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lunes, 28 de julio de 2014

LAS GUERRAS ‘JUSTAS’ NO EXISTEN


LAS GUERRAS ‘JUSTAS’ NO EXISTEN

EDUARDO SANGUINETTI
 Oigo a diversos grupos hablar de paz con el rostro enrojecido de odio, desprecio, intolerancia, orgullo, desdén, por una verdad que creen poseer, la verdad del día, con la envergadura que puede dar lo transitorio.
Hay gente que lucharía por la paz ¿no están ciegos, acaso, los que matarían por la paz?
El enemigo del hombre sigue siendo el hombre mismo, con sus mismos prejuicios, orgullo, soberbia, egoísmo, mezquindad, intolerancia, odio y el resto. Toda guerra es una derrota de nuestra condición de “ser” humanos. La guerra no es más que una inmensa manifestación en el género dramático de esta comedia burlesca y vacía que nos ofrecen a diario y en todas las latitudes los conflictos armados puestos en acto alrededor del planeta.

Riyad Mansour, observador del Estado de Palestina ante la ONU, acusó días pasados a Israel de crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad, terrorismo de estado y la violación sistemática de los derechos humanos, durante una sesión del Consejo de Seguridad. Pero las palabras del representante palestino no han movilizado a los representantes del Consejo a promulgar una resolución que pusiera fin al infierno en el que intentan existir 1.700.000 palestinos, bajo el ataque israelí.

Otro tanto aconteció en la Cumbre del grupo BRICS, en la declaración final del 16 de julio, no asumiendo una postura directa sobre la guerra en curso.
Lo manifestado solo demuestra que las naciones que componen el BRICS no intentan ni desean desafiar al imperio, pues podían vetar una resolución que exija el cese de la masacre en Gaza.
Palestina al finalizar la denominada guerra fría, ha quedado aislada, sin una potencia que la respalde en sus prisas y necesidades de pueblo huérfano. Es asolada por el permanente accionar de su vecino, el estado de Israel, el portaviones de Estados Unidos en Medio Oriente.

No tengo dudas de que solo la indignación de cientos de millones puesta en acto alrededor del mundo, podrá torcer la proa del destino de Palestina (un pueblo en vías de extinción), forzando a los especulativos gobiernos del mundo a poner fin a este holocausto; parece que el gobierno sionista de Hollande lo sabe, por eso prohibió toda manifestación propalestina en el territorio de Francia.

Netanyahu —quien dimitió del gobierno de Sharon por oponerse a la retirada de Gaza en 2005— está legitimando su acción de masacrar al pueblo palestino, con el apuntalamiento de su fiel aliado Estados Unidos, lanzando una operación de “castigo ejemplar”, cual deidad suprema, contra toda la población civil de una franja sometida desde hace años a un bloqueo similar a los asedios de la Edad Media.

Si Inglaterra hubiera respondido del mismo modo que Israel a los ataques del IRA, que permanentemente accionaba de manera similar al grupo Hamas, debería haber bombardeado Irlanda, masacrando la población civil; lo mismo con el ETA, España debería haber bombardeado los países vascos. Recuerden que el solo hecho de haber tomado una medida, enviar una fuerza especial para reprimir a este grupo de guerrilla, fue calificada como “terrorismo de estado” por el parlamento español, truncando la reelección del entonces primer ministro Felipe González.
Y me pregunto: ¿cuántos niños se cree Israel con derecho a asesinar “en defensa propia”? Un miserable argumento o justificación de un estado de fanáticos y dementes.

De todos modos cuando terminen con Palestina, ¿qué territorio pretenderán invadir como “pueblo elegido” de un dios de venganza y odio?

Mis estimados lectores: las “guerras justas” no existen.

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