LA GUERRA NO DECLARADA A LAS
MUJERES
ARÀDIA RUIZ ABOGADA MEDIADORA
Agosto ha dejado a 9 mujeres muertas víctimas de la violencia
machista, el mes más negro desde el año 2008. El año 2013 murieron 54 mujeres a
manos de sus parejas o ex parejas y en lo que llevamos de 2014 ya han sido asesinadas
41 mujeres. Es decir, la violencia machista va en aumento.
Simplemente analizando por encima de la política de género que
el gobierno está llevando a cabo es fácil dejar de lado la estupefacción y
darse cuenta de que los datos empiezan a ser consecuencia directa de esta
gestión neoliberal de la crisis económica.
La ofensiva del gobierno contra las mujeres se refleja desde
diferentes ámbitos. Para empezar, desde 2011 las políticas de igualdad han
sufrido un recorte del 38,79%. Desde ese mismo año, el presupuesto destinado a
combatir la violencia de género ha bajado en un 28% y el Instituto de la Mujer
acumula un recorte del 34,2%. Por otro lado, nos encontramos con el ya clásico
desbordamiento de los servicios públicos como la Educación, la Sanidad o la
atención a la Dependencia que obligan a las familias y, especialmente a las
mujeres, a hacerse cargo de las necesidades esenciales.
Si se suman los recortes en todas las reducciones del gasto
público, parece que se esté proponiendo a las mujeres que trabajen unas mínimas
horas a tiempo parcial para dar una mano en la economía familiar y luego la
mayor parte de su tiempo se encarguen de cuidar sus casas para suplir las
carencias de escuelas infantiles, la supresión de los servicios en los
comedores escolares, la falta de ayudas a la dependencia, etc.
Este panorama dificulta la independencia de la mujer cada vez
más, pero no debemos echarnos las manos a la cabeza atónitos cuando nos dicen
que la violencia de género aumenta. Muchas de ellas si quieren no pueden huir
del maltratador por falta de medios. Muchas de ellas, además, han perdido la
confianza en la justicia y en las posibles ayudas que pudieran recibir y en la
capacidad resolutiva de la misma. Nos encontramos ante una guerra no declarada
a las mujeres y, como toda guerra, va acompañada de la muerte.
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