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miércoles, 22 de octubre de 2014

MINISTRA DESAUTORIZADA

MINISTRA 
DESAUTORIZADA

POR JUAN HENRÍQUEZ

Dije en su momento que lo de Ruiz-Gallardón había sido una excepción dentro de la regla general. Y no me equivoqué. El caso de la ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Ana Mato, es el máximo exponente de los aferrados al poder. Desde el primer momento en que surgió la crisis del ébola, el propio Rajoy colocó al frente a la vicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría, descalificando y desautorizando a Mato. En otras palabras, diciéndole que no estaba preparada para llevar con mínima garantía este serio problema de salud pública.

Hete aquí un claro ejemplo, el de la ministra Mato, de la pérdida de valores democráticos, el de la corrupción cívica del sistema. Porque un político que reconoce, en referencia a la crisis del ébola, que “probablemente no se ha hecho todo bien”, para a continuación añadir “y que probablemente había muchísimas cosas que mejorar”, es un reconocimiento expreso de su incapacidad para estar ni un minuto más en el cargo.

Pero no, la señora Mato, hace todo lo contrario. De martirizadora y telonera, a mártir. Al parecer reconoce la señora en íntimos círculos, que tendrá que hacer un gran esfuerzo para mantenerse de ministra hasta el final de la legislatura, porque haga lo que haga, los medios de comunicación social se encargarán de tergiversarlo todo, y además, no quiere hacer daño a Rajoy presentándole la dimisión.

Esto que escribo es de sentido común, ¿o no?, digamos que la señora Mato no tiene lo que se le supone a una persona normal y adulta: ¡Dignidad! Y conste que no es la primera vez que ésta señora está puesta en cuestión. Conviene recordar aquellos cumpleaños de los niños y la aparición en el garaje del deportivo blanco de su exmarido, detalles que la señora nunca supo la procedencia, aunque todo apuntaba que provenían de la trama Gürtel.

Piensa la señora Mato, igual que la inmensa mayoría de la calaña política, que somos gilipollas. De momento los ciudadanos saben que usted es: ¡ministra desautorizada!

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