EL PRINCIPIO DEL FIN DE ESTA EUROPA ANTIDEMOCRÁTICA E INJUSTA
VICENÇ
NAVARRO
Durante estos
años hemos visto el acto de mayor agresión que haya sufrido un país europeo
desde la II Guerra Mundial. Una guerra ha estado ocurriendo, con miles de
muertos, con muchos daños y sufrimientos y una gran destrucción de propiedad
pública y privada (alcanzando un valor equivalente a un cuarto de su riqueza
total), dejando al país –Grecia- en una enorme ruina y miseria. Y esta última
semana vimos lo que fue diseñado por los agresores como la semana final, donde
se vería la derrota definitiva de aquellos que se levantaron para resistir
tanta agresión. Esta hostilidad bélica ha sido en contra de las clases
populares de Grecia, realizada por las clases pudientes de aquel país y por las
élites gobernantes de la Unión Europea y su mayor instrumento de presión, el
Banco Central Europeo (BCE), con la ayuda del Fondo Monetario Internacional
(FMI), instrumentos tan destructores de vidas y propiedades como las bombas de
destrucción masiva de carácter militar. Durante la batalla final, que iba a
culminar con su victoria, el Banco Central Europeo asfixió a tales clases
populares, no permitiéndoles el acceso a su propia propiedad y a fondos con los
que sobrevivir en el periodo clave de la batalla, que tomaba lugar esa semana.
Nunca antes se
había visto una situación semejante en Europa. El famoso corralito al que el
BCE forzó en el Estado griego y que limitaba el acceso de las clases populares
a los medios elementales de subsistencia, era una medida de enorme presión para
poder derrotar y ganar la guerra en el momento en el que el pueblo griego tenía
que decidir, imponiéndole el voto a favor de los intereses financieros
representados por la Troika (el BCE, el FMI y la Comisión Europea), por el
Eurogrupo y por los gobiernos de la Eurozona, liderados por el alemán, con la
alianza servil de la derecha española representada por el gobierno del Partido
Popular.
La farsa de la
supuesta ayuda a Grecia
La
justificación de tal batalla era que los gobiernos de la Eurozona querían
recuperar el dinero que según ellos prestaron a Grecia, utilizando el argumento
de que los pensionistas de los países europeos habían prestado dinero al
gobierno griego para que pudiera pagar las pensiones (que se presentaban como
exuberantes) a las clases populares griegas. Dicho argumento era parte de la
guerra que ha estado ocurriendo, intentando movilizar a las clases populares de
los países de la Eurozona a favor de la agresión al pueblo griego. Nunca antes
la manipulación mediática había alcanzado tales niveles. Esta movilización
tenía como objetivo ocultar la realidad. El dinero, de hecho, no era para que
el Estado griego pagara las pensiones, sino para que el Estado griego pagara a
los bancos privados (alemanes, franceses, españoles, entre otros) a través de
sus Estados. Eran estos Estados los que habían salvado a los bancos privados
(que habían comprado bonos públicos del Estado griego, a unos intereses
abusivos y exagerados -consecuencia de que el BCE sea, en realidad, un lobby de
aquellos bancos) comprándoles todos los bonos públicos griegos, pasando a ser
estos Estados los propietarios de tal deuda pública.
Presentar la
transferencia de fondos de la Troika y de los Estados europeos como una ayuda
al pueblo griego es una de las mentiras más demagógicas que han sido proferidas
por parte del establishment financiero europeo, y que se han promovido a través
de los medios de comunicación afines a tales intereses (que son la mayoría).
Esta supuesta ayuda a Grecia ha ido a parar a los bancos privados, puesto que
si los bancos hubieran tenido que absorber el no pago de la deuda, el Estado
griego no tendría que verse ahora forzado a pagarles. El mercado financiero
nunca es, en realidad, un mercado en el que los riesgos se distribuyan
equitativamente. Los poderosos, como los bancos, nunca pierden. Siempre hay los
Estados que los rescatan a base de sus fondos públicos. Estos rescates, por
cierto, carecen de mandato popular, pues nunca tales medidas de rescate han
estado en las ofertas electorales de los partidos gobernantes. Cuando el
Presidente del Parlamento Europeo, el socialista Martin Schulz (en la noche del
domingo cuando se supo del rechazo masivo del pueblo griego a las propuestas
hechas por la Troika y el establishment europeo), respondió a tal rechazo
insistiendo que el pueblo griego tiene que aceptar que detrás de las exigencias
de la Troika está la voluntad expresada por los pueblos europeos a través de
sus gobiernos, estaba faltando a la verdad. Los pueblos europeos nunca han
votado sobre la necesidad de tales políticas de austeridad, ni en Grecia ni en
sus propios países. En realidad, todas las encuestas muestran la enorme
impopularidad de tales medidas a lo largo del territorio de la Eurozona, siendo
ellas la causa del gran deterioro de la popularidad del sistema de gobernanza
de la Eurozona, hoy una de las más bajas en su historia.
