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viernes, 27 de noviembre de 2015

“LA NACIÓN Y LOS HIJOS DE VIDELA”

“LA NACIÓN Y LOS HIJOS 
DE VIDELA”

POR EDUARDO SANGUINETTI, FILÓSOFO

El diario de las obviedades, La Nación de Buenos Aires, dirigido por Bartolomé Mitre, sostuvo en atroz editorial del día lunes 23 de noviembre, a horas del triunfo electoral del conservador Mauricio Macri, que “es hora de poner las cosas en su lugar” y “las ansias de venganza deben quedar sepultadas de una vez para siempre”. Además, calificó de “vergüenza nacional” la situación de los detenidos por delitos de lesa humanidad.

Según la nota, en la que el diario de Mitre vuelca su doctrina, “los trágicos hechos del setenta han sido tamizados por la izquierda ideológicamente comprometida con los grupos terroristas”… comparando, además lo acontecido en la década del /70, con los atentado ocurridos en París el 13 de noviembre: un deliro, una desmesura de paranoicos, estas aseveraciones.

Este acontecimiento, deleznable, que pide por los genocidas, provocó de inmediato un fuerte rechazo de periodistas de La Nación, pero no he leído aún un editorial de los periodistas estrellas, que escriben para el imperio y sus cómplices, denunciando tremendo artículo, publicado con la anuencia de los directores editoriales y demás plana mayor del medio”careta”, como se le denomina a este medio gráfico.

En una elección, que marca un punto de inflexión en una Argentina fracturada, donde la incertidumbre creció y la impostura se ha enriquecido… una situación de bajas defensas, perfecta, para el advenimiento de todo tipo de nostalgias de disciplina o de obsesión de diferencia, la puerta abierta a fundamentalismos, racismos y mesianismos, camuflados de progreso, cual rutina de existencia degradada de un ejército de sonámbulos… aprovechando esta instancia, donde el rencor y resentimiento a una presidente, Cristina Fernández, fue explotado por un astuto marketinero Durán Barba, el gurú del presidente electo, el conservador Mauricio Macri, que con globitos de colores, embaucó a millones de enajenados útiles, invitándolos a soñar un sueño pesadillezco.

Debemos interrogar el pasado sin remordimientos, juzgarlo y condenarlo, en la medida que la injusticia de hechos que degradaron nuestra condición humana y nuestras tradiciones tan arraigadas en nuestras comunidades, han impreso su impronta de sojuzgamiento, sangre, tortura y genocidio a los pueblos.

Me refiero, en este caso puntualmente, a la última dictadura militar, encabezada por el fallecido general Videla, dictador y militar argentino que en nombre del liberalismo y las sagradas escrituras, aniquiló a una generación de jóvenes con ideas e ideales, que resistían y luchaban a sangre y fuego por una América del Sur independiente y autodeterminante en sus decisiones… que pareciera, hoy, ante los dichos de Macri, en conferencia de prensa, se volverá al recto y eterno camino de la dependencia, de alinearse con imperios en putrefacción y dejar de lado todos los logros, alcanzados en estos años de gobierno de la presidente Cristina Fernández. nutridos de la impronta, de manifestarse por la libertad, Los Derechos Humanos en vigencia plena y las conquistas sociales, para un pueblo y una Latinoamérica, hoy jaqueada, por los grupos de poder imperiales ultraliberales.
El liberalismo, una ideología mercantil y falaz, instalada en nuestras democracias de mercado que en este impertinente presente perduran en nuestras economías, con cómplices de la civilidad que siguen accionando desde las sombras, son los “hijos de Videla”, en sus prácticas de una dictadura extraña, que se prolongan hoy, sojuzgando en tendencias de consumo extremo y prostitución, esclavizando al pueblo, convirtiéndolo en objeto del destino a cualquier costo.

En Argentina se vivieron situaciones límite, y hubo gente que reaccionó de diferentes maneras. Es decir, hubo quienes se bañaron en democracia: los “hijos de Videla” y sus crías, cómplices de la dictadura genocida, entre los que se encuentran periodistas, intelectuales, deportistas, políticos, modelos, músicos populares y actores, y hoy dictan cátedra de aquel tiempo, dibujando una historia ficcionalizada… los que hoy apoyan al presidente electo de la más rancia derecha capitalista.

Los monopólicos medios de comunicación, los “hijos de Videla”, que armaron el relato fabulado de la dictadura, arman hoy falaces artículos a favor del entendimiento, simulando ser críticos del horror de aquel tiempo de genocidas, actuando como contragolpe constitutivo de discontinuidad en nuestros gobiernos, al intentar legitimarse como referentes de opiniones etéreas y amigos de la libertad de expresión.

Nadie puede ser el mismo, antes y después de ese negro período de horror; si hay prohibiciones que pueden incomodar, es “prohibir a la comunidad que olvide”.

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