UN TUL...
DUNIA SÁNCHEZ
Un tul purpureo
envuelve los sentidos, yertos con el auge de la jornada. Caminamos por
serpenteantes laberintos en búsqueda de la verdad. Hallamos piedras negras,
piedras blancas que nos guían por la senda de la realidad. Un llanto parece que
sintoniza con nuestro encuentro. Hogueras de nostalgia nos invade con el ir y
venir de imágenes que se expansionan en nuestro recorrido. Te cansas. Te agotas. Desfalleces, arrancas
el traje que llevas puesto. Un traje a rayas con la verticalidad del sol y con
tu desnudez amaneces en una llanura donde margaritas danzan a son de los silbos
de las aves. Te preguntas que haces aquí. No lo entiendes. Tus lágrimas
irradian luz, destellos que pétalos caídos asumen como suyos. Te echas a correr
y correr, travesía entre la verde hierba y
algún que otro árbol. De repente la bruma, una bruma que cae sobre tus
ojos abiertos. Buscas la salida, alas de mariposas te acompañan, siguen tu
paso. No sabes a dónde vas. Te da lo mismo. Cuevas que se tornan mensajeras de
las telas de arañas que amputan tus pisadas. Te sientas. Y dices sentirte bien.
Sí, en esa distorsión de la vida que avanza. Pájaros de colores se posan sobre
tu hombro. Pájaros que van y vienen y
por dentro te sientas vivir. Te entregas a la brisa y vuelas y vuelas donde la
imaginación alcanza lo inexistente.
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