LOS SUEÑOS NO
COTIZAN EN BOLSA
LUIS NIETO
Ayer vinieron a
casa a comer Marta y Juan, una pareja de amigos que como nosotros viven en el
barrio madrileño de Hortaleza. Estaban destrozados. A ella se le acabó el paro
hace cinco meses y a él le falta un mes para que se le termine el contrato. No
pueden pagar la hipoteca del piso y piensan en entregarlo al banco, pero no
saben cómo pagar la deuda que resta. Los sueños de intentar ser padres se
esfumaron y les atenaza la angustia ante un futuro más bien incierto. Ambos
padecen de insomnio, tienen crisis de depresión, toman pastillas y no entienden
que hace tres años estuvieran felices, con trabajo y sueños. La duda que les
asalta es si ellos han sido los causantes, que tal vez lo que les pasa sea algo
merecido. Los amigos que aún tenemos trabajo, intentamos ayudarles y pensamos
en constituir un fondo que les permita tener un techo y malcomer. Por otro lado
tratamos de fortalecerles su autoestima, que dejen de culpabilizarse y que
entiendan que el responsable es el modelo económico neoliberal que padecemos y
que ha provocado esta crisis. Un modelo que tenía el crecimiento como eje de
nuestro modelo social y que ahora se ha sustituido por unas políticas de ajuste
culpables de dramas personales como el de mis amigos. Un sistema que provoca el
retroceso del principio de ciudadanía social y la reducción del gasto público,
trasladándonos la responsabilidad a las redes de apoyo constituidas por las
familias, amigos y organizaciones sociales.
El gobierno del
Partido Popular es un alumno aventajado de las políticas económicas que
provocan dramas como el de Marta y Juan. Es innegable que estas políticas de
ventanilla abierta para la Banca y austeridad para el resto de la población
están generando un aumento de la pobreza, exclusión y desigualdad. ¿Cómo
llegamos hasta aquí?
Si echamos la
vista atrás observamos cómo el pensamiento económico neoliberal, donde se
encuadra el Partido Popular, basado en su Biblia particular llamada “Consenso
de Washington”, pretendió recuperar la tasa de ganancia a través de la
reducción generalizada de los salarios. Pero con ello la población no puede
obtener los recursos necesarios para pagar lo que el consumismo ofrece. La
respuesta hallada fue el crédito, el endeudamiento. Paralelamente se engordó el
mercado financiero internacional con el trasvase de los excedentes monetarios
procedentes de la reducción de la masa salarial que no es absorbida por el
consumo y por dicho endeudamiento. Así se configura un modelo universal cuyos
ejes principales son la reducción del peso del sector público, las
privatizaciones, la disciplina fiscal, la desregulación, la apertura de los
mercados y la potenciación de la productividad y la competencia. Este modelo
alteró la correlación de fuerzas existentes hasta el momento y favoreció la
globalización y la financiarización.
Durante la
comida con nuestros amigos estaba puesta la televisión y en las noticias nos
informaban acerca de cómo Blesa, Rato, Moral Santín y otros habían dilapidado
los recursos de los usuarios de Caja Madrid con gastos que para nosotros eran
inalcanzables y en cosas que ofenden a las personas que vivimos de un salario o
que están paradas. Es evidente la dualidad de nuestra sociedad: unos pocos
acaparan cada vez más renta, mientras otros tenemos menos, incluso están
aquellos, los más perjudicados, que ni salen en las estadísticas, pasando a ser
invisibles, desechables y por tanto dejando de tener derechos. Al dejar de ser
éstos parte fundamental de la estructuración social, desaparecen las
obligaciones, es decir, el Estado no tiene que preocuparse de ellos. La pérdida
de los derechos lleva consigo la pérdida de las condiciones de acceso a los
bienes necesarios para satisfacer las necesidades mínimas de las personas.
La política del
Partido Popular es clara: Uno es pobre, está excluido o vive en la precariedad
porque no ha sido suficientemente activo y/o inteligente para aprovechar las
oportunidades que se le han planteado. Su situación es producto de sus propias
decisiones, es un acto individual en el que apenas influye el contexto y por lo
mismo, las personas de más ingresos, los ricos, creen que su situación es
producto justamente de lo contrario y que por ello no deben nada a la sociedad,
no tienen que contribuir al bienestar general porque cada uno tiene lo que se
ha ganado. Son insensibles a la situación de una parte importante de la
población española y como controlan el Estado, lo impregnan de su
insensibilidad y no están dispuestos a aceptar una redistribución de los
recursos más justa, ni mayores políticas de empleo, ni desean atajar el aumento
de la precariedad o darle una esperanza a la juventud. Si una parte de la
población está mal, que se preocupe su familia o las redes de ayuda a que
tengan acceso. No son conscientes de que estas estructuras empiezan a flaquear
y de que puede llegar el día en que la sociedad genere tal conciencia de estas
injusticias que se produzcan grandes sacudidas. Esta perspectiva es en la que
muchos y muchas estamos embarcados.
La Historia
futura no está escrita. En los últimos años la ciudadanía se ha echado a la
calle en distintos momentos: desde el 15M hasta las Marchas por la Dignidad,
pasando por las Mareas. Estamos a tiempo para emprender una reacción colectiva
que invierta la tendencia y que personas como Marta y Juan vuelvan a sonreir.
Las próximas elecciones municipales y autonómicas son una buena oportunidad.
Estoy seguro que las aprovecharemos.
Luis
Nieto es Profesor de Historia Moderna y Contemporánea y militante de la
solidaridad internacionalista.
Blog:
luasura.wordpress.com
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