ELEMENTAL,
MÍSTER CAMERON
POR OLMEDO BELUCHE
El
primer ministro británico, David Cameron, ha confrontado la opinión del Papa
Francisco respecto a que, según el Papa, la libertad de opinión y crítica
“tiene un límite”, el cual es el respeto a las creencias ajenas. Opinión
motivada por el debate surgido entorno al semanario francés “Charlie Hebdo”, y
la publicación reiterada de caricaturas del profeta Mahoma, que supuestamente
habrían dado pie a la acción terrorista en que fueron masacrados más de diez
miembros de su redacción por un comando yihadista.
David
Cameron ha apelado a la libertad de opinión y de crítica, incluso de la
religión, como principios básicos de la sociedad occidental. Monsieur Hollande
ha dicho algo parecido, pero no en referencia al Papa, sino a las protestas
masivas ocurridas en muchos países de mayoría musulmana contra las nuevas
caricaturas del Profeta publicadas luego del atentado por la revista referida.
El problema según él es que en esos países “no entienden el apego de Francia a la
libertad de expresión” (Reuters).
En
su reciente periplo por Asia, el Papa Francisco había dicho a los periodistas,
en referencia a la masacre del semanario “Charlie Hebdo”, que “no puedes
provocar. No puedes insultar la fe de otros… Todos nosotros tenemos no solo la
libertad, sino el derecho y también la obligación de decir lo que pensamos para
ayudar a construir el bien común… Tenemos la obligación de libremente tener esa
libertad, pero sin ofender… Matar en nombre de Dios es una aberración contra
Dios… Pero si el Dr. Gasbarri, mi gran amigo, dice algo contra mi madre, puede
esperar un golpe. Es normal… (aquellos que) hacen un juguete de la religión de
otros están provocando hay un límite…“.
David
Cameron, en una entrevista para CBS, ha respondido al Papa diciendo: “Creo
(que) en una sociedad libre, hay derecho a ofender a las religiones. Yo soy
cristiano. Si alguien dice alguna vez algo ofensivo sobre Jesús puedo
encontrarlo ofensivo, pero en una sociedad libre no tengo derecho de pedir
venganza. Tenemos que aceptar que los periódicos y revistas pueden publicar
cosas que son ofensivas, siempre que estén dentro de la ley” (EFE).
Tal
y como está dicho todo, pueden tener razón tanto Francisco como Cameron, o
ninguno de los dos. A ver, pongamos orden en las reflexiones para aclararnos,
porque como dicen por Panamá, “una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa”.
Cualquier
demócrata por más burdo que sea, condena, como hemos condenado la mayoría,
incluidos altos dirigentes musulmanes de todo el planeta, entre ellos muchos
que la política exterior de la OTAN califica de “terroristas”, la masacre
cometida contra los editores del semanario “Charlie Hebdo”, ya sea que se trate
efectivamente de un comando yihadista o de una operación de “falsa bandera”
(que en eso hay debate).
Cualquier
demócrata por más simplista que sea debe apoyar el principio elemental de la
libertad de expresión, de crítica y de opinión. Así como también el principio
de la laicidad del estado, la separación Estado de las Iglesias, y la religión
como asunto privado y personal. Particularmente hay que combatir el intento de
las Iglesias (todas) de imponer sus valores y creencias al conjunto de la
sociedad, en especial en temas sensitivos como derechos sexuales y
reproductivos.
Los
principios anteriores no son equivalentes a estar de acuerdo con las
publicaciones de la revista “Charlie Hebdo” porque, por más bruto que uno sea,
se da cuenta de que el problema se ha originado, no por una caricatura casual o
que “alguna vez” (como dice Mr. Cameron) se publicó, sino por una campaña
reiterada contra los musulmanes. En las ofensas a la figura del Profeta no hay
ningún intento de diálogo con las comunidades musulmanas, sino de demostrar una
supuesta inferioridad de cultura.
