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sábado, 29 de agosto de 2015

¿QUÉ…? ¿ NOS VAMOS DE PUTAS?



¿QUÉ…? ¿ NOS VAMOS DE PUTAS?
POR IÑAKI URDANIBIA

Ideas contrapuestas con respecto a la prostitución.

«L’abolitionnisme, c’est le projet d’une société sans prostitution, mais ce n’est en aucune façon la volonté de s’en prendre aux prostitué.es, bien au contraire. Dans l’analyse qui sous-tend ce projet, la prostitution est conceptualisée comme un des effets du patriarcat. Dans les sociétés patriarcales, les femmes sont des possessions des hommes, qui les utilisent comme ils veulent. Les femmes ne sont pas conçues dans les cultures de ces sociétés comme des sujets, mais comme des ‘compléments’ – des appendices – des hommes ; en d’autres termes, leur seule raison d’être, c’est leur utilité pour les hommes, qui sont vus comme les seuls sujets de la société. Tout ceci est assez bien connu».

(Christine Dellphy )

El texto con que inicio esta incursión en un tema complejo donde los haya pertenece a una feminista histórica dentro del movimiento quebecois y francés; mujer que ha mostrado su sensibilidad hacia diferentes tipos de opresión de las que son víctimas las mujeres ( las leyes prohibicionistas del velo, las diferentes caras del racismo, los movimientos de la banlieue, la situación de las mujeres en zonas de conflicto como el afgano, etc., etc., etc.) ; pues bien si empiezo con estas aclaraciones es debido a una serie de afirmaciones tajantes que me sorprenden por su ligereza a pesar de su incendiaria apariencia, que leo en la prensa ( Gara del 24 de agosto), que entre otras soflamillas que se vierten , me llaman poderosamente la atención: 1) una prostituta afirma que ella «con su vagina hace lo que le da la gana…[ para continuar afirmando que ]ninguna mujer le va a decir a ella lo que es digno o no », 2) una articulista que habitualmente trata de ese tipo de temas suelta que « nunca he escuchado a una abolicionista criticar la Ley de Extranjería ni relacionar prostitución con capitalismo. En realidad nunca les he escuchado escuchar a mujeres que no piensan como ellas, menos a a una puta », y hasta llega a hablar del «moralismo victoriano» del que hacen galas tales personas; en fin, para moralismo casposo y rancio el que han mantenido los sectores más puritanos que proponen que se mantenga la prostitución para que las damas de bien lleguen en condiciones de virginidad al santo matrimonio y los varones se estrenen con putas, y no con jóvenes honestas , o cubran, más adelante, sus desmedidas ensoñaciones sexuales que no pueden cubrir dentro del matrimonio. Nada digamos de las despedidas de soltero con putas incluidas, etc., etc., etc, ; por lo visto eso es ejemplar , nada moralista y paradigmático

signo de libertad sexual…¡vaya por Eros! Síndromes de Pretty woman o zaranguteos por el estilo, más acode con la realidad parece lo que dijese Rebecca Mott, escritora habiendo sobrevivido al sistema de prostitución: « el único lenguaje que está autorizado hacer público es la cantinela de la “prostituta dichosa”, que es la voz del proxeneta y la voz de la la prostitución.. que no es “trabajo del sexo “, sino que es la esclavitud y la tortura ». Nadie sueña de pequeña con ser puta, sino que lo llega a ser en base a ciertas determinaciones sociales, ( precariedad…), psicológicas ( violencias físicas o psicológicas padecidas con anterioridad, o algunas compañías turbias que empujan a las mujeres a prostituirse para sacar beneficio de ello, al convertirse en chulo…

Viene todo esto provocado por la reciente decisión adoptada por Amnistía Internacional de asumir la demanda de despenalizar la prostitución consentida, que ha originado airadas protestas en ciertos ambientes al igual que entusiasmados aplausos en otros. Se reaviva una vez más, y las que rondaré morena, la eterna polémica entre regular o prohibir esta actividad que algunos, con más tópicos que tino, suelen calificar como «el oficio más antiguo del mundo». Hace cuatro años el revuelo se agitó sobremanera en el país vecino al presentarse los diputados Danielle Bousquet, del PSF, y su aliado de la UMP, Guy Geoffory, un proyecto del ley que castigaba a los clientes de la prostitución, aireando la sana intención de « proteger a las víctimas de la trata de seres humanos y del proxenetismo »; muchos opinaron que bajo la encomiable fachada se escondía un olorcillo rancio propio de una mezcla de moralismo victoriano aderezado con tintes feminista… opiniones hubo para todos los gustos en un abanico que iba desde el torticero manifiesto firmado supuestamente por «343 salauds» hasta la respuesta de «343 putes contre 343 salauds» (en su momento dediqué algunas reflexiones a este revuelo en esta misma red: 2014.kaosenlared.net/component/k2/72772-el-derecho-de-follar-pagando#)… Lo deseable, dicho sea al pasar, sería suprimir toda represión directa (por buscar clientes, por hacer la calle que se dice vulgarmente) o indirecta (penalización de los clientes) de las prostitutas permitiéndoles que se beneficien de las leyes contra la violencia, favoreciendo el acceso a los derechos :protección social, a la vivienda, al derecho de permanencia (para las extranjeras), a la justicia, al derecho de asociación, a la formación y a una ayuda real a los y las que quieran salir de la prostitución. Nada que ver con los tocapelotas que firmaron el escandaloso manifiesto que no hacía más que defender el uso de «sus» putas, importándoles una mierda la vida de estas…que por otra parte no deberían buscarse, teniendo en cuenta lo selecto de los firmantes, en el Bois de Boulogne, ni en Pigalle, ni en Saint Denis…



Volviendo al presente se debería señalar, al menos en mi opinión, algunos matices a las afirmaciones con las que he iniciado estas líneas. Por una parte, a Montse Neira–nombre de la prostituta e investigadora social- nadie podrá negarle su derecho a hacer con sus vagina, sus labios y sus manos lo que le dé la real gana, del mismo modo que ella puede despreciar y/ o hacer oídos sordos a las mujeres, u hombres. que mantienen posturas que no coinciden con las suyas; dicho lo cual todas las mujeres teóricamente pueden hacer con su vagina lo que les salga del moño, y digo teóricamente ya que en la práctica, y más en concreto las mujeres que se ven abocadas a entregarse al ejercicio de la prostitución, me da por pensar que no hacen con su vagina, ni con su cuerpo todo, lo que les da a ellas la gana, ni por supuesto lo que les piden sus afectos. Cantidad de las mujeres , por no decir la práctica totalidad, que se dedican a tal práctica no lo hacen por gusto de -como es su caso, según viene a confesar, Montse Neira. Muchas son forzadas a ello, son traídas ex-profeso de otros lugares , y bajo engaño, de los países del Este, de Latinoamérica o de África, y se les hace pagar con su cuerpo, a destajo, el viaje y la estancia en régimen de prisión ( sin poder salir del piso en donde se ven forzadas, amenazadas, etc., etc., etc.). Nadie dudará en afirmar que esto no es más que esclavitud en estado puro, pues tal vez una minoría de mujeres de las que venden su cuerpo lo hagan voluntariamente ( para sacar más dinero que el que sacarían en cualquier otra profesión ). Así pues, según se puede deducir la prostitución de la que habla Montse Neira es la que practican las “putas finas” con perdón, aunque ni estas mismas gozan de la autonomía reivindicada ya que dependen del dueño del piso o local…otra cosa es que obviamente tanto los ingresos como el trato será infinitamente mejor. La postura de esta señora parece estar guiada por una óptica de tipo stirneriano (el ünico y su propiedad) sin plantearse, ni por asomo, ningún tipo de proyecto colectivo, ni preocuparse por la situación del grupo

