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viernes, 12 de febrero de 2016

SANTA RITA RITA

SANTA RITA RITA

DAVID TORRES
España es una unidad de destino en lo universal. Spain is different. Fueron los mejores eslóganes del franquismo y tan buenos que aún lo siguen siendo. A la paella, el landismo, el tapeo y el cachondeo generalizado hay que sumar también el aforamiento como peculiaridades hispánicas. Resulta curioso que esos cinco hechos diferenciales se hayan aglomerado todos en el litoral valenciano y, en concreto, en Rita Barberá, una señora que forma por sí sola un hecho diferencial y más aun: un ecosistema. Alcaldesa de Valencia durante 24 años y diputada en las Cortes Valencianas durante 32, su carrera política empezó en 1973, cuando con venticinco años fue declarada Musa del Humor. No ha dejado de serlo desde entonces, aunque a menudo ha resultado más bien negro.

Rita Barberá es una albufera política que empezó a expandirse bajo el patrocinio de Manuel Fraga. El buque insignia de la derecha española primero desconfió de ella pero años más tarde comprendió que estaba ante una ganadora nata. “Está por encima de toda sospecha” dijo, y por una vez Fraga se quedó corto, porque últimamente Rita ha demostrado que está no sólo por encima sino también por debajo y a los lados. A la sombra de su ininterrumpido y folklórico liderazgo han proliferado como hongos las tramas de corrupción más frondosas de las últimas décadas (Gürtel, Noos, Imelsa, Emarsa, Taula y Ritaleaks, que le está dedicado en exclusiva) las cuales han pasado en tromba delante de la puerta de su casa sin siquiera despeinarla. Al igual que Esperanza Aguirre, otra Juana de Arco genovesa, Rita ha puesto la mano en el fuego por tantos colaboradores que se le han ido quemando uno detrás de otro.

No obstante, lo suyo tiene más mérito porque la lupa de la fiscalía, e incluso la del Tribunal Supremo, ya está enfocada directamente sobre ella y sobre su entorno personal y familiar: su hermana Asunción, su cuñado José, su cajera Mari Carmen, su vicealcalde Alfonso, en fin, unas fallas completas de las cuales Rita, de momento, es el ninot indultado. Entre las 400 facturas de gastos sin justificar que acumula la Alcaldía de Valencia (viajes en avión, noches de hotel) hay un ticket verdaderamente curioso emitido por el restaurante “La Muñeca” en el que figuran 1.444 euros por 38 menús a 38 euros el día del cumpleaños de Rita, sin que conste en su agenda política ningún acto oficial. Hay dos hipótesis al respecto: o bien el cumpleaños de Rita Barberá es en sí mismo una efeméride del consistorio o bien Rita se merendó ella sola los 38 menús. Hay que tener en cuenta que esta mujer una vez defendió la partenogénesis como argumento contra el derecho al aborto: “Creo que si una célula, al ser fecundada, es capaz de desdoblarse en dos, cuatro, ocho, es porque tiene vida”. Tiene vida, sí, y también un hambre de lobo. Rita se ha desdoblado en tantas versiones de sí misma que los jueces ya no saben donde mirar. Pero a Mariano ya no le tiembla el pulso a la hora de combatir la corrupción. Le tiembla el párpado.

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