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domingo, 17 de enero de 2016

NO LAS MATEN, QUE LAS ADOPTAMOS...

NO LAS MATEN, QUE LAS ADOPTAMOS...

- POR EL PADRE BÁEZ
... ¿no dan de adopción a los perros que nacen, perros abandonados, perros todos, que no dan leche? Pues, a las cabras, que dan leche y estiércol (carne y queso) en lugar de matarlas, las den de adopción, y estoy seguro, que con el paro, el hambre y la pobreza creciente y a más que padecemos, si nos ofertan una cabra, no hay quien la rechace, por más que no tenga ni dónde ponerla o tenerla, que volviendo a los años 50, antes y después, no faltarán quienes  las suban a las azoteas, y más limpias que los perros son cien veces, y a nadie molestarán su validos, ya que soportan ladridos miles, y dado que ni pienso ni alfalfar habría que comprarles, y ni sembrar algo para ellas, que con los restos de hortalizas para el potaje, y con las fregaduras de las comidas, las cabras, austeras en demasía en su alimentación, darán solución a desayunos  y cenas. Por tanto erradicar significa, entre otras acciones, ésta (que les pide Europa). Den las cabras en adopción, y no maten ni una más. Pídalas usted de aquí o de Betancuria, y que peguen tiros al aire, pero no más a cabra alguna, que seguro pasan de mil los que adoptarían a la misma y sola cabra que vayan a disparar o matar. ¡Mira por dónde -y no es la única salida- hay solución para una majadería, pues es mentira las cabras coman endemismo alguno, que endémicas son ellas y el pueblo en masa las salvarían de la matanza que le tienen sentenciada la clase política, sin que defensa tengan por parte de ella (de los políticos), la raza de cabra mejor que en el mundo haya! Pues en sus turbios y sucios negocios y trapicheos en contra de nuestra fauna única y excepcional, en importaciones de sucedáneos de leches y quesos sin sabor, pero que nada les importan con tal de tener dineros por vías ilegales y contra natura, y contra los intereses del pueblo al que no sirven y del cual se sirven.

El Padre Báez, que oferta una salida airosa y beneficiosa de las cabras,  sentenciadas a muerte: que el pueblo está dispuesto a salvarlas, ofreciendo sus azoteas a ellas, y así poder comer más abundantemente en tiempos de grave crisis económica, de paro y hambre. Volvamos a las cabras en las azoteas, volvamos a tener las cabras que siempre se tuvieron, volvamos a nuestra Historia y seamos fieles a ella. Volvamos la mirada amable a la que nos mató el hambre siempre. Y hasta no faltarían de nuevo pastores de las afueras, que paseen sus rebaños por las calles vendiendo leche recién ordeñada a las puertas de las casas, como antes se hiciera (todo con tal de que no le peguen un tiro más a cabra alguna). Impidamos -pues- la matanza de las cabras: adoptemos una cabra, individual o colectivamente. ¿O es que también nos la van a negar si las queremos adoptar y así salvarlas? He ahí una solución al problema creado por ecologistas en gobiernos. Y sigan callados los defensores de los animales (que cobran por ello).

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