¿QUÉ PASA EN
GRECIA (Y EN ESPAÑA)?
POR VICENÇ NAVARRO
Este artículo señala que los mayores problemas que tiene Grecia
se encuentran en la enorme concentración de poder que existe dentro del país
(como también ocurre en España), y que el partido Syriza desearía cambiar, lo
cual explica la enorme animosidad no solo del establishment griego, sino
también del español hacia tal partido.
Las economías de la Eurozona que están teniendo mayores
dificultades son las de los países referidos en la terminología anglosajona
como PIGS (Portugal, Irlanda, Grecia y España –Spain en inglés–). Todos ellos
tienen en común haber sido gobernados, por un largo periodo de tiempo, por
dictaduras de ultraderecha, impuestas a la población de aquellos países por
golpes militares. La excepción es Irlanda, que no estuvo gobernada por una
dictadura, sino por un partido ultraconservador, muy ligado a la Iglesia. Esta
historia común en todos estos países –haber sido gobernados por fuerzas
ultraconservadoras- explica que todos ellos tengan Estados muy pobres, con una
escasa conciencia social y que sean muy poco redistributivos. Los datos hablan
por sí solos.
Comencemos por la pobreza de sus Estados, que queda reflejada en
el hecho de que en todos ellos los ingresos al Estado están muy por debajo del
promedio de la Unión Europea de los Quince (UE-15), el grupo de países más
desarrollados económicamente de la UE. Mientras que los ingresos al Estado
representaban en el promedio de la UE-15 el 44% del PIB al inicio de la crisis
(en Suecia eran el 54%), en España eran el 34%, en Portugal el 39%, en Grecia
el 37% y en Irlanda el 34%, todos ellos más bajos que el promedio. Un déficit
semejante ocurría en el porcentaje de la población adulta trabajando en los
servicios públicos, porcentajes más bajos que en el promedio de la UE-15 (15%).
En España era el 10%, en Grecia el 14% (debido a la enorme expansión de sus
fuerzas armadas), en Portugal el 7% y en Irlanda el 12%.
Una causa común de esta pobreza del Estado es, en todos ellos,
el enorme fraude fiscal procedente, en su mayoría, de las clases sociales más
pudientes de la sociedad y de las grandes empresas que dominan la economía de
cada uno de estos países. En Grecia estos grupos incluyen “las 50 familias que
son las que mandan en el país” (ver “Syriza: Business and Rows to Shake Up
Vested Interests”, Financial Times, 07.01.15, p. 3). Este fraude fiscal es bien
conocido no solo en el país, sino también internacionalmente. En realidad, nada
menos que la Presidenta del Fondo Monetario Internacional (FMI), la Sra.
Christine Lagarde, ha citado en varias ocasiones la existencia de una lista de
más de 2.000 personas prominentes en la vida política, económica, financiera,
mediática y cultural griega que tienen cuentas bancarias en Suiza (conocida en
Grecia como la “lista Lagarde”). El Estado griego no ha hecho nada (repito,
nada) para corregir esta situación.
La complicidad del Estado en el mantenimiento del fraude explica
su inmovilismo hacia la corrección del mismo. El dominio de los sectores
empresariales más poderosos del país sobre el Estado se traduce en este enorme
fraude fiscal (como también ocurre en España), así como en la limitadísima
capacidad redistributiva del Estado, siendo Grecia uno de los países (como
ocurre también en España) donde hay mayor concentración de la riqueza y mayores
desigualdades sociales, fenómenos que se han acentuado incluso más durante los
años de crisis (como ha ocurrido también en España. Ver mi artículo “España,
uno de los países más desiguales en el mundo desarrollado”, Público, 08.01.15).
España y Grecia están entre los países de la UE-15 con Estados menos
redistributivos.
Otro síntoma de este enorme poder de las clases y grupos
dominantes es el maridaje y complicidad de estas clases y grupos empresariales
con el Estado y con los mayores grupos mediáticos del país (como también ocurre
en España). En realidad, una de las propuestas del partido Syriza es la de
intentar romper con estos monopolios mediáticos, propuesta que,
predeciblemente, ha originado una campaña contra Syriza por parte de tales
medios, habiéndose presentado esta campaña como una “defensa de la libertad de
expresión” libertad que hoy prácticamente no existe en Grecia. De hecho, hay
una escasísima diversidad ideológica en los medios (como también ocurre en
España).
Otro indicador que el Financial Times también señala (y que
Syriza denuncia) es este maridaje entre el poder económico y el poder político,
del que es una muestra la estrecha relación existente entre las constructoras,
las inmobiliarias, la banca y el Estado, las cuales son una fuente constante de
corrupción (como también ocurre en España), una relación basada en un
clientelismo en el que el Estado está claramente instrumentalizado por
intereses muy particulares que anteponen sus prioridades a las del interés
general. El corresponsal del Financial Times en Atenas, en un interesante
artículo, muestra las relaciones estrechas con el poder político de los grandes
oligarcas empresariales en el país (Kerin Hope “Syriza turns Greek oligarchs
from taboo subject to economic priority”, Financial Times, 13.01.14).
Ni que decir tiene que estas características del Estado
dificultan enormemente la eficiencia y competitividad de la economía griega. La
evidencia de que esto es así es abrumadora. Y, sin embargo, el establishment
europeo (el Consejo Europeo, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo) y
el gobierno alemán, que lidera la vida política, financiera y económica europea,
no han dicho ni pío sobre esta situación, centrando sus exigencias en la
necesidad de continuar con las medidas de austeridad del gasto público, y muy
en particular del gasto público social, y también con las reformas
estructurales que tienen como objetivo debilitar al mundo del trabajo para
reducir los salarios y eliminar la protección social, todo ello bajo la
retórica de mejorar la competitividad de la economía griega. ¡Y lo dicen sin
siquiera sonrojarse! ¡Y lo mismo ocurre en España!
Una última nota. El establishment español se ha movilizado
apoyando a los establishments financiero, económico, político y mediático
griegos alertando del desastre que supondría para Grecia (y para España) la
victoria de Syriza. En esa campaña de miedo se alcanzan niveles claramente
hiperbólicos, que aparecen constantemente en los mayores medios de difusión. Un
ejemplo de ello es el columnista en temas económicos de El País, conocido por
su falta de rigor e incompetencia, el Sr. J. C. Díez, que en su último artículo
sobre Grecia titulado “El avispero griego” (12.01.15) llega a afirmar que cada
ciudadano español perderá 300€ si las supuestas quitas de deuda de Syriza se
llevan a cabo. Tal personaje llega a esta conclusión presentando información
errónea, manipulando la realidad hasta extremos inverosímiles (ver mi artículo
“Las incompetencias de los gurús mediáticos: el economista J.C. Díez”, Público,
07.01.15). Y naturalmente tal señor continuará pontificando sobre temas
económicos con enormes cajas de resonancia. Así es la España actual que
millones están deseando que pronto cambie.
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