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sábado, 7 de marzo de 2015

LA CARTA...

LA CARTA...

DUNIA SÁNCHEZ
Baja escalones con la presura de alguien la aguarda.  Abre la puerta. Una bóveda ceniza envuelve sus ojos apagados. Es el viento otra vez, se dice. Cierra bien fuerte. Tan fuerte que retumban las paredes estropeadas por el paso del tiempo. Descubre una carta en el suelo. Al menos el cartero ha venido, se dice. La misma carta todos los meses. Es de alguien desconocido, alguien a quien ella quisiera conocer. Pero no hay letras solo un pétalo de rosa cuyo aroma la arrastra a la ensoñación, a la nostalgia. Sube de nuevo hasta su puerta. Entra temblorosa, lenta con aquella carta en la mano y saboreando con su olfato aquel pétalo ¿Quién será?, se pregunta. Sabe que estoy aquí, que vivo aquí. No se habrá equivocado. Se asoma al balcón por si ve a alguien, la nada inunda la urbe. Una lluvia liviana, suave comienza a caer.  Coge el pétalo y con él sobre hace un avión. Sopla y sopla y lo deja caer desde el balcón. Observa cómo es arrastrado por la lluvia hacia una alcantarilla. Guarda el pétalo en su diario. Tantos…se dice. No sabe qué hacer.  De pronto de su diario se engendra algo. Algo que asciende hasta su techo. Es un rosal. Con tantos pétalos se ha llenado el de ellos. Es hermoso. Un rosal blanco. Se queda mirándolo, interrogándose. Se da cuenta de la vida que queda por venir. Afuera continua lloviendo. Esta no cesa. Mientras ella con su diario abierto en blanco y el rosal. Se siente dichosa, feliz. Es una señal.

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