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jueves, 13 de noviembre de 2014

CARTA ABIERTA DE DON FLORENTINO PÉREZ

CARTA ABIERTA DE DON FLORENTINO PÉREZ

TEOBALDO PÉREZ ARNAY


Alfredo Di Stéfano

Soy barcelonista desde mi niñez, me hice del Barca porque me mejor amigo por aquél entonces me convenció para que me hiciera simpatizante de dicho club; me hablaba de un tal Kubala, que supuestamente era un fuera de serie, y como si se tratase de un dogma de fe, sin ni siquiera verlo, a partir de ese momento me hice kubalista y seguidor de ese equipo sin quitar ni poner razones. Era la época del Nodo en los cines, y cuando veía aquellos maravillosos reportajes de los partidos, simplemente se me caía la baba contemplando los mismos.

Al propio tiempo que me hice del Barca, no podía ocultar mi admiración por aquél jugador del equipo rival y que no era otro que Don Alfredo Di Stéfano. Ya comenzaba a ver aquél superdotado y fabuloso jugador, como lo que era, un genio del fútbol en toda su extensión. Ese mismo jugador, que tanto me haría sufrir a base de marcarle goles, sobre todo, en partidos transcendentales a mi querido F.C. Barcelona.

Dentro de mis recuerdos más dolorosos, hay uno en particular que me marcó muchísimo teniendo en cuenta que tenía once años de edad a punto de cumplir los doce. Fue el de una eliminatoria de la Copa del Generalísimo a doble partido entre el F.C. Barcelona y el Real Madrid a principio de la década de los sesenta. El partido de ida se celebró en Madrid y ganó el equipo catalán en el feudo madridista por 0-1. El árbitro del encuentro fue Lloris y los equipos presentaron las siguientes alineaciones; por parte del Real Madrid: Araquistain, Marquitos, Santamaría, Miera, Isidro, Pachín, Tejada, Del Sol, Di Stéfano, Puskas y Gento, y por el Barcelona: Sadurní, Benítez, Rodri, Gracia, Segarra, Gensana, Villaverde, Kocsis, Eulogio Martínez, Vergés y Vicente. Marcó el gol del Barcelona Eulogio Martínez en el minuto 62 de partido. En el partido de vuelta en la ciudad condal, por mi parte daba como seguro el triunfo de mi equipo, y por consiguiente el paso a la siguiente eliminatoria, pero la realidad me depararía un gran disgusto. El encuentro se celebró el día 22 de abril de 1962 - ya había cumplido los doce años el día trece de ese mismo mes - y los equipos alinearon a los siguientes jugadores; Barcelona, Sadurní, Benítez, Gensana, Gracia, Vergés, Segarra, Pereda, Kocsis, Eulogio Martínez, Villaverde y Vicente; por parte del Real Madrid: Araquistain, Casado, Santamaría, Miera, Felo, Pachín, Tejada, Del Sol, Di Stéfano, Puskas y Gento. Un equipo blanco dirigido magistralmente por el gran Alfredo y que se impuso por 1-3 marcando los goles Del Sol en el minuto 65 y Puskas en los minutos 84 y 89. El del Barcelona lo marcó Pereda en el minudo 86. El árbitro fue López Zaballa. Tengo que referirme a la anécdota que ese encuentro lo seguí por la radio, concretamente Radio Nacional de España y ese día fue la primera y única vez que lloré por una derrota en un partido de fútbol. En esa época no teníamos televisión en Canarias y escuchabas los partidos por la radio, con el consiguiente dramatismo que ello suponía, no lo veías pero te lo suponías que era peor. Mi padre, fue el causante de mi lloro desconsolado, porque me tomó el pelo, ya que él era madridista.

De Di Stéfano se ha escrito todo o casi todo, pero me gustaría hacer hincapié en el aspecto de que haya sido elegido por varios grandes futbolistas contemporáneos a él, no como el mejor, pero sí como el más completo de todos los tiempos. A mis amigos íntimos les suelo comentar, la gran admiración que sintieron por Don Alfredo, jugadores de la talla de los Bobby Charlton, Omar Sívori, Eusebio, Luis Suárez y Mazzola entre otros. Y a propósito de ésto, nunca podré olvidar la famosa final del 5-3 entre el Benfica y el real Madrid, en la que todavía se pueden contemplar las imágenes de Eusebio, emocionadísimo. llorando a lágrima viva en hombros de los seguidores portugueses y protegiendo junto a su pecho la camiseta de Alfredo Di Stéfano, su ídolo.

Hay que resaltar también, que el gran Sandro Mazzola Jr. le ocurrió lo mismo en la final del Práter de Viena, cuando al finalizar el encuentro, que ganaron los interistas por 3-1, Mazzola, también llorando y muy emocionado, custodiaba la camiseta de Di Stefano como si le fuera el alma en el empeño.

Hace algún tiempo, el Diario As publicó una entrevista realizada por marco Ruiz a Luis Suárez, en calidad de participe de esa final, haciendo mención a que, en los prolegómenos del partido, durante la salida al campo, en el túnel de los vestuarios le tuvo que gritar a Mazzola y Pichi: " chicos, los autógrafos después del partido;" el ídolo de Mazzola era Di Stéfano y el de Piccchi, nada más y nada menos que otro gran ilustre, Puskas.

Omar Sívori, que lucía el número 10 de su equipo, la Juve, también se refería a Di Stéfano como el jugado mas completo que había visto jamás. Otro fue Bobby Charlton en su momento. Y qué no decir de los componentes del equipo alemán del Eintracht de Franfurt cuando sucumbieron ante el Real Madrid por 7-3 en al final del Harden Park de Escovia, en la que para muchos sigue siendo considerada como el mejor partido de la Historia del Fútbol. Ese día Di Stéfano y Puskas con 3 y 4 goles respectivamente, simplemente se salieron.

Curiosamente, el ídolo de Alfredo Di Stéfano fue el paraguayo Erico. Para él, fue el mejor jugador del mundo. También me gustaría hacer mención a la alineación ideal que elaboró en su día el propio Alfredo; incluía, aparte de Erico, a Sandor Kocsis, sin duda alguna, el mejor rematador de cabeza de la historia del fútbol. Dicha selección fue la siguiente: Cozzi (Argentina ), Carlos Soza ( Argentina ), Billy Wright ( Inglaterra ), Nilton Santos ( Brasil ), Sandor Kocsis ( Hungría ), Rossi ( Argentina ), Moreno ( Argentina ), Puskas ( Hungría ), Kopa ( Francia ), Arsenio Erico ( Paraguay) y Gento ( España ).

Para el que suscribe el presente artículo, mi ídolo como jugador más completo de todos los tiempos es Don Alfredo Di  Stéfano, y cuando Don Florentino Pérez lo nombró Presidente Honorífico del Real Madrid, no hizo sino cumplir un deseo fervoroso de todos los que somos amantes del fútbol, sin importarnos colores y señas de cualquier tipo, sino que somos admiradores del buen fútbol.


Fdo. Teobaldo Pérez Arnay

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