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domingo, 8 de marzo de 2015

EL VÍDEO DE MONAGO: ¿CULO O CODO?

EL VÍDEO DE MONAGO: ¿CULO O CODO?

Cuando uno ve por primera vez el famoso vídeo electoral del PP de Extremadura, lo primero que piensa es: no puede ser, no es posible. Ante la duda, uno mira el calendario, comprueba que, efectivamente, estamos en 2015 y vuelve a pensar: no puede ser, no es posible que hayan hecho esto. Tras el impacto inicial y superado el estado de shock, la cabeza vuelve a regar y entra en estado de aceptación: sí puede ser, porque aquí está y lo estoy viendo. Llegado a este punto, a uno le asaltan inmediatamente varias cuestiones: ¿lo han hecho así queriendo o de verdad pensaban que era ingenioso? ¿Han usado dinero público para esto? ¿Sabría de su existencia el presidente de Extremadura?
Analizar el vídeo en función del contenido es complicado. Quiero decir: Curro Romero, Sara Montiel, la camiseta del Betis del año de la Expo, un toro y una flamenca en el mueble, una medalla de la virgen y una foto enmarcada de Manuel Ruiz de Lopera conviven en el supuestamente típico salón andaluz con un póster del hipócrita y rojo jeque de las finanzas gran Wyoming, una carpeta con el logotipo de Izquierda Unida y libros de Marx y Engels. El típico andaluz llama por teléfono a su colega extremeño, que es vidente en un programa de la tele, y éste le va desgranando la desgracia que le va a suponer en los próximos años ser andaluz. Conclusión: hay dos sures, el desastroso sur andaluz y el sur extremeño, del cual no se habla en ningún momento del vídeo. Fin de la historia. ¿Fin de la historia? No. Queda la mejor parte.
Preguntado por “la cosa”, el presidente de Extremadura, José Antonio Monago, lejos de desmarcarse, responde con ese tono mezcla de histriónico y solemne que lo caracteriza y dice que sí, que lo conocía: “Cuando Los Morancos o José Mota hacen una parodia, todo el mundo se ríe y es prime time”. Y se va.
Cuando en la calle hablamos de cualquiera de los habituales homenajes a la vergüenza ajena cometidos por gobernantes, es muy común que surja la típica pregunta culo o codo de la política: “¿es maldad o es estupidez?”. Tiene un cargo institucional alto para el que se necesita cierta preparación, pensamos. Así que no puede ser que no viera que tenía un coche Jaguar en el garaje de su casa, por ejemplo. Y le damos un voto de confianza eligiendo maldad en lugar de estupidez: codo.
Uno ve al Javier Gurruchaga de la política a punto de partirse la camisa gritando que no ha viajado a Canarias en su vida porque “no tiene antena parabólica” y pensamos: ha llegado a presidente, así que será codo. Cuando a continuación dice que va a pagar de su bolsillo esos viajes a Canarias que no hizo, estamos a punto de decir culo, pero el más básico sentido común nos hace rectificar: no puede ser, a pesar de lo que parece tiene que ser codo. Sin embargo, el famoso vídeo y la respuesta de Monago me ha hecho plantearme seriamente la opción culo. Tiene que ser culo porque codo significaría que, de manera premeditada, ha intentado enfrentar a los vecinos y hermanos del sur, históricamente maltratados ambos desde más arriba, y tienes que ser muy codo para hacer algo así por motivos electorales. Tiene que ser culo porque si no, tendríamos que aceptar que ha abochornado de forma consciente a los extremeños, esa gente especialmente noble que ha pagado de su bolsillo esta obra maestra. Tiene que ser culo porque recuerdo un profesor de Sociología que siempre repetía en clase “no hay nada más valiente que la estupidez”, y Monago ha demostrado una y otra vez ser siempre muy valiente en este tipo de situaciones. Es raro que pase en política, pero tiene que ser culo.

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