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domingo, 9 de febrero de 2014

FEDERICO GARCÍA LORCA EN EL URUGUAY

FEDERICO GARCÍA LORCA EN EL URUGUAY
DARI MENDIONDO BIDART

Hace ocho décadas, un tórrido enero de 1934, a los 36 años, arribaba al puerto de Montevideo el poeta español, ya en esos años renombrado autor de poemas y obras de teatro abarcativas de nóminas temáticas que iban de lo costumbrista a lo trágico, de la comedia al drama.

Nacido en Granada, España, junto a Manuel de Falla descuellan organizando juntos el Primer Concurso de “Cante Jondo”; cultivó amistades con Salvador Dalí, Alberti, Machado, Luis Buñuel y el entrañable Pablo Neruda entre otros. Formó parte en España, de una generación de intelectuales que buscaba salir de las tinieblas de un oscurantismo caduco y agonizante.

En sus entrañas se sentía el espíritu de Cádiz de 1812, del “Viva la Pepa”, así como las ansias de rebelión de las comunidades del SXVI: de la primera República caída en 1874. España despertaba: luchadores de la tierra, los postergados de las grandes urbes, las jóvenes generaciones, buscaban una nueva identidad y ella se expresaría en la decisión del pueblo español de inclinarse en el referéndum de 1931 por la República en vez de la agónica monarquía de Alfonso XIII.

Federico, entusiasmado por los cambios, se lanza a formar el grupo teatral La Barraca, junto a la eximia Margarita Xirgú, para llevar el teatro al pueblo, las aldeas, las villas, a la grey estudiantil, a los desamparados por el poder feudal y arrogante de la aristocrática monarquía.

Todo en él era desborde de creación, iniciativa que buscaba llevar más allá de fronteras, y así viaja a Nueva York, a Cuba y así lo tuvimos en el Río de la Plata, alternando Montevideo con Buenos Aires, y viceversa. En Montevideo se hospeda en el Hotel Carrasco, donde escribe capítulos de Yerma, luego la estrenará en Buenos Aires.

Cultiva amistad con intelectuales uruguayos, entre ellos Emilio Oribe y Enrique Amorím, quien era eximio cultor de la cinematografía. En el chalet Las Nubes (hoy museo nacional) se encuentra el film “Galería de escritores y artistas” que abarca los años 1928 a 1959, donde hay imágenes filmadas de García Lorca, se dice que son las únicas.

La estadía de García Lorca abarca dos semanas, coincidiendo con el Carnaval montevideano, donde celebró, festejó y vivió intensamente, como refiere Ruben Loza Aguerrebere: “El mar y la música importaban mucho a García Lorca; así lo confiesa él mismo. Como les dice que ha sacado “Bodas de sangre” de Bach. Estas son sus palabras: “Ese tercer acto, eso de la luna, eso del bosque, eso de la muerte rondando, todo eso estaba en la Cantata de Bach, que yo tenía”. Y agrega: “Donde trabajo tiene que haber música”.

Inspirado en su poema Llanto por Ignacio Sánchez Mejías (corneado por un toro que lo llevó a la muerte) a las cinco de la tarde, un 9 de julio Ruben Castillo por radio -en pleno golpe de Estado y a días de iniciada la Huelga General resuelta por la CNT- repetía “y fue a las cinco de la tarde”.

La lucha épica de la República Española acuñó en el pueblo uruguayo una acción solidaria, amplia y profunda; así, surgieron en Uruguay los comités de solidaridad con España en varios departamentos, los más movilizados se ubicaron en Montevideo y Salto, donde descolló la presencia y el activismo de Enrique Amorim, acaudalado terrateniente amigo de García Lorca, y también Rafael Alberti, Antonio Machado, Pablo Picasso, Pablo Neruda, Jorge Amado, Aníbal Ponce, Vallejo, y contemporáneo de Hemingway, quien impactara al mundo con su novela “Por quién doblan las campanas”.

Amorim, pese a su origen social alto, burgués, fue un militante por las ideas del comunismo, fue un literato destacadísimo, un impulsor de la cultura, de marcada identidad con las causas de la libertad y la igualdad, sus obras están impregnadas de realismo social, de comprensión y amor hacia los humildes, los desposeídos. Fue, es y será una gloria de su Salto querido en particular, pero también de la República Oriental del Uruguay en general.

Su casa “Las Nubes” fue cobijo de Nicolás Guillén, emigrado y perseguido por la dictadura de Machado en Cuba; en “Las Nubes” se cultivó arte, poesía, música, cine, cultura de la mejor, comprometida con sus ideas de avanzada. Se homenajeó a Horacio Quiroga en su Salto querido, y Federico García Lorca cuenta hoy en esa ciudad con un monumento recordatorio, que se inauguró en 1956, durante la intendencia del Arq. Armando Barbieri.

En la costanera del Río Uruguay, el pueblo de esa litoraleña ciudad tiene grabado en el frontón lítico versos del poema de Antonio Machado “El crimen fue en Granada”:

Labrad, amigos, / de piedra y sueño, / en el Alhambra, un túmulo al poeta, / sobre una fuente donde llore el agua, y eternamente diga: /el crimen fue en Granada, / ¡en su Granada!

80 años, ocho décadas; una sonrisa de muchacho jovial, alegre y espontáneo se colgó en las aires húmedos de un Montevideo generoso, solidario, abierto como su río a amar a los hombres, las causas justas; así recibió a Federico García Lorca del 30 de enero al 15 de febrero; con los brazos abiertos en andas de una intelectualidad despierta y ávida de buen teatro, mejor música y aún mejores poetas.

Montevideo en su nomenclátor homenajea a Federico García Lorca con una calle en el coqueto e histórico Prado, al lado de la Plaza Margarita Xirgú, detrás del también histórico Liceo Bauzá.

García Lorca se fue; lo asesinaron en Víznar, a las 5 de la tarde; una lágrima de dolor y sangre se derramó por el mundo; será su inseparable amiga Margarita Xirgú quien se radicará en Uruguay como actriz de nuestra Comedia Nacional, y luego su directora, quien en su intensa trayectoria llevará de la mano a ese poeta con alma de niño y corazón de pájaro, mensajero de ideas, que lo llevarán a ser el Mio Cid Campeador de la sufrida y degollada república.

¡Honor y gloria! a los caídos por la libertad, por el amor de la humanidad; ¡honor y gloria! A los intelectuales de la pluma y la hidalguía de los principios de libertad, igualdad y fraternidad.

 


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