A PROPÓSITO DEL ADULTERIO.
ROSARIO VALCARCEL
Dícenme, don Jerónimo, que dices
que me pones los cuernos con Ginesa;
yo digo que me pones casa y mesa;
en la mesa, capones y perdices.
Yo hallo que me pones los tapices
cuando el calor por el octubre cesa;
por ti mi bolsa, no mi testa, pesa,
aunque con molde de oro me la rices.
Este argumento es fuerte y es agudo:
tú imaginas ponerme cuernos; de obra
yo, porque lo imaginas, te desnudo,
Más cuerno es el que paga que el que
cobra;
ergo, aquel que me paga, es el
cornudo,
lo que de mi mujer a mí me sobra.
(Soneto XI Quevedo)
Según el
diccionario de la Real Academia de la Lengua, adulterio es “falsificación, fraude”. Y es una
de las razones primordiales por las que una pareja rompe su relación. Quizás el problema radica en que lleva
implícita una parte de engaño, entonces esa confianza amorosa de la pareja se
destruye y pueden llegar a consecuencias lamentables y en algunos casos
peligrosas.
En los
Anales Eclesiásticos y Seculares de Sevilla se puede leer que, el 19 de enero de
1565 Silvestre de Angulo, tabernero sevillano, probó ante el juez el adulterio
de su mujer con un mulato. De acuerdo con la ley, los «culpables» fueron entregados
al marido para que éste hiciese justicia. Fue levantado un cadalso en la plaza
de San Francisco, sobre el que los reos, de rodillas, esperaban, los ojos
vendados con el velo de la mujer, que el verdugo había cortado en dos mitades. Llegó
Angulo, seguido de religiosos, los cuales, con el crucifijo en la mano, le
pidieron perdón para los dos desgraciados. Las súplicas fueron inútiles. El
tabernero sacó, un cuchillo de una bota y empezó a herir, primero a la mujer,
después al mulato, hasta que no los vio muertos. Entonces se quitó el sombrero
ante la multitud y gritó, con aire triunfal:
« ¡Fuera
cuernos!»
Para
Francisco Quevedo usar la temática del cuerno era desarrollar a fondo su arte
verbal y aprovechar para desvelar los vicios o placeres de la carne y de los
sentidos de una sociedad corrupta. Lo consigue a través de la ironía, y a
menudo de sarcasmos.
Afortunadamente
las sociedades han cambiado, los modelos familiares han evolucionado y hemos
aprendido a ser más respetuosos y maduros en nuestra convivencia, a entender
que el amor no conoce fronteras, ni tabúes, ni religiones. Ello no quiere decir
que haya descendido el número de adulterios, ni mucho menos.
Sin
embargo todavía para muchos imaginar una infidelidad por parte de la pareja
puede ser uno de los tormentos más grandes que puede sufrir una persona. Sin
embargo vivimos en un momento en el que la promiscuidad no solo no es un tabú,
sino que para muchos es algo deseable.
El escritor suizo Alain De Botton, afirma que “la infidelidad ha sido una conducta socialmente, sancionada y actualmente el pararrayos de la indignación moderna“. De todas formas De Botton argumenta que la razón por la que se ha de ser fieles no debería ser por un mandato externo, sino por un compromiso personal.
El escritor suizo Alain De Botton, afirma que “la infidelidad ha sido una conducta socialmente, sancionada y actualmente el pararrayos de la indignación moderna“. De todas formas De Botton argumenta que la razón por la que se ha de ser fieles no debería ser por un mandato externo, sino por un compromiso personal.
Fórmulas
como las relaciones abiertas, en donde ambas partes pacten su fidelidad, tal
vez para conseguir la alegría de vivir o la libertad, o para sobrellevar las
dificultades de un mundo cada vez menos humanizado. O quizás porque no queremos
renunciar a los años locos de la adolescencia. El tema es polémico o para ser
más preciso, cultural.
Blog-rosariovalcarcel.blogspot.com
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