Las armas de
destrucción masiva: el BCE y el FMI
Ha sido el
Banco Central Europeo el que ahora ha puesto una pistola en la sien de cada ciudadano
griego, en el momento de votar, diciéndole que si votaba NO, es decir, a favor
de interrumpir las políticas de austeridad, él o ella no podrían ya conseguir
más dinero y perderían el ya existente. Y todo ello en un ambiente que se ha
caracterizado por la total ausencia de libertad de expresión y democracia, en
que los mayores medios de información en Grecia los controlaban aquellos
intereses económicos y financieros. En Grecia, como en España, la gran mayoría
–por no decir todos- de los medios de información y persuasión los controlan
los intereses financieros y económicos y las clases pudientes del país, y cuyos
intereses defienden y representan, en su mayor parte, los mayores partidos de
la oposición en el parlamento griego. Como bien señalaba el New York Times
(International New York Times, Saturday-Sunday 04-05.07.15, p. 3), los
principales medios de información griegos carecen de la más mínima diversidad
ideológica. Los mismos medios que habían ocultado el enorme sufrimiento de las
clases populares griegas durante todos los años de austeridad, ahora
presentaban las políticas del gobierno Syriza (que intentaba paliar y prevenir
la continuidad de tales daños) como las responsables del deterioro padecido,
apoyando el SI en el referéndum que tendría como objetivo el continuar aquellas
políticas que han causado tanto daño y tanto sufrimiento. La cobertura de lo
que ha estado ocurriendo en Grecia por dichos medios ha sido muy sesgada (como
lo ha sido también en España), ofreciendo todo el espacio mediático a los que
apoyaban el SI, negándoselo a los que promovían el NO. Según el New York Times,
todas las televisiones han dado mucho más espacio a los primeros que a los
segundos. Solo un canal, ERT, que había sido cerrado durante el gobierno
anterior, dio el mismo espacio a los dos bandos.
Los mayores
medios griegos expresaron una enorme hostilidad hacia el gobierno Syriza,
porque este quiere diversificar y extender la muy limitada libertad de
expresión hoy existente en el país. En Grecia, como en España y como en América
Latina, la muy acentuada falta de diversidad de los medios es el mayor problema
que tiene el sistema mal llamado democrático. Así, el ex Primer Ministro griego
Antonis Samarás, responsable de las medidas impuestas por la Troika en Grecia,
ha tenido mucho más acceso a tales medios en su defensa del SI que el Sr.
Tsipras en defensa del NO. Y en todos estos medios griegos, el mensaje que le
llegaba al ciudadano era que lo que la ciudadanía estaba experimentando en
Grecia esta semana, incluyendo el corralito, era resultado de la incompetencia
y rigidez del gobierno Syriza.
La complicidad
de los medios de información españoles (incluyendo los catalanes) en el ataque
a Syriza
Esta cobertura
tan sesgada caracterizó también a los grandes medios españoles, ya que todos
ellos culpabilizaron a Syriza del desastre que estaba viviendo Grecia. El País
publicó dos días antes del referéndum un artículo de increíble mezquindad,
mintiendo a sabiendas sobre Syriza, escribiendo que este partido se había
aliado nada menos que con “el partido nazi griego”, Amanecer Dorado (?!), para
imponer el referéndum al pueblo griego. Incluso por los estándares de
manipulación que han venido caracterizando a las noticias y reportajes sobre
Grecia en este rotativo, este escrito alcanzaba un nivel difícil de superar. El
autor de este artículo –Bernard-Henri Levy- es el darling del establishment
francés y español, dócil y servil siempre con las estructuras de poder, que ya
en su día lideró la movilización mediática a favor de la invasión de Libia, con
el objetivo de cambiar el gobierno en aquel país, creando un enorme vacío
responsable ahora de que Libia sea uno de los mayores centros de yihadismo,
causando la enorme crisis del Mediterráneo. Voces como la de tal personaje no
solo son marionetas del poder, sino incompetentes, responsables de enormes
desastres. Pero la continua producción de falsedades no es obstáculo para que
continúen gozando de grandes cajas de resonancia para promover su ideario
auténticamente reaccionario.
