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domingo, 20 de diciembre de 2015

POR ELLAS Y POR ELLOs


POR ELLAS Y POR ELLOs

POR JUAN CARLOS MONEDERO
 En Viena hay diez muchachas,
un hombro donde solloza la muerte
y un bosque de palomas disecadas.
Hay un fragmento de la mañana
en el museo de la escarcha.
Hay un salón con mil ventanas.
¡Ay, ay, ay, ay!
Toma este vals con la boca cerrada.

Federico García Lorca, Pequeño vals vienés

Dejando atrás los melancólicos pasillos del pasado. Con el anhelo del cambio alimentando nuestros sueños, llevando oxígeno a las células después de tanto esfuerzo. Sabiendo que es hoy. Que hoy, diciembre, invierno, empieza la Primavera porque me lo ha dicho mi amigo Rafa y él sabe mucho de primaveras porque le creció el corazón con los desahuciados y sabe ver por donde amanece y entra la luz.

Esta noche me gustaría brindar con gente que conocí y que me faltan especialmente hoy, que la noche no va a ser noche porque se hace de día.

Esta noche me gustaría brindar con Vázquez Montalbán, que me invitaría a un trago de ese whisky que llevaba décadas guardado especialmente para esta noche. Me diría alguna ironía y me daría un abrazo con el agradecimiento de los valientes.

Me gustaría brindar con Labordeta y cantar con él que el día en que todos levantemos la vista ya se ha puesto en marcha. Y decirle que tenía razón y que a los canallas hay que mandarlos a donde él les dijo que se tenían que ir.

Me gustaría brindar con Javier Ortiz y con Rafael Chirbes, para que supieran que Margarita Nelken tenía razón y que no olvidamos para que no nos visiten otra vez los fantasmas que sacaron del purgatorio los que nunca entendieron al Cristo.

Me gustaría brindar con todas las abuelas a las que Emilio Silva les regaló la sonrisa de poder encontrar a sus familiares enterrados en cunetas y fosas comunes.

Me gustaría brindar con Pepín Vidal Beneyto, que nos pondría a trabajar desde ya mismo organizando mil cosas con esa energía que sólo tienen los que creen en la democracia con la fe del corazón bien leído.

Y brindaría con un fino con Enrique Morente, que llenaría de luz y música el salón de las escarchas, y con Ivá, que haría que Maki Navajas se muriera de risa viendo en qué han quedado todos los que hicieron tanto daño.

Y me gustaría brindar con toda esa gente anónima que me ha abrazado estos últimos meses de recorrer España, que nos han dicho que les hemos devuelto la alegría, que nos han besado como si fuéramos sus nietos, sus hijos, sus hermanos. Me gustaría besar a toda la gente que ha llorado en nuestros actos emocionada porque han vuelto a soñar y me gustaría beberme todas esas lágrimas para que sean para siempre parte de mi memoria.

Hay mucha gente que nos va a estar mirando desde los caminos que abrieron para que nosotros continuáramos su tarea. Por ellas y por ellos hemos hecho este esfuerzo. Para que toda su lucha no sea en vano. Siempre hemos sabido que nos estaban mirando. Por eso, por ellas y por ellos, somos así. No dejéis nunca de mirarnos.

Y esta noche todo el mundo alegre y que ha apostado por la esperanza podrá decir: yo he sido parte de esta hermosa historia, yo hice mi parte, yo soy, como nos decía Lorca, un fragmento de la mañana. Abrazaré a Pablo, a Íñigo, a Carolina, a Irene, a Rafa, a Luis. También en la distancia del norte a quienes me han cogido de la mano para que no me cayera y para que no me desviara por los rumbos donde se pierde el alma.

Votad con la convicción de los que tienen memoria y no tienen miedo. Y sonreíd. Que viene la ternura a la política.

Un fuerte abrazo con un vals de risa ilusionada. Nos vemos en las calles.

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