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martes, 2 de junio de 2015

UNA MUERTE...

UNA MUERTE...

DUNIA SÁNCHEZ
Una muerte suena en un violín de habitaciones blancas, refugio de las pardelas.  Se entrega a la fuerza del oleaje que viene, que va con un susurro de nostalgia.  Se entrega a las bellas hogueras que una luna danza en melancolía. Abrazada a una roca lisa se llena de la respiración de las mareas, de la espuma blanca que las caracolas arrancan de las entrañas de las profundidades.  Un enorme quejido la induce a ser espalda de esa sala donde un violín anuncia la muerte.  Navega por parajes donde la espesura exuberante de las alas la hacen columpiarse a ras del océano.  Un océano viejo y cansado. Rota, cansada, hastiada, en el herrumbre de su ser se levanta y con sus ojos abiertos traspasa las fronteras de la desigualdad en todas sus esferas. Más allá le espera el creciente musgo que suavizará el detrimento de una esfera de crepúsculos marchitos, de deshilachadas sensaciones. 

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