JOSÉ MANUEL PITTI, ¿…?

JOSÉ MANUEL PITTI, ¿…?

 POR JUAN HENRÍQUEZ

Dejemos las cosas claras desde el principio. He sido desde la distancia, el anonimato y silencio, un admirador nato del periodista deportivo José Manuel Pitti González. Pero como el destino te depara sorpresas inesperadas, hace escasamente unos cuantos meses, tuve la inmensa suerte de conocer a Pitti en persona. Mis lectores/as saben que escribo con honestidad y claridad, y con la sencillez que caracteriza al canario rural. Pues déjenme que les diga, que en aquel primer encuentro en los estudios de Onda Tenerife, en el Porís de Abona, donde dirigía el programa mañanero de La Guagua del Sur, nos dimos tan fuerte abrazo, como dos grandes amigos que se conocieran de toda la vida. Por poco me dobla el espinazo; está fuerte como un mulo el jodío.

He de decir, y espero que el chasnero no se me enfade, que la parte humana y fraternal de Pitti, supera con creces a su bien ganada fama como periodista y comunicador de masas. Esa y no otra es la razón que explica la facilidad que ofrece José Manuel para apreciarle y quererle. Les contaré un secreto que puede influenciar en una amistad tan sólida y sincera.

Al mago, ¡sí hombre!, José Manuel Pitti, y a mí, nos une una infancia, salvando la lógica distancia generacional, entre praderas quebradas y pobladas de cardones, tabaibas y julagas, impregnadas por la fragancia del jable y la tosca. Y menos mal que no coincidimos jugando a “monta la chica, monta la grande”, porque jamás podría haber escrito este mi particular homenaje a Pitti Ahora resulta, y hete aquí el meollo de la cuestión, que mi amigo Pitti da un salto, ¿mortal?, espero que no, pero casi, a la política. Ficha por CC que le ha alineado con el 5, siguiendo el léxico deportivo. No puedo hacer otra cosa que desearle suerte en esta nueva aventura. De momento el periodismo canario queda huérfano de un gran periodista, pero…, ¿ganaremos un buen político? En principio lleva en su ADN: trabajo, honradez, formación y conocimiento de las grandes demandas sociales. ¡Suerte amigo!