La victoria
frente al terrorismo y frente al miedo
Es un hecho de
proporciones históricas que la población diera un rotundo apoyo al gobierno
Syriza, diciendo BASTA YA a la agresividad de los centros de poder europeos. Y
como era de esperar, la mayor parte del apoyo provino de las clases populares,
siendo las clases más adineradas las que apoyaron el SI, en su intento de
deshacerse de Syriza. Pero no lo consiguieron. En realidad, Syriza salió
reforzada en esta alternativa. Y ello muestra que, a pesar del enorme poder del
establishment europeo, con medidas enormemente hostiles y agresivas, la mayoría
de la población tuvo la valentía y coraje de decir NO. Es un ejemplo para el
resto de los pueblos que viven en los países de la Eurozona.
Grecia no
saldrá del euro, como ya les indiqué en pasados artículos. El argumento de que
las clases populares tienen que hacer grandes sacrificios para, en teoría,
salvar el euro, es el argumento más utilizado en los mayores medios de
información. Y ello a pesar de que, como he indicado en muchas ocasiones, el
euro nunca ha estado en peligro. Y la causa de ello es que su existencia
beneficia enormemente al capital financiero hegemonizado por el alemán. El
Presidente del Banco Central Alemán, el Bundesbank, acaba de declarar que la
salida de Grecia del euro dañaría enormemente los intereses de aquel capital.
Lo que tal estructura de poder deseaba, como indiqué ya hace tiempo, no era
echar a Grecia del euro, sino echar a Syriza del gobierno. Y no lo ha
conseguido. Se abren ahora toda una serie de posibilidades. Y aunque es
altamente improbable, lo deseable sería que se realizaran referéndums similares
al ocurrido en Grecia, en los que la población de cada uno de los países de la
Eurozona pudiera expresar su grado de aceptación o rechazo de las políticas de
austeridad que aquellos gobiernos continúan aplicando a pesar del enorme
desastre que han estado causando en cada uno de los países donde se han estado
implementando.
Un dato de
enorme importancia que no ha aparecido en los medios de información es que en
ninguno de los países donde su gobierno quería imponer el SI a Grecia se había
consultado a la población sobre si aceptaba o no los rescates bancarios, origen
de que gran parte de la deuda pública griega la tengan los Estados, en lugar de
la banca privada. Lo que sí sabemos es que en cada uno de estos países, los
rescates a la banca privada han sido sumamente impopulares. Como indiqué antes,
así lo muestran las encuestas. De ahí que presentar las presiones impuestas al
gobierno griego para continuar las políticas de austeridad como una respuesta a
una petición popular para recuperar los fondos debidos a los pueblos europeos,
fondos que han sido mermados por la supuesta ayuda a Grecia, carezca de
credibilidad. Es un argumento mezquino para movilizar a la población a que
apoye a los gobiernos liderados por el gobierno alemán en su lucha contra el
pueblo griego.
Pero el hecho
más importante de lo que ocurrió el pasado domingo en Grecia es que el voto
claramente mayoritario del pueblo griego muestra que las políticas represivas
encaminadas a atemorizar a la población (con medidas terroristas nunca
utilizadas con tanta intensidad como en Grecia) no han podido doblegar la
existencia de unas clases populares que nos han enseñado a todos los demás que si
la gente se organiza y se moviliza, puede vencer y ganar batallas en esta
guerra sangrienta que está ocurriendo en este continente. El sí se puede ha
señalado una vez más que las clases populares pueden vencer a sus agresores por
muy fuertes que estos sean. Ocurrió en Grecia y ocurrirá en el resto de Europa.
De ahí que se haya iniciado un movimiento de rechazo frente a este
establishment europeo con el apoyo del FMI, exigiendo un cambio hacia otra
Europa que sea democrática y justa. Existen ya hoy en Europa grandes
movilizaciones que aparecen raramente en los medios, demandando otra Europa
cercana a las clases populares en lugar de a las élites gobernantes que
representan los intereses sobre todo del capital financiero que hoy domina
Europa.
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