La muerte ronda
en las comunidades amazónicas
JORGE ZAVALETA ALEGRE
No hay necesidad de retroceder tres siglos, desde la colonia,
para concluir que los pueblos nativos de la Amazonía siguen siendo presas de la
muerte impune.
Sus luchas contra las actividades ilícitas que ponen en riesgo
nuestros ecosistemas y la vida de los indígenas, terminan en la anomia de un
Estado que pretende hacer inclusión social desde la capital del país y no de la
descentralización y el desarrollo local.
Los dirigentes asháninkas Edwin Chota Valera, Leoncio Quincima
Meléndez, Jorge Ríos Pérez y Francisco Pinedo han sido asesinados recientemente
por bandas criminales asociados a la tala ilegal que aún siguen fugitivos.
Diversas voces comparten los mensajes de la Defensoría del
Pueblo: que el Estado emprenda los operativos que permitan ubicar los restos
mortales de los fallecidos y la captura de los criminales responsables de los
hechos ocurridos contra la Comunidad Nativa de Alto Tamaya Saweto (Ucayali), en
el distrito de Masisea, frontera con Brasil, y con el Pueblo Indígena
Asháninka.
Los dirigentes indígenas que han perdido la vida, denunciaron
públicamente, desde hace varios años, la extrema debilidad estatal en la zona y
la situación de vulnerabilidad en la cual se encontraban. Pidieron a sus
autoridades, en diversas ocasiones, protección de sus derechos fundamentales.
En junio último, los dirigentes asháninkas se trasladaron a Lima
para reiterar sus demandas. La Defensoría del Pueblo convocó a dichos
dirigentes y a los representantes de la Presidencia del Consejo de Ministros, y
de los Ministerios de Cultura, Relaciones Exteriores, Agricultura y Riego,
Defensa, Desarrollo e Inclusión Social, de la Mujer y Ambiente, Organismo de
Supervisión de los Recursos Forestales y de Fauna Silvestre (OSINFOR).
En dicha cita, Edwin Chota denunció las amenazas contra él y
otros dirigentes de su comunidad por personas que se dedicaban a las
actividades de tala ilegal dentro de sus territorios comunales. En ese espacio
se asumieron compromisos orientados a atender sus preocupaciones por la
titulación de sus tierras, la superposición con el Bosque de Producción
Permanente de Ucayali, la falta de servicios públicos básicos y la tala ilegal
de madera dentro de sus territorios comunales, entre otros conflictos.
Los sectores del Estado convocados se comprometieron a evaluar
una visita a esa localidad, pero solo OSINFOR ha sido la única entidad que ha
tomado contacto con la zona para investigar las denuncias de tala ilegal.
La Defensoría del Pueblo exige que se realicen los operativos
que permitan la inmediata ubicación de los restos mortales de estos dirigentes
y la captura de los criminales responsables de estos hechos.
De igual modo, considera necesaria la presencia de altas
autoridades gubernamentales en la Comunidad Nativa de Alto Tamaya Saweto para brindar
a sus familiares todo el apoyo que requieren, así como adoptar medidas urgentes
y eficaces para proteger la vida, integridad y garantizar los derechos
colectivos de los miembros del pueblo asháninka.
Se encargó a Lisbeth Castro Rodríguez las funciones de Jefa de
la Oficina de Defensoría del Pueblo en Loreto, por el periodo del 8 al 19 de
setiembre de 2014.
La AIDESEP da cuenta que cuatro líderes asháninkas fueron
asesinados a balazos en manos de madereros ilegales y en las propias tierras de
su comunidad. Según referencias extraoficiales los cuatros hermanos indígenas
fueron asesinados delante de todo los vecinos de la comunidad. “Los
delincuentes agarraron a las víctimas, las amarraron y las balearon en el campo
deportivo”, contó Robert Guimaraes.
El difunto Edwin Chota Valera habría presentado repetidas
denuncias ante las autoridades forestales de Pucallpa, en contra de los
madereros que actúan ilegalmente en la zona, explotando indiscriminadamente los
recursos naturales de la comunidad. Estas denuncias no han tenido éxito y los
madereros ilegales aún actúan impunemente en el Alto Tamaya.
“Por el Respeto a la vida, la integridad física y los derechos
colectivos de los pueblos indígenas”, la Asociación Interétnica de Desarrollo
de la Selva Peruana – AIDESEP, exige al Estado Peruano y al Poder Judicial,
hallar a los responsables y sancionarlos.
AIDESEP exige al Estado Peruano, dar cumplimiento con lo
establecido en el Convenio 169 de la OIT, la Declaración de Naciones Unidas
sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas y los demás tratados
internacionales firmados por el Perú, en defensa y respeto de los derechos
colectivos de los pueblos indígenas. Finalmente reitera el compromiso por la
defensa de los derechos colectivos, sus territorios ancestrales y mantenerse
firmes en el objetivo de proteger y conservar nuestros bosques “NUESTRA CASA
GRANDE”. La comunidad de Alto Tamaya exige la titulación de sus tierras, como
punto de partida para que sus derechos no sean conculcados y para evitar
cualquier incursión de empresas que perjudican el cuidado ambiental.
Las comunidades campesinas y nativas del Perú controlan al menos
el 55 por ciento de las tierras agrícolas, pero muchas comunidades deben hacer
frente a problemas de titulación de tierras, debido a que el Estado no ha
cumplido su compromiso de destinar los recursos necesarios para el saneamiento
legal de los actos de titularización. Un nuevo marco normativo ha liberalizado
el tratamiento de las tierras, pero ha generado en el seno de las comunidades una
desigual expectativa respecto a la titulación de tipo individual; esta
situación ha creado no pocas tensiones.
Las dificultades con que tropieza el saneamiento legal-revela la
FAO, se ven agudizadas por el desconocimiento de los comuneros de sus derechos
en materia de tierras comunales. Es necesario reforzar la información sobre la
importancia y utilidad de la titulación tanto de las tierras de comunidades
como de las tierras de propiedad familiar. Es fundamental conocer los intereses
de los propios comuneros y sus expectativas respecto al proceso de
titularización, y revisar y modificar la legislación comunal.
Estas tareas son tanto más urgentes cuanto que el Estado,
desconociendo los derechos de las organizaciones campesinas, ha vuelto a
manifestar su interés por las vastas tierras eriazas de propiedad de las
comunidades, y ha declarado su intención de entregarlas a inversionistas
privados, denuncia AIDESP y la prensa brasileña.
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