LA HUIDA...
DUNIA SÁNCHEZ
Ya han
sonado las campanas. La medianoche se mece en manos de la bruma. Unos pasos. Un
grito en la enrarecida oscuridad. Rostros que se resquebrajan. Un cierto quemor
que nos lleva al abismo. Sí, culpable. Yo, desde aquí, desde esta órbita donde
las aves pacen te declaro culpable. La duda que viene. El viento que comienza
sus andaduras. Un cuerpo. Un cuerpo semidesnudo en medio de la nada. Y otra vez
unos pasos. El vago recuerdo. La caída. Una lucha.
Y
girar y girar
Por
los desordenes de una atmósfera
Que engarrota
al viejo árbol de la libertad.
Desnuda
bajo las inclemencias de raíces
Que te
amarran al desánimo.
Herida
por el roce mortal
De un
cuerpo en su último suspiro.
Y
girar y girar
En la
añeja cárcel del tirano
Con
sus dientes de alfileres
Como
sombra que seduce.
La
noche se aleja. Se entremezcla entre sangre y sudor. Cuerpo que desfallece.
Cuerpo que cae un plano infinito de gemidos. Cuerpo que se estremece.
Despertar. Sí, despertar de la pesadilla como ala rajada, rota, en el señuelo
de la bestia. Rostro degradado. Rostro sumiso a un llanto. Rostro invisible al
aroma de las flores. Rostro quebrado. Y
volvemos a empezar. Sí, sumisos a un nuevo camino donde el daño es huida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario