tiene contradicciones no menores que deberán ser corregidas, como nos lo recuerda el Colectivo Utopía Contagiosa a propósito de la propuesta de paz y defensa de esta fuerza política, que es puro convencionalismo. Pero ello, lejos de ser un impedimento, debe situar a Unidos Podemos en una óptica de evolución que permita ir profundizando en transformaciones mayores.
2.     Votar en contra. Que nadie se lleve a engaños, no puede haber alternativa constructiva si no se produce en paralelo una confrontación destituyente. ¿Eso significa que todo lo que se ha hecho hasta el momento es malo? Evidentemente no. Sin embargo, los precios que se han pagado resultan inaceptables. La evolución de nuestra realidad en modo alguno justifica la existencia de toda una cultura de corrupción y aquiescencia de los partidos turnistas. Hay que derogar el modelo antipolítico basado en aquella receta del felipismo que perfeccionó Aznar y que nos ha traído a este momento de la historia, y que no es otro que el de la consagración de toda actividad pública a la creación de una esfera de enriquecimiento individual. ¿Recuerdan aquel óxido de la Dama de Hierro que decía que no existía la sociedad sino el individuo? ¿Y aquellas otras acuñaciones lamentables, comocultura del pelotazo o social-liberal?  La historia sería algo demasiado limitado si sólo sirviera para mirar hacia atrás. Para votar hay que pensar en las causas de nuestra situación y empatizar con quienes más brutalmente han sido excluidos y empobrecidos. Votar en contra de turnistas y recambios es votar a favor de los desahuciados, de las clases medias depauperadas, de los que se han quedado en la fría cuneta de los recortes sociales. El día 26, votar en contra del conglomerado conservador será votar en contra de quienes manejan a esas fuerzas desde el mecanismo de las puertas giratorias.
3.     Votar justicia y solidaridad. El binomio que ofrece Unidos Podemos pone de relieve la necesaria compatibilidad entre los métodos y los fines. La máxima del 68 que enfatizaba aquello de “la imaginación al poder” estaba equivocada. Por desgracia la imaginación llegó al poder, fue descafeinada y se convirtió en publicidad. Se trata de que el poder se ponga al servicio de la imaginación, es decir de los valores y los principios. En el caso de Unidos Podemos no se trata tan sólo de hacer cumbre, sino de generar políticas de redistribución de la riqueza, que generen una hegemonía cultural basada en la garantía de derechos fundamentales. Hay que refundar el estado de bienestar para que pueda evolucionar en la profundización de derechos, y para que la adquisición de esos derechos no pueda estar sujeta a retroceso alguno. Esta propuesta de Unidos Podemos no es una abstracción de laboratorio intelectual. Encuentra su toma de tierra en la necesidad perentoria de crear los rudimentos para un nuevo modelo económico y productivo, basado en unas relaciones laborales justas, desandando los caminos de la precariedad y del exilio económico de nuestros jóvenes, y también apostando por el desarrollo de líneas de productividad económicamente viables y medioambientalmente sostenibles. Hay que subrayar que las mafias son consustanciales a monocultivos como el del ladrillo y las infraestructuras.
4.     Votar valentía. PP, PSOE y Ciudadanos están agitando las aguas de la visceralidad más básica, con el fin de producir el miedo a la desintegración española y ofrecerse, al mismo tiempo, como salvadores de una patria que no han dudado en humillar y maltratar. Las políticas implementadas desde el Estado central no han parado de fabricar, como es bien sabido, independentistas. Todo ello a partir de una prepotencia absoluta, que ha generado, como señaló repetidamente Pablo Iglesias, un auténtico choque de trenes. Pues bien, no parece muy inteligente seguir obcecados en un modelo de Estado donde hay territorios que no se sienten cómodos, que se sienten ultrajados y utilizados como objeto de miedo para forzar cohesiones de lustre electoralista. Por ello, la propuesta de Unidos Podemos me parece valiente, porque se opone a las tripas de un españolismo que ignora los derechos sociales y que sirve de coartada y distracción para políticas profundamente antisociales y modos corruptos de ejercer el poder. Sólo podremos superar los escollos históricos a partir de una valentía democrática que nuestros ancestros políticos inmediatos no tuvieron. Resulta especialmente insultante la verborrea de Susana Díaz, que rebusca votos en el basurero pseudo patriótico, admitiendo implícitamente un concepto de Andalucía sumamente dañino, casi como de tierra y cultura arrodillada ante su imposibilidad. La realidad es radicalmente diferente: Andalucía, orgullosa, tiene riqueza suficiente como para soslayar de una vez por todas las trampas de dependencias que la hicieron cautiva. Solo una cultura clientelar de postración por dependencia podría explicar la resistencia al cambio.

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