VA POR
SINPROMI
POR JUAN HENRÍQUEZ
Siento una
honda pena que Sinpromi lleve ocupando titulares en todos los medios de
comunicación, y no por la gran labor social que desarrollan, sino por la estafa
de un caradura que quiso ser importante y no dudó apropiarse de un dinero
ajeno, pero lo más fuerte, un dinero destinado a compensar el tratamiento,
formación e inserción social y laboral de personas discapacitadas. Por eso hoy
quiero romper una lanza en favor de Sinpromi, resaltar la magnífica labor
social que desempeñan, y felicitar, de manera excepcional, el trabajo de los
profesionales y voluntarios/as, dejándose la piel, sabiduría y experiencia,
para que el colectivo, sobre todo de jóvenes con serias dificultades físicas y
mentales, no se sientan desplazados en una sociedad de máxima competitividad y
deshumanización. Y de hecho son miles de estos jóvenes los que se han integrado
al mundo sociolaboral gracias a la atención personalizada, formativa y de
reinserción de Sinpromi. Sé que corro un riesgo que me puede ocasionar un serio
problema ético-moral, pero puedo asegurar, hoy por hoy, que la dirección y
colaboradores de Sinpromi, personificados en la figura de Carmen Rosa García
Montenegro, forman un excelente equipo de máxima dedicación al trabajo y llevan
la honestidad inscrita en la mirada. En otras palabras, son personas que gozan
de una sensibilidad social elevada a la máxima potencia, haciendo posible que
el colectivo de discapacitados físicos y mentales se sientan fenomenalmente
representados. La justicia que haga su trabajo, y la auditoría el suyo, pero,
por favor, que llegue la mesura, intercedamos lo menos posible en la gran labor
social de Sinpromi, y sí hay que hacerlo, que sea para hablar bien del trabajo
que hacen a favor del colectivo de discapacitados físicos y mentales. No
permitamos que un chorizo de guante blanco empañe el enorme esfuerzo que desde
1993 vienen desarrollando; por eso, hoy más que nunca, como una piña, gritemos
al unísono: ¡Sinpromi somos todos/as!
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