Mujica
apasionado
POR EDUARDO SANGUINETTI
José “Pepe” Mujica recibió el jueves pasado la
distinción Orden Nacional al Mérito en grado de Gran Collar en Ecuador, en
medio de un sentido homenaje del pueblo de Guayaquil (este) durante el traspaso
de la presidencia pro témpore de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).
La gran
distinción que otorga Ecuador fue impuesta a Mujica por el mandatario
ecuatoriano, Rafael Correa, quien agradeció el ejemplo del dignatario uruguayo
para la región.
Tras ser
condecorado por su homólogo ecuatoriano, Mujica aseguró que el único mérito que
tiene es haber nacido en el mejor continente del mundo.
Consideró ser
un luchador incansable sin vocación de héroe, pero contrario a la injusticia
social. “Agradezco a todos por este bello homenaje, pero al salir de aquí sigo
siendo el mismo viejo lleno de sueños y esperanzas”, dijo Mujica, en un
discurso magistral que emocionó y caló hondo ¡vaya si lo hizo! Un discurso
pleno de sensibilidad, tolerancia, desmesura vocacional en temas que hacen al
sentir de los que se comprometen y abogan por un mundo donde quepamos todos; un
discurso de quien ha vivido a su manera cada acto de su rutina diaria en el
devenir de los años transcurridos pues, como dije en este medio hace unos años
antes de que asumiera la Presidencia del Uruguay, Pepe Mujica inauguró un
estilo de hacer política, al margen de creencias o descreencias, acerca de
gestiones en su gobierno que me hicieron tomar distancia de él.
En definitiva
la temporalidad y siendo solo “pasaje” en esta existencia, somos dueños de
nuestro destino y debemos hacemos cargo de nuestros actos. No debo ni puedo
dejar de mencionar, recordando cual acto de vida, que he sido el primero en
proponer y nominar a Mujica al premio Nobel de la Paz, como también haber
desistido de seguir haciéndolo, a inicios de este año 2014.
El anacronismo
ocasional con el presidente Mujica deviene en razón de situarme en antípodas de
ciertos actos en su gestión de gobierno, que aún persisten.
Sin embargo,
trazando analogías, José “Pepe” Mujica deslumbra con su palabra “lanzada al
viento”, que abre mentes y deja de lado los habituales protocolos a los que nos
han intentado acostumbrar los políticos pacatos y de ocasión.
En este
discurso brillante y emotivo, opinó de lo que ha vivenciado, sobrevolando y
elevándose por encima de su rol de presidente de una nación, sin reparos en
manifestar que “no puede creer en Dios”, admitiendo equivocaciones, “el orgullo
es pasión de estúpidos” y lleva a confrontaciones inútiles.
“No perdono a
la vida desatenta, no perdono a la tierra ni a la nada”. Estas palabras
pertenecientes a un texto del poeta Miguel Hernández podrían haber sido
escritas por “Pepe” Mujica. No perdona a la muerte, ni a la nada, así es
bienvenida la vida con la mirada en el futuro caminando un presente un tanto
incierto. Expresa bien el sentimiento a modo de elegía de un pueblo que no deja
de soportar una existencia al margen con tanto pan amargo que ha comido.
No lo compro a
Mujica, no lo vendo, no existe efusión de presentador en este artículo de opinión,
lo creo necesario y en tiempo, como la vida. No tiene precio, frente a las
ideologías de ocasión este Pepe Mujica que nos ofreció una lección de vida
durante su discurso en Ecuador. Nadie puede permanecer indiferente ante estas
palabras nutridas de sentido y marcando un destino: “No hay que dividir al
mundo en colores, ni géneros, sino en quienes se comprometen o no se
comprometen”.
Que persista la
memoria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario