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lunes, 30 de junio de 2014

CANARIAS



CANARIAS
 Ainhoa AROZAMENA AYALA


El archipiélago canario, conocido por los clásicos como Fortunae Insulae, permaneció durante muchos siglos olvidado por los europeos hasta su redescubrimiento por los árabes por los ss. IX o X. Europa cristiana apenas le prestó atención hasta el s. XIV. En 1341 fue una expedición portuguesa la que atracó en sus costas pero sin reconocerlas; una expedición efectuada por los genoveses en 1291 les había precedido sin resultado ya que sus capitanes, Doria y Vivaldi, desaparecieron. Un vasco, Martín Ruiz de Abendaño, visitó las islas en 1377. Este Abendaño dejó -según relata Abreu Galindo-descendencia real en la isla. Siguiendo los Manuscritos canarios de este escritor, Martín Ruiz de Abendaño y su nave fueron presa de un temporal «que le hizo arribar a Lanzarote y tomó puerto y saltó el capitán y gente en tierra y los isleños le recibieron de paz y les dieron refrescos de los que en la tierra había de carne y leche y queso para refresco de su armada y fue aposentado en la casa del rey Zonzamas. Tenía este rey una mujer llamada Faina, en quien hubo Martín Ruiz de Abendaño una hija que llamaron Ico... Esta Ico casó con Guanarame, rey que fue de aquella isla por muerte de un hermano suyo llamado Tinguafaya, que fue el que prendió la armada de Hernán Peraza. Tuvo Guanarame en Ico a Guadarfia. Muerto Guanarame hubo disensiones entre los naturales isleños, diciendo que Ico no era Guayre (noble) por ser hija de extranjero y no de Zonzamas. Sobre esto entraron en consulta que Ico entrase con tres criadas suyas villanas en la casa del rey Zonzamas y que á todas cuatro se les diese humo y que si Ico era noble no moriría y si extranjera sí. Había en Lanzarote una vieja, la cual aconsejó a Ico que llevase una esponja mojada en agua escondida y cuando les diesen humo se la pusiese en la boca y respirase en ella. Hízolo así, y dándoles humo en un aposento encerradas, valiose Ico de la esponja y halláronla viva, y á las tres villanas ahogadas. Sacaron á Ico con gran honra y contento y alzaron por rey a Guadarfia y éste fue el que alló Juan de Betancour al tiempo de la primavera venida á esta isla. (Ref. «E. Alde», 1927). También mandó sus exploradores durante este siglo la Corona de Aragón. Enrique III de Castilla envió una flotilla tripulada por andaluces, vizcaínos y guipuzcoanos a reconocer las costas de Africa (1393); este grupo fue el que atracó en Lanzarote, saqueó el lugar y apresó a 160 guanches. El rey de Castilla no autorizó más expediciones, con lo que la conquista de Canarias se postergó en un siglo. Una flota vizcaíno-andaluza volvió a las islas en 1399 y sembró la desconfianza nuevamente entre los guanches por su conducta desordenada y salvaje. Pero, la conquista en regla del archipiélago no se efectúa hasta el s. XV. A comienzos del mismo (1402) tiene lugar la expedición de Bethencourt y Gadifer de la Salle, pero, en el reparto de las tierras a descubrir o a conquistar efectuado en 1479 entre los reyes de Castilla y Portugal, recayó Canarias en los primeros. Así fue como los Reyes Católicos formalizaron la empresa en la que tomaron parte (1480-1490) buen número de aventureros vascos. En 1480 murió en combate con los indígenas Miguel de Mújica y Lazcano, guipuzcoano, que acudió con 300 ballesteros. Se hallaron en estas expediciones Juan Pérez de Munguía y Aguirre, jefe de los vizcaínos, Juan de Gordejuela, varios Arcocha, Azoca, Recalde, Urtusaustegui, Andía de Irarrázabal, varios miembros del linaje Anchieta de Bizkaia y Gipuzkoa, Alzola, Juan de Lázaro, Juan Silverio de Mújica y Lazcano y otros que constituyeron linajes insulares tales como Perucho de Bilbao, Hernando y Diego de Espinal, los hermanos Hemerando, etc. Los vascos, como era de rigor, alternaron la conquista con la evangelización; a este cometido se dedicó el convento franciscano de la Santa Cruz emplazado entre Ondarroa y Mutriku: los misioneros bautizaron al rey guanche Guanarteme -Fernando al acristianarse- que colaboró con los conquistadores desde su conversión. Ref. Garibay: Compendio H.ª Gen. Cast. G., V. y Álava, t. II, p. 386; Labayru: «Historia General del Señorío de Vizcaya», t. III, cap. VIII, líb. IV; Pirala: Provincias Vascongadas, «España. Sus monumentos y artes, su naturaleza e historia», Barcelona, 1885, pp. 218-219; Arrese: Los vizcaínos en Lanzarote, «Euskalerriaren Alde», 1927, XVII, 305; Zuaznabar: Los vascongados en Canarias, Pamplona, 1820; Bilbao, J.: Cuerpo C, Bibliografía, de esta Enciclopedia; Arrese, José Luis de: Historia vizcaína. Los vizcaínos en Lanzarote, «Euskalerriaren Alde», 1927, n.° 284, PP. 305-308.

Ainhoa AROZAMENA AYALA





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