En lo que hace a la “activista del sexo”, Itziar Ziga, juzgo que sus afirmaciones responden o bien a la mala fe o bien a la ignorancia, o tal vez a las dos a la vez. Decir que no ha escuchado, que no ha visto, que no…a abolicionistas hablar de las leyes de inmigración o que no escuchan a las putas o que solo escuchan a las que está de acuerdo con ellas; parece haberlo escrito pensando en sí misma, vamos para aplicárselo a ella misma, ya que servidor ha escuchado, ha leído, y ha visto a feministas de cuajo que reivindicando la abolición de esta práctica- como oficio que supone un desprecio a las mujeres- se preocupan en cantidad de la suerte de las putas y las defienden ante sus chulos y otros integrantes del redondo negocio de la prostitución…sirva a modo de ejemplo la mujer a la que he citado, con toda intención a modo de apertura de este artículo, mujer que representa a un extenso grupo de mujeres comprometidas en el Hexágono., y en otras zonas geográficas y culturales.

[¿Qué decir de una tal Paula Ezkerra, miembro del colectivo Putas Indignadas del barrio del Raval de Barcelona, que dice : « ¿ Y qué quieren , que para ganarme la vida les friegue las escaleras a esas pijas ricas? Pues no, prefiero ser puta, la verdad » Pues servidor la verdad, la verdad pura amén no sabría si quedarme con limpiar las escaleras a las pijas ricas que vivir de que los pijos ricos me metiesen el pijo (¡con perdón!)]

No cabe la menor duda de que la decisión de Amnistía Internacional en contra de la prohibición ha supuesto un bocanada de aire fresco para quienes se posicionan en contra de todo tipo de restricción, no obstante los términos de equilibrista que emplea la ONG es un tanto angelical o dicho de otro modo: no pisa suelo o el suelo que pisa es realmente fangoso. A ver, si se parte de que no se han de prohibir las relaciones, a cambio de dinero, entre adultos consintientes, el problema sería controlar si realmente se da un intercambio libre, una voluntariedad por ambas por partes, ¿ sin intermediación de dueños de locales, proxenetas camuflados, y otras yerbas ? Resulta más problemático todavía que en su declaración la prestigiosa organización admite que tanto los locales dedicados al asunto como los proxenetas deben estar legalizados…En tal caso, parece que las condiciones de la explotación de las mujeres, su obligación de apechugar con lo que se les proponga (¿o van a aplicar en contra de la voluntad del dueño el « reservado el derecho de admisión» con respecto a según qué clientes ? ) y en las condiciones que se les propongan por los responsables del local… Si la propuesta del abolicionismo hoy pudiera resultar arcangélica ( a no ser que se plantee como Idea reguladora al modo de las propuestas por Kant., como horizonte, adoptando medidas a la sueca), no menos angelical , o marciana, parece la propuesta de Amnistía que pretende unir el agua con el fuego, o el respeto a las relaciones entre iguales, sometidas a terceras personas… No es extraño que desde ciertos sectores se haya acusado a dicha organización de apoyar a la industria de la prostitución, pues resulta contradictorio estar a favor de las putas, las víctimas de todo este entramado, y al tiempo defender la existencia de sus explotadores ( dejando de lado de si entre estos ubicamos también a los clientes).

Realmente el problema es complejo y si cierto es que como horizonte la marcha hacia la abolición resulta lo más acorde con el respeto debido a las mujeres, que se ven arrastradas a vender su cuerpo a resultas del infame sistema patriarcal en el que las mujeres ocupan un papel de mero accesorio, y que tienden quienes tales posturas defienden a tener en cuenta de manera primordial la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres, y aun dando por sentado que todos, y por supuesto todas, somos mercancías (con su correspondientes valor de uso y valor de cambio ) en el mercado laboral en el que ofrecemos nuestra fuerza de trabajo, o el cuerpo casi entero en depende que actividades, al mejor postor ( dejo de lado los intereses monetarios que puedan guiar ciertos enlaces matrimoniales, apañados entre familias de postín, o los matrimonios convenidos deudores del turismo sexual, o los derechos a mutilarse el cuerpo propio con intervenciones de cirugía estétic…), mas una cosa es una cosa y las otras son otras.

Concluiré estas líneas señalando tres experiencia conocidas con respecto al mundo de la prostitución: una, y vaya por delante ( no como disculpa, ni confesión cuasi-sacramental) que la única relación con las putas ha sido en mi época de estudiante cuando vivía en el barrio chino valenciano y antes de retirarme entraba a una bar en donde había varias y charlaba, mientras me tomaba un carajillo, con ellas que se descojonaban ante el “estudiantillo”, un pipiolo…. Las otras no son personales sino que son algunas muestras que apuntan a ciertas salidas-teniendo en cuenta que las prohibiciones a fecha fija no suelen dar los resultados perseguidos sino que quizá originan más problemas, muy en especial a las mujeres que deberían moverse en una absoluta clandestinidad lo que facilitaría su situación de desasistidas y entregadas las posibles violencia de clientes desalmados, a la negativa a usar el condón, -: por un lado estaría la vía sueca que penalizando a los clientes, y en consecuencia, la prostitución, organiza programas de reciclaje para las putas, si bien la ley que se implantó en enero de 1999, ha conseguido que haya menos prostitución en la calle ha supuesto el deterioro de la situación sanitaria y social de las prostitutas, conllevando, por otra parte, consecuencias dramáticas como señalan los números que indican que las trabajadoras y los trabajadores del sexo se han alejado de los diferentes servicios y controles, al saber que estos servicios sociales condicionan su ayuda al abandono total del ejercicio de la prostitución; lo que hace temer que entre estas personas puedan darse más mártires ya que los clientes que en contra de la prohibición siguen yendo a donde ellas, resultan ser los potencialmente más peligrosos; por otro lado, en Frankfort, hay algunos locales en los que las putas negocian con sus clientes directamente y lo único que pagan las mujeres es la habitación que usan para el acto, se prescinde así de intermediarios, chulos, y demás lo cual sí que podría acercarse más a una supuesta relación entre iguales, aunque sabido es-al menos desde Orwell- que en eso de iguales todos lo somos pero unos más que otros.

Reglamentación, prohibición, abolición

         Como cantaban los chicos de Siniestro Total, y aunque no lo cantasen, es un problema de difícil solución…De todos modos sí que resulta necesario tener claras ciertas políticas que se mantienen con respecto al asunto.

La reglamentación es el sistema imperante en Europa ( Alemania, Austria, Grecia, Hungría, Países Bajos, Suiza…igualmente en Australia y Nueva Zelanda. Se considera la prostitución como un trabajo , y así se considera que el camino es implantar unos reglamentos que impidan los abusos por parte de los empleadores y que cuiden del respeto a los derechos de los trabajadores. Únicamente se dan dos excepciones : si la prostituida es menor o si no es consintiente ( peliagudo problema). Las argumentaciones subrayan que es un trabajo en la medida en que se cobra un salario(?) a cambio de una actividad. Esta visión economicista olvida cualquier mención sobre la «dignidad humana», pasándose así por el forro la Declaración de los derechos humanos y otras normas dictadas por instancias internacionales. Son precisamente cuestiones de orden económico ( monetario) lo que hace que esta vía, la reglamentacionista, sea la preferida de los empresarios del sexo , ya que como demuestra el caso holandés, estas libertades hacen que Ámsterdam se haya convertido en la meca del turismo sexual. La estigmatización que sufren quienes se prostituyen ( a pesar de los farolillos rojos de los espectaculares escaparates en donde se expone la mercancía ) hace que prácticamente nadie de los que a tal actividad se dedican firme contrato de trabajo alguno.

