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martes, 22 de abril de 2014

SÁHARA: RECUERDO DE UNA IGNOMINIA,



SÁHARA: RECUERDO DE UNA IGNOMINIA
ARTÍCULO DEJOSÉ MANUEL BALBUENA CASTELLANO



España abandonó el Sáhara y a los saharauis hace 39 años. Esta acción inconcebible fue considerada una ignominia y deja en muy mal lugar a nuestro país. Todo, merced a los  Acuerdos de Madrid, firmado entre España, Marruecos y Mauritania el 14 de noviembre de 1975, para que estos dos últimos países se repartieran el territorio con vistas a explotar su riqueza pesquera, sus fosfatos y la posibilidad de futuras extracciones de hidrocarburos o cualquier otro tipo de desarrollo económico. Un pacto tripartito llamado también Trimaldito, especialmente para los saharauis.

Marruecos, con su chantaje de la Marcha Verde y el ejército detrás, ocupó ilegalmente aquel  el territorio, bajo la aquiescencia de España, de Francia y de los países de la Comunidad Europea y el paripé de la ONU, que envió allí a la Minurso. Esta desarmó a las tropas territoriales saharauis, que habían servido con lealtad a España, y no se ha preocupado de que se respetaran, tanto la descolonización  del Sahara como la preservación de los derechos humanos,  vulnerados numerosas veces por la monarquía alauí. Los saharauis, que tenían carné y ciudadanía español y que no querían ser marroquíes, fueron abandonados a su suerte.
No se entiende la actuación miserable de los políticos españoles que no han sabido defender a los  habitantes de este territorio, pero tampoco se comprende la apatía de las Naciones Unidas en este asunto y que debería apoyar el derecho de autodeterminación de este pequeño pueblo, de apenas medio millón de habitantes, que hoy se encuentra dispersos en el mundo, o en los campamentos de refugiados de del inhóspito desierto argelino de Tinduf, o en el su propio territorio donde son discriminados, perseguidos, maltratados o encarcelados por las fuerzas represivas de ocupación, cuando no rinden pleitesía a Mohamed VI.

Destacable también el espantoso ridículo de Juan Carlos, entonces príncipe de Asturias que fui allá a defender, presuntamente, el derecho de los saharauis a seguir siendo españoles, o al menos, a decidir por sí mismos. Pues ni una cosa, ni otra.

Los saharauis, a través del llamado Frente Polisario,  lucharon contra la ocupación marroquí, pero no tenían a nadie, o casi nadie que les respaldara ante un ejército regular bien  armado e implacable. Por eso, en 1991 se firmó un alto el fuego. No se ha celebrado ningún referéndum, ni las Naciones Unidas tampoco se han preocupado de que se produzca, presionados por Marruecos y las pretensiones de otros países interesados en que no se cree ahí un estado independiente. Todo ello, a pesar de que fue enviado al Sáhara en representante de la ONU, Christopher Ross, que visitó los campamentos argelinos y varias ciudades del territorio ocupado por Marruecos. Por cierto, los esperanzados saharauis residentes en su territorio fueron brutalmente golpeados por la policía marroquí  durante la visita de de Ross, como denunció la Asociación Canaria de Solidaridad con el Pueblo Saharaui. Por su parte, la Federación Estatal de Instituciones Solidarias con el Sahara ha informado que en estos años de represión marroquí han desaparecido más de 500 personas (saharauis) y que 72 se encuentran encarcelados, a cadena perpetua.



Me supongo que ahora España, que se ha retirado de la obligatoriedad de desarrollar lo que se llama Justicia Universal, para no quedar mal con países amigos y con los que mantiene intereses y  que son famosos por no respetar los Derechos Humanos, hará la vista gorda en cuestiones como el genocidio y maltrato a los saharauis, la represión china en el Tibet, los espionajes y canalladas que cometen los norteamericanos en cualquier parte del mundo, etc. etc.

Tampoco llego a entender como un representante del PP en Canarias “se alegre” porque los norteamericanos  quieren instalar una de sus bases agresivas en La Palma. Bueno, ya tuvieron allí la Estación Hidrofónica de Puerto Naos (Los Llanos de Aridane) , que dicen que era “científica” pero que estaba gobernada por el coronel Peter Green, de las Fuerzas Armadas de USA. Aquello no era sino una pantalla para espiar a la URSS y los movimientos de sus submarinos por el Atlántico. Era la afamada “guerra fría”.
 

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