EL CASO ZAPATA: MIEDO, FALSA JUSTICIA Y CORTINAS DE HUMO
POR TONI VELASCO
Finalmente
Guillermo Zapata ha sido imputado por los chistes de humor negro que publicó
hace cuatro años en su cuenta de Twitter. El juez Pedraz, tras la petición de
la Fiscalía, le ha citado a declarar por un delito de humillación contra las
víctimas del terrorismo el próximo 7 de julio en la Audiencia Nacional.
Irene Villa,
víctima de ETA y una de las supuestas perjudicadas por los tuits del concejal
de Ahora Madrid, quien además deberá comparecer como testigo en el caso, ha
declarado que le parece sorprendente que la llamen a declarar por unos chistes
y que “Si hubiera que imputar a todos los que cuentan chistes así habría una
cola enorme”.
Últimamente
estamos asistiendo a ciertas “desavenencias” con respecto a los criterios para
imputar de la Fiscalía. Véanse los siguientes ejemplos:
La Fiscalía
aseguró que no existían pruebas objetivas de que la Infanta Cristina
participase en los presuntos delitos contra la hacienda pública de Urdangarín,
a pesar de la multitud de pruebas aportadas. Además, la Fiscalía instó a los
jueces a que dejasen de investigar la destrucción de los ordenadores de
Bárcenas por parte del PP, acción enmarcada en la investigación de la caja B
del partido. En otro caso, la Fiscalía solicitó al Tribunal Superior apartarse
de la querella interpuesta por la Asociación para la Recuperación de la Memoria
Histórica (ARMH) contra el diputado del PP Rafael Hernando por decir en
televisión que “Los familiares de las víctimas del franquismo se acuerdan de
desenterrar a su padre solo cuando hay subvenciones”; esgrimiendo que carecen
de legitimación para personarse como acusación ya que se trata de un asunto
privado.
Por otro lado,
Pablo Casado (PP) menospreciaba a las víctimas del franquismo en un mitin del
partido diciendo que “No puede estar de moda ser de izquierdas, son unos carcas
que están todo el día con la guerra del abuelo, con las fosas de no sé quién…”.
Además el mismo Rafael Hernando ha llegado a equiparar los símbolos de la II
República con los nazis. También existe en Madrid, por poner un ejemplo, una
calle llamada “Calle de los Caídos de la División Azul” (unidad de voluntarios
españoles que luchó junto a Hitler) y el propio gobierno la ha homenajeado
públicamente (¿no es eso una humillación más flagrante hacia las víctimas del
holocausto que un mísero chiste de hace cuatro años perdido en la red?).
Además, han sido numerosos los afiliados del PP que han posado alegremente
haciendo el saludo fascista y mostrando banderas franquistas e incluso nazis y
tan solo una minoría han sido expulsados del partido. En otro caso, el alcalde
de Baralla (Lugo), González Copón (PP) dijo que los condenados a muerte por
Franco se lo merecían sin que haya habido consecuencias políticas para él. En
ninguno de estos casos la Fiscalía ha actuado.
Es evidente que
un chiste descontextualizado de humor negro (chistes que todos hemos oído en
alguna ocasión, seamos sinceros) es mucho menos hiriente que los ejemplos
mencionados en los dos párrafos anteriores por una simple razón: un chiste es
una broma, algo que no se piensa realmente, la suma de “tragedia y tiempo” tal
y como Larry Gelbart definía la comedia y que Woody Allen inmortalizó en la
película Delitos y Faltas; mientras que los ejemplos citados por parte del PP
no tienen nada de broma, sino que son palabras dichas y actuaciones hechas con
convicción. Y es que cuando la justicia de un país no es independiente sino que
está supeditada a los intereses del gobierno, es cuando afloran las dobles
varas de medir (una para los defensores del gobierno y otra para los
opositores), algo que es innegable que hoy sucede en nuestro país.
Es importante,
además de denunciar esta injusticia, intentar averiguar la razón por la que se
han enfatizado tanto unos viejos tuits de alguien totalmente desconocido hasta
hace pocas semanas.
Es innegable,
por un lado, que las elecciones municipales supusieron un toque de atención a
los dos partidos clásicos españoles, pero especialmente al PP, ya que corre
peligro de perder el poder en las próximas elecciones generales. Las
candidaturas unitarias lograron arrebatar, entre muchas otras, las dos primeras
ciudades españolas. Esto, sumado a los mediocres resultados obtenidos por
Ciutadans, han provocado que ciertas altas esferas se empiecen a poner algo
nerviosas. ¿Cuál es una de las respuestas del poder para frenar estas
candidaturas? Remover cielo y tierra tratando de encontrar cualquier cosa que
puedan utilizar contra los componentes de las mismas para tratar de
desacreditarlas y alimentar ese discurso del miedo que tanto domina el poder y
que tan bien le ha funcionado siempre (que vienen los rojos, el caos, el odio,
etc) y difundirlo masivamente a través de los grandes medios de comunicación
que poseen.
Por otro lado,
el caso Zapata es la cortina de humo perfecta para que no se hable de otras
muchas cosas: La implantación de la denominada “Ley Mordaza” a partir del 1 de
julio. Ley que, en resumidas cuentas, criminaliza a los que luchan por defender
los derechos de la mayoría social (por ejemplo parando desahucios o denunciando
la violencia policial) y beneficia al poder económico. Por otro lado, hace
pocos días, dos jueces nombrados en el CGPJ por el PP juzgarán la trama Gürtel
asociada al mismo partido. Un caso sonado que ha tenido mucho menos revuelo que
el caso Zapata que demuestra una vez más que el gobierno controla la justicia.
También han florecido nuevos casos de corrupción, un “Tamayazo” en la
Diputación de Lugo cuyo protagonista, el edil Manuel Martínez (PSOE), rompió la
disciplina de voto y entregó en bandeja dicha Diputación al PP, o la decisión
de Ciudadanos de frenar la comisión de investigación sobre los cursos de
formación en Andalucía, entre otras cosas.
Ya se sabe que
quien posee los grandes medios de comunicación controla la información y, en
última instancia, tiene el poder de decidir de qué vamos a hablar los españoles
a grandes rasgos a la hora de comer o en nuestro tiempo libre. De otro modo no
se entiende que un caso anecdótico en cualquier otro país como unos tuits
antiguos y sacados de contexto hayan tenido tanto revuelo mediático. En nuestra
mano está, sin embargo, darle la importancia que quieren darle las élites
económicas o la que realmente tiene.
http://larepublica.es/2015/06/25/el-caso-zapata-miedo-falsa-justicia-y-cortinas-de-humo/
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