¿Tienen
razón de sentirse ofendidos los musulmanes, como sugiere el Papa católico? La
burla reiterada contra el Profeta de la revista de marras, no se produce en una
situación abstracta, sino en un clima bien concreto: dentro de Europa, de
creciente racismo y discriminación contra sus poblaciones de origen árabe,
africano y musulmán; y en el espacio internacional, en una creciente ola de
intervenciones militares (con sus consecuentes masacres) de la OTAN, incluidas
Francia e Inglaterra, contra países africanos, asiáticos y del Medio Oriente.
Como
propondría el genial Carlos Marx (judío étnico, pero ateo de razonamiento),
apliquemos el análisis de clase para comprender el sustrato social debajo del
conflicto superficial entre religión y laicismo: los musulmanes de Francia y
Europa pertenecen a la clase trabajadora más oprimida, discriminada y afectada
por la desigualdad social y la marginalidad; mientras que los “laicos” Cameron
y los Hollande son la cabeza política de la burguesía imperialista europea que
explota a sus trabajadores musulmanes y agrede y saquea las naciones de mayoría
musulmana. Así que detrás de la figura del Profeta, de manera deformada, se
expresan sociedades y naciones oprimidas y detrás de los supuestos “principios
democráticos europeos” se expresa la burguesía imperialista.
Lo
anterior no significa que haya que convertirse al Islam, sino que hay que
aprender a distinguir entre explotados y explotadores, método de razonamiento
que algunos “marxistas” post modernos parecen haber olvidado. Lo cual implica
el respeto al derecho a mantener las prácticas propias de su cultura,
incluyendo creencias religiosas, de las naciones oprimidas mientras no amenacen
los derechos democráticos de los demás. Lo importante es que detrás de los
calificativos de “terrorismo islámico”, “yihadismo” y demás epítetos simplistas
que impone la política de las potencias occidentales, se esconde la lucha de
naciones oprimidas por su liberación, aunque discrepemos en sus métodos.
El
Sr. Cameron es un hipócrita, porque no es cierto que el defienda principista y
consecuentemente el “derecho a ofender” como un principio democrático
inamovible. Porque las leyes europeas castigan y condenan algunos tipos de
“ofensas” o “mofas” como actos discriminatorios.
Quien
no lo crea, que ponga en práctica el siguiente ejercicio mental realizado junto
con un grupo de estudiantes de la Universidad de Panamá:
Si
alguien siempre se burla de las mujeres como seres inferiores, ¿qué es?
Misógino y machista, respondieron a coro los estudiantes. Lo cual es castigado
por la ley en algunas circunstancias y es repudiado moralmente por todas las
personas demócratas.
Si alguien siempre hace chistes contra los
negros, ¿qué es? Racista, gritaron los estudiantes al unísono, lo cual está
condenado hasta por la Constitución Política panameña, no sabemos si sea el
caso de Francia o Inglaterra por lo que dice Mr. Cameron.
Si
alguien se mofa permanentemente de los homosexuales, ¿qué es? Homofóbico,
coincidieron todos los alumnos. En algunos lugares esta actitud es sancionable
aunque todavía se mantiene el resabio discriminatorio en otros. En todo caso,
los demócratas luchan por repudiar moral y legalmente tales actitudes
homofóbicas.
Ahora, la pregunta del millón de pesos, si una
revista hace siempre chistes contra Mahoma, ¿qué es? ¿”Libertad de expresión”?
No, islamofobia, respondieron los muchachos. “Elemental, Cameron”.
Como
nunca falta un chusco, el más astuto de todos los estudiantes dijo: “¿Y si se
hacen chistes contra los judíos?”. Cierran la revista acusada de antisemitismo
(lo cual prohíben algunas leyes europeas), respondieron sabiamente la mayoría.
Como
gustan decir en Inglaterra: “elemental, míster Cameron”, las ofensas reiteradas
contra los musulmanes que se hacen en Europa no son más que parte del andamiaje
racista que pretende justificar las acciones imperialistas de OTAN en nombre de
imponer la “civilización”, la “democracia” y la lucha “contra el terrorismo”,
apelaciones ideológicas que vienen haciendo los colonialistas desde hace
algunos cientos de años. No, monsieur Hollande, la gente que protesta contra la
nueva edición de esa revista en África y Medio Oriente, sí ha entendido lo que
significan Francia y sus valores.
Panamá,
22 de enero de 2015.
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