LA JORNADA...
DUNIA SÁNCHEZ
La jornada se
entorpece con las oscuras nubes que pesan en el firmamento a medida que el
tic-tac de un reloj se recoge en el tiempo. Ventanas que se abren, que se
cierran con un grito al vacío. Ella se
endereza, se yerta en el sentido de la brisa. No sabe dónde está el. Hace días.
Días en que su presencia no es aroma bajo ese techo blanco. Noches en vela
ronroneando el por qué. El por qué de tantas estaciones de mentiras e
hipocresía. Se va a su escritorio. Quiere leer de nuevo su diario, su
despedida. Enciende una vela, una vela que se balancea como ella ante el
temblor del frío. “ No sé por qué engañarla, a ella no la quiero, pero la
amistad creciente en estos años me duele, hacerle daño…El para mi es todo, no
sé, tengo que huir hacer mi vida y que ella camina por la senda de otras
emociones ¿Cómo decírselo? Sus ojos…Ay sus ojos, cuando me miran veo el placer,
la felicidad. Pero…pero no puedo más vivir con este engaño ¿Cómo decírselo? A
él lo amo, a ella como hija o hermana la quiero. Es todo tan difícil. No
hacerle daño. No…No, daño no. Pero no puedo más…” . Lágrimas que caen. Lágrimas
que esbozan una tristeza, una alegría. Ella comprende y le da lástima. No por
ella. Sino por él. La vela se apaga por una azotaina de la brisa. Se queda en
oscuras. En oscuras y consigo misma. Se siente serena, tranquila. Una paz que
tal vez el no sepa comprender. Que sencillo es hablar, se dice ella. Pero
entiendo su temor, su miedo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario