DIVAGACIONES DE UNA MAÑANA DE FEBRERO...
DUNIA SÁNCHEZ
Suavemente
ese animal broncíneo se aproximaba después de tantos crepúsculos entre cenizas
alimentándome de su viveza. Como pardela perdida gemía en un rincón de la
oscuridad. Ahora que la luz penetra en mi rostro soy alargada orilla donde
renacen los pasos. Voy hacia él. Sí, me entrego a su alma ardiente en estas
primeras horas de la mañana. Calor… Necesito calor, me digo. Las olas quietas.
Llamándome. La ventura de ser cuerpo desnudo bajo las mareas del hoy. Mientras
los filigranas solares sobre mi rostro. Y otra vez en la orilla consumiendo
cada mirada que se cruza por las arenas negras. Saludos de gentes cotidianas,
de cuerpos que se desdoblan cuando la mañana da la bienvenida a la edificación
de nuestros enigmas. Venid…Venid, digo.
Aunamos nuestras almas junto al arco iris. Ascendamos por él. Sí por su cuerpo
semicircular como afrodisiaco del despertar. Absorbamos de su sabiduría para
que en los días venideros seamos más sensatos, más honestos con este reino
natural que nos ampara. Y otra vez soy eco del susurro de las olas. La marea se
levanta rompiente contra rocas deformes que dibujan las siluetas del ayer, de
los ahogados. Ven sol, ven hacía mi. Ven ola viva, hacía mí. Llévame donde el
destino no sea cobarde sino un riachuelo donde los rostros fijos en la mirada
alberguen la emoción, el gusto de la verdad, de la belleza.
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