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miércoles, 10 de febrero de 2016

¿Y POR QUÉ TIENE QUE PEDIR PERDÓN MANUELA CARMENA?

¿Y POR QUÉ TIENE QUE PEDIR PERDÓN 
MANUELA CARMENA?

JUAN TORTOSA
Esperanza Aguirre, el PP y sus palmeros mediáticos, que son casi todo el espectro de periódicos, radios y televisiones conocidas, llevan desde el pasado mes de junio bombardeando por tierra, mar y aire a la alcaldesa Manuela Carmena y a su equipo de gobierno. Entre los episodios más notables, Zapata y sus tuits, Rita y la capilla, la cabalgata de Reyes, las placas de la memoria histórica, y ahora… los titiriteros ácratas de Tetuán. Mucho me temo que de tanto ser bombardeado, al final los ataques hayan hecho mella en un equipo de gobierno que, a mi juicio, se la coge con papel de fumar mucho más de lo que debería. Yo creo que, en el caso de los titiriteros, no hay nada por lo que el Ayuntamiento de Madrid tenga que pedir perdón, ni nada por lo que haya habido que romper contratos ni mucho menos que plantearse dimisiones.

Me preocupa que cedan, me preocupa que a Carmena le parezca lamentable y deleznable –“lamentosísimo” llegó a decir textualmente- el espectáculo de los titiriteros ahora enchironados, me preocupa que sea por la actuación municipal por lo que los dos titiriteros acabaran delante de un juez que decidió encarcelarlos incomunicados y sin fianza. Desde cualquier ángulo desde el que se analice, esto es una desmesura en toda regla, máxime si miramos el calendario y verificamos que estamos en el año 16 del siglo XXI, y en la Europa de las libertades y los derechos, no en Corea del Norte ni en los países del Golfo, por ejemplo.
 lVamos para atrás como los cangrejos. Como dice el profesor  Juan Carlos Monedero en su videoblog de este lunes, “el Valle Inclán que alumbró “Luces de Bohemia” en 1924, estaría hoy en la cárcel si ese mismo texto lo hubiera escrito y publicado este año 2016″. No es de recibo que, en la España de hoy, unos humildes titiriteros estén siendo tratados como dos peligrosos delincuentes por satirizar la Propiedad, la Religión, la fuerza del Estado y la Ley durante las fiestas de Carnaval. Se respiraba de manera mucho más libre en la España de 1977, 78, 79… Sí, en la España de la Transición y de la caduca Constitución del 78. ¡Qué ironía! Algo así era impensable en aquel tiempo y en cambio ahora, cuando sobre la mesa está la propuesta de mejorar aquella época, resulta que hay aspectos de entonces en los que hemos acabado retrocediendo vergonzosa y drásticamente.

Como dice la alcaldesa Ada Colau, conviene recordar que “la sátira no es un delito. En una democracia sana, en un estado de derecho, hay que proteger toda libertad de expresión, hasta la que no nos guste, hasta la que nos moleste”. Creo que el Ayuntamiento de Madrid está permitiendo que los ataques de esa sibilina jugadora de póker llamada Esperanza Aguire acaben haciéndole mella.

Recordaba este lunes el actor y empresario teatral Alberto Sanjuán que “son muchas las cosas que Carmena y su equipo están haciendo bien, pero que no se conocen porque la inquina de la derecha y sus voceros mediáticos acapara todo el protagonismo”. Creo que no deben caer en la trampa de hacerles el juego. Hay, es verdad, cosas en las que no acaban de sacudirse la etiqueta de novatos, hay asuntos en la que son torpes, muy torpes si se me apura, y es verdad también que han cometido muchos errores de principiante. De acuerdo ¿y qué? ¿por eso tienen que flagelarse? ¿por eso hay que estar pidiendo perdón cada día y a todas horas? ¿por eso hay que dar cancha a la caverna y sentar precedente para que continúen machacando como lo hacen?

Para la derecha que aún se mantiene de okupa en la Moncloa, esa derecha altanera y desafiante que juega con la cartas marcadas por el apoyo de Ibex 35 y demás poderes fácticos, que el Ayuntamiento de Madrid esté en manos de una persona decente como Manuela Carmena es algo insoportable, algo que les tiene literalmente de los nervios. El Ayuntamiento de Madrid es todo un símbolo. Y tiene que ser de la derecha sí o sí. La joya de la corona solo puede ser de ellos. Así lo creen y con esa convicción actúan en consecuencia.

IEntiendo el estrés añadido que esta presión diaria debe suponer para quienes intentan hacer su trabajo en el equipo de gobierno lo mejor que pueden. Pero ese estrés, esa presión a la que les intentan someter no puede acabar haciéndoles mella. No pueden darles cancha ni entrar en su juego. Nunca lo de los titiriteros hubiera llegado a tener la dimensión que ha adquirido esta vez si la misma polémica representación hubiera tenido lugar en cualquier otro sitio que no fuera Madrid. De hecho era un espectáculo que ya se conocía. Que está en la línea del tratamiento que muchos teatrillos de títeres hacen del poder y las instituciones. Unas veces con niños -evitable- y otras sin ellos. Pero esta vez, ¡oh fatalidad!, se representó en Madrid, la cuna del esperpento valleinclanesco. Ya puestos, ¿por qué no condenamos a la hoguera los cuentos de Perrault y de los hermanos Grimm, historias crueles y sádicas con lobos feroces y madrastras maltratadoras que aterran desde hace trescientos años a millones de niños cada noche?

Insisto: no entiendo por qué hay que pedir perdón, ni por qué hay que flagelarse. Los que han de disculparse por las fechorías perpetradas durante los últimos veinte años son esos sepulcros blanqueados del PP, siempre olfateando con la escopeta cargada para disparar sin piedad al menor desliz de Carmena y su equipo. Un equipo joven, novato y probablemente torpe a veces pero que, hasta que alguien demuestre lo contrario, está constituido por personas decentes. Pelín acojonados, pero decentes.

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