Hay países (China, Egipto, Emiratos árabes unidos, Estados Unidos (excepto el estado de Nevada), en los que la prostitución está prohibida lisa y llanamente: en ellos se castiga a quienes se prostituyen, a los clientes y a los proxenetas. Esta postura suele ser del agrado de algunos de quienes piensan que se ha de acabar con esta lacra humana; quizá el mayor problema es que las prostitutas en vez de ser consideradas como víctimas son reducidas a meras delincuentes; se obvian así las determinaciones sociales, las violencias y explotación que sufren, del mismo modo que las perturbaciones y traumas que tal dedicación origina. Es claro, por otra parte, que prohibir la prostitución no es erradicarla, sino que al contrario da lugar a la clandestinidad en la que como es obvio las amenazas de los proxenetas, las violencias de los clientes, etc. creando en las víctimas una indefensión ya que al ser una actividad prohibida y penalizada no tienen posibilidad de recurrir a instancia alguna ( policial o jurídica) con el fin de denunciar las agresiones señaladas.

Por último, estaría la opción abolicionista, sistema que teóricamente está implantado en Bélgica, Dinamarca, España, Finlandia, Francia, Italia, Noruega, Portugal o Gran Bretaña. Tal postura, surgida en el siglo XIX, parte del hecho de que la prostitución no es una cuestión personal, sino que es un sistema de violencias y explotación perpetrado por los proxenetas y sufrido por las prostitutas / os. El objetivo fundamental sería la persecución del proxenetismo como eje del sistema nefasto, y el apoyo a las víctimas, lo cual supone facilitarles vías para liberarse de tal dedicación ( sea dicho de paso que la supuesta voluntariedad y gusto por la profesión, es pura falacia si se tiene en cuenta que de las personas encuestadas solamente una ínfima minoría se dedica a la prostitución con pleno consentimiento).

Las cifras son abrumadoras acerca del éxito contrastado del último de los sistemas nombrados, lo que ha provocado que sea adoptado , además de por Suecia, por Escocia, Finlandia, Noruega e Islandia. La ley implantada en Suecia en 1999 ha logrado reducir ostensiblemente la prostitución( los datos indican que el país nórdico entre el 50 y el 90% de las personas que se prostituyen lo hacen forzadas); la discutida penalización de los clientes ha hecho que el sietma de prostitución haya decaído de manera ostensible; más importante si cabe es el cambio de mentalidades que se ha producido: a la hora de promulgarse la ley el 70% de la población estaba en contra, hoy es el 70% los que están a favor.

La lectura de algunos textos pro-abolicionistas resultan francamente convincentes (otra cosa son las leyes que rigen en algunos países incluidas bajo dicho rótulo, que resultan pura fachada y que siguen penalizando a las víctimas y haciendo la vista gorda para con la industria del sexo), otra cosa serán los ritmos que se propongan, etc., pero el horizonte al que apuntan sinceramente parece el más recomendable. Las razones que señalan para ser abolicionistas: 1) porque la prostitución mata, 2) porque la prostitución mata psicológicamente, 3) porque la prostitución mata socialmente, 4) porque la prostitución alienta la trata de la esclavitud, 5) porque la prostitución, es el cúmulo de diversas dominaciones: masculina, de clase y racista, 6) porque la prostitución no es trabajo, 7) porque la prostitución no supone ninguna liberación sexual, 8) porque la prostitución es contraria a la dignidad de la persona humana, 9) porque la prostitución es un obstáculo a la igualdad entre todas las mujeres y todos los hombres, 10) porque no se nace cliente , sino que se deviene. El lo que hace a las propuestas: 1) Supresión de todas las medidas represivas con respecto a las víctimas de la prostitución, 2) puesta en marcha de medios de protección y de acompañamiento social, incluyendo el acceso a la salud y a la vivienda para todas las personas prostituidas, 3) puesta en marcha de verdaderas alternativas a la prostitución y apertura de derechos efectivos para todas las personas prostituidas, comprendidas, por supuesto, las extranjeras, 4) Prohibición de toda compra de un acto sexual y penalización de los clientes, 5) Reforzar la lucha contra toda forma de proxenetismo, 6) Una política ambiciosa de educación en una sexualidad libre y respetuosa del otro, y en la igualdad de las mujeres y los hombres, 7) una política de prevención de la prostitución, y de formación y de información de sus realidades